Bienvenidos
Espero que les gusten las historias.
Dejen su marca una vez leidas.
miércoles, marzo 20, 2013
Capítulo 22: ¿Me haces Feliz?
Son aproximadamente las 4 de la madrugada, y Gustavo nunca ha logrado resolver su insomnio. Mientras por su cabeza pasa la idea de encender el televisor o la computadora. Mientras lo hace, quita de su cuerpo aquella sábana que le tiene prisionero desde hace un par de horas. Su estómago se estremece pidiendo un bocadillo. Si bien se decide por la computadora, Gustavo la enciende y mientras esta carga los programas, se dirige hacia la cocina – A esa hora nadie debe estar despierto, salvo algún peón que se ha levantado para hacer la guardia – camina a torso desnudo por medio de los pasillos oscuros. En sus manos lleva su celular, el cual le sirve para dar los pasos gracias a una pequeña linterna incorporada. Una vez al lado del refrigerador lo abre y saca unos envases plásticos y los coloca en el microondas para luego sentarse en la mesa de diario. Desde ahí aprecia el control remoto del televisor, por lo que lo enciende y coloca el canal de las noticias local. A esa hora solo pasan videos musicales de hace dos veranos atrás. Mientras come, y con todo el resto de la casa a oscuras, logra percibir algunos pasos por el corredor externo, por lo que levanta su vista, aprecia una silueta ancha y con una luz en sus manos. Por lo que decide tomar su celular y marcar un par de números. Si suena en el exterior lo pasará por alto, pero si no lo es debe ser algún pillo que anda buscando algo para robar, lo cual se hace bastante común en esa fecha del año.
Al presionar el último número y escuchar el tono de llamado, afuera se escucha una melodía conocida por Gustavo. Es Antonio, quien contesta con una pequeña carraspera en la garganta.
-Gustavo ¿Pasa algo? – dice Antonio aclarando su garganta.
-Ridículo, me asustaste. Creí que se habían metido a robar – establece Gustavo con una voz más aliviada al escuchar hablar a Antonio – ¿Qué haces en pie a esta hora?
-Mi trabajo, estoy de guardia y me ha tocado el turno a mí, ¿tú donde estás? – pregunta Antonio moviendo la cabeza de un costado a otro en busca del interlocutor.
Gustavo se pone de pie y se dirige hacia la puerta de la cocina que da hacia el exterior. Desde ese punto le lanza un pequeño silbido a Antonio, quien se da vuelta y se dirige hacia su patrón a paso firme. En su pensamiento cree que algo grave a pasado, pero para fortuna de él, Gustavo lo Invita a pasar un momento a la cocina. Mientras le ofrece un poco de su propia comida, Antonio se despeja de su chaleco que lleva puesto. Los ojos de su patrón se quedan fijos en su celular. Trata de apagarlo para que no los interrumpan las alarmas que tiene puesta a esa hora. Una vez finalizada esa acción, comienza a entablar una conversación a la luz de la televisión que aún se mantiene encendida. Si bien hace calor Antonio se prepara un té de hojas para refrescar su garganta y le agrega un poco de miel. Según él para evitar el “resfriado de verano”. Por lo que Gustavo también se apunta con un tazón.
Mientras charlan, Antonio trata de escarbar un poco en la vida personal de su patrón, a lo que Gustavo responde con claridad y haciéndole preguntas un poco mas generales. Si bien ya sabe cual es su intención, aún no ha dejado preparado a Antonio para escuchar lo que desea, por lo que sencillamente decide cambiar el tono de la conversa. La dirige hacia el futuro, Gustavo le pregunta por sus sueños. Si bien Antonio tiene un título técnico le gustaría progresar un poco más y tener un cartón universitario. Si bien se decide por la ingeniería, solo ha optado por el plan común en una universidad de la región, para luego decidir bien su futuro. Todo esto pasa por lo intelectual, también pasa por el tema económico. Ha solicitado un crédito al estado para seguir sus estudios. Una vez ya en clases deberá seguir trabajando para poder costear la estadía en la ciudad. Si bien Gustavo le presta toda la atención a su voz, le pide que se detenga un momento para poder ir a su habitación a buscar su computadora portátil y unas cosas más.
Mientras Gustavo se dirige a su habitación, Antonio se dirige a la puerta de la cocina para observar detenidamente el campo para saber si existe algún indicio de actividad. En la habitación, Gustavo saca desde su velador una pequeña cajita, la acomoda sobre su computadora y se dirige hacia la cocina mientras teclea algunas direcciones. Al colocarle sobre la mesa sigue ensimismado, abriendo y cerrando pestañas en el navegador de Internet. Antonio lo ve como ágilmente mueve los dedos y se queda un momento pensando para luego seguir en lo suyo. Al observarlo tan concentrado lo interrumpe con un aclaramiento de su garganta. Gustavo le hace un gesto con la mano llamándolo e indicándole que se sentara a su lado. Mientras sigue tecleando le pide que abra la cajita y que prepare una “cosita poca”. Gran es la sorpresa de Antonio al percatarse de que en esa caja tan común e inocente se encontraba la ilegalidad. Son unos papelillos de arroz y un poco de marihuana.
-Gustavo, ¿Desde cuándo tienes esto acá, desde cuándo fumas? – dice Antonio perspicaz al tener el contenido en sus manos.
-Desde hace mucho tiempo, si bien la usaba como inductor del apetito, ahora le uso como inductor del sueño – establece sin quitar la mirada del computador – si quieres te puedes llevar un poco, total en esta zona eso se pierde.
-¿Y cómo la has conseguido?
-Digamos que tengo mis influencias, las cuales no son pocas y varias de ellas me deben varios favores. Pero eso es harina de otro costal – establece dirigiendo si mirada inquisidora hacia las manos de Antonio – Por lo visto te manejas bien haciendo esos pitos, me los podrías dejar todos hechos para después – dice riendo.
-Claro, claro no hay problema, en hacer esto no me demoro nada – mientas lame el pegamento del segundo cigarrillo de hierba.
-Antonio, la verdad no todos son para mi, algunos son para Mercedes – dice en un tomo mas serio – Ella no solo anda de vacaciones visitando a su hijo, también se ha ido a hacer unos exámenes a la capital. Es más, está en mi departamento en estos momentos. El otro día me ha llamado para decirme que su temor se ha vuelto realidad.
-¿A qué te refieres?
- Me refiero a que la “Meche” tiene cáncer y esto le ayuda a disminuir su dolor y su angustia. Y es por esa misma razón que ando buscando a una persona que se haga cargo de este campo. Yo no puedo, debo administrar la otra empresa en la capital y simplemente no me queda tiempo para esto.
-Entiendo, pero ¿por qué no lo vendes?
-Por la sencilla razón de que me moriría yo también. Este campo, esta tierra son mi conexión a la realidad, mi válvula de escape a mis problemas de allá de la capital. Es por esa razón que no puedo vender – dice mientras toma uno de los pitos de marihuana y lo enciende dando una gran bocanada, para luego exhalar el humo de sus pulmones – y por lo mismo había pensado en prepararte a ti para que dirigieras estas tierras – el rostro de impresión de Antonio se vuelve cada vez mas grande, por lo que le quita el pito de hierba y le propina una calada onda, sin dejar salir mucho el humo. Mientras pasan unos pocos segundos se lo devuelve sosteniéndole solo de la punta – No te impresiones demasiado, primero deberás estudiar y te irás junto a mi a la capital. Mientras tanto este campo quedará en manos de Mercedes y Tomás, su hijo. Una vez que hayas terminado tus estudios te podrás hacer cargo solo de estas tierras.
-La verdad Gustavo, me siento impresionado por todo lo que me estás diciendo, si bien me encantaría hacerme cargo, simplemente no puedo costear tantas cosas. Me es imposible, además mis padres tampoco son un gran apoyo en ese sentido, por el contrario, yo soy el sustento de ellos.
-Nadie ha dicho que dejarás de trabajar, por el contrario seguirás trabajando, pero con la diferencia de que será en otro lugar. Y respecto al pago de los estudios... tómalo como un préstamo, como un crédito... y respecto al cambio de universidad, recuerdas que te dije mis contactos... bueno los usaré.
Para Antonio esta oportunidad en su vida no se le había presentado nunca, no la dejaría escapar. En su mente comienzan a surgir nuevas ideas, nuevos horizontes, más aún ayudado por la hierba que ha consumido. De pronto comienza a reír sin razón aparente. Gustavo no se queda atrás por lo que lanza una carcajada que trata de disimular mientras tapa su boca con una de sus manos con la otra apaga el computador al momento de ponerse de pie. A su vez, Antonio se percata de esta acción, comienza a guardar los cigarrillos en la caja de madera mientras también se pone de pie, en una clara señal de haber terminado el entretiempo de su guardia nocturna, por lo que se la entrega a Gustavo, éste se la recibe con una de sus manos y con la otra lo arrastra hacia él y dirigiéndolo rápidamente a su habitación para luego, empujarlo en su cama, despojándolo solo de sus zapatos. Gustavo se acurruca justo a su costado. Mientras con uno de sus dedos acaricia el mentón de Antonio le dice: “No me creas un caliente, todo a su tiempo. Por otro lado también puedes traer a César a la capital, se nota que te quiere, además, tampoco le faltaría el respeto, soy un caballero. Ahora duérmete” establece con un tono paternal y se da vueltas para coger su espacio en la cama y poder conciliar el sueño. Antonio realmente no logra creer lo que sucede y piensa: “¿Me hace feliz esta situación?” pero rápidamente la respiración de Gustavo logra hipnotizarlo y hacerle caer en un sueño profundo.
martes, marzo 19, 2013
Capítulo 21: Anhelando un alma perfecta.
Si bien Gustavo ha podido llevar a cabo su proyecto, aquél de oficinas y conjuntos habitacionales, ha logrado reunir a todos quienes alguna vez fueron parte fundamental en su vida. Al pasar por toda esa situación tan estresante para él en la parte emocional, Gustavo ha decidido dejar de lado tanta entrevista y reuniones con los ingenieros del proyecto. Por este motivo se retira de las canchas (como él le llama a la industria). Por lo que decide pasar nuevamente una temporada en el campo. Si bien Mercedes es su ama de llaves y su primera colaboradora en los negocios, ella se encuentra de vacaciones, su hijo la ha invitado a la gran ciudad. Por lo que Gustavo se ve en la obligación de arreglárselas solo en aquel espacio tan natural.
Si bien el resto de los empleados no tiene mayor desdeño en cumplir sus órdenes, ellos se encuentran reacios a su presencia en esas tierras llenas de verde. Creen que es una persona amargada y repulsiva. Que no es de fiar, y lo que es peor: creen que por ser homosexual les puede contagiar alguna lacra. Pero no todos piensan lo mismo. Antonio, un hombre apuesto le parece interesante. Lo ve cada vez que sale a caminar por el bosque. O en busca de alguno de los percherones que Gustavo tiene en los establos. Si bien no se dirigen demasiado la palabra, más que para un: “Buenos días patrón” o un “Hasta luego patrón” a Gustavo le simpatiza Antonio. Si bien es nacido en la zona, no tiene el mismo acento que el resto de los hombres que trabaja en las tierras. Además no pasa escuchando la típica música mexicana que escucha su ascendencia. Por el contrario, le molesta. Antonio escucha música con los audífonos puestos, a un volumen que a cualquier otro podría dejar sordo o con un grave daño en sus oídos. Pero a él no le interesa eso, solo escucha música alternativa, música rock sinfónica. Esto último es lo que le llama la atención a Gustavo, los acordes y sinfonías de esa música estridente para el oído de cualquier otra persona le cae bien. Recuerda cuando era más pequeño y cantaba en el coro del colegio. Si bien no tenía una voz de pito, podía alcanzar tonos muy bajos, los cuales a su profesora hacia sacar todo su interés. Ella creía que alguna vez Gustavo podría llegar a ser un gran cantautor. Si esto último a Gustavo le causaba gracia, nunca aprendió más allá de lo que era una cuarta o una octava de su tono, ya que para él, el cantar era solo un hobby.
Una tarde de verano, alrededor de la una de la tarde Gustavo ha vuelto del pueblo en la camioneta blanca. Es una cuatro por cuatro con todos los lujos que puede tener (hasta GPS). En la parte posterior trae mercadería suficiente para no volver a ir al pueblo por cuatro o cinco semanas más. Si bien dentro de la cabina la temperatura es agradable por el aire acondicionado, afuera el calor es asqueroso. Apenas abre la puerta para llamar a los empleados siente como comienza a sudar, por lo que rápidamente se saca la camisa a cuadros que lleva puesta. Para protegerse de la radiación en su rostro toma una chupalla y la acomoda en su cabeza. Ágilmente comienza a dar ordenes de que descargar con mayor cuidado y que no. De reojo ve como se acerca Antonio para ofrecer si ayuda, sin no antes quedarlo mirando con la boca semiabierta y lanzando un suspiro. Si bien casi nadie lo nota, Gustavo se da cuenta de esta acción, aprecia los movimientos oculares de Antonio. Sus ojos se centran en sus pectorales tonificados, su abdomen marcado y sus oblicuos perfectos. Para cualquier mujer esto sería un adonis en vida, pero para su dueño es el fruto de hacer una buena cantidad de ejercicio todos los días.
Gustavo entrega las órdenes a sus peones, mas Antonio aún embobado no capta con claridad la voz de su patrón por lo que decide quitar los audífonos de sus oídos. Al realizar esta acción tan sencilla, Gustavo toma ventaja y le ordena sacar las bolsas que se encuentran al interior de la cabina anterior de la camioneta y llevarlas a su habitación. Si bien, Antonio reacciona unos segundos más tarde contesta como es de costumbre: “Si patrón, a su orden” y parte rápidamente a ejecutar la acción comandada por el dueño de todas esas tierras.
Al ingresar a la casa, Gustavo es sorprendido por una de sus empleadas quien le trae una bandeja con un jarro con agua y cáscaras de naranja en su interior. El dueño, agradece si gesto y de una sola vez bebe casi el litro de agua fría ofrecida, el resto del agua lo usa para echárselo a una planta que se encuentra cerca de él, para luego seguir camino a su habitación. Al entrar en ella, sorprende a Antonio ordenando las bolsas sobre la cama. Si bien Antonio no se ha percatado de la presencia de Gustavo, este cierra la puerta y se acerca rápidamente y desconecta de un tirón los audífonos del reproductor que Antonio trae en su bolsillo. Esto desata la petrificación de su ser, cree que lo despedirán, que lo dejarán de patas en la calle, por lo que implora de inmediato palabras de disculpas. A lo que Gustavo responde con un “Cálmate, cálmate por favor, no te voy a despedir, solo te quería preguntar como se llama el grupo que estabas escuchando el otro día” a lo que Antonio responde temerosamente con un “El grupo se llama Nightwish, es Metal sinfónico” Si bien Gustavo asienta con la cabeza no saca si mirada de los ojos de Antonio, por lo que éste retrocede unos pasos introduciendo una de sus manos en el bolsillo en donde lleva el reproductor y ofreciéndoselo a Gustavo, quien gustoso lo recibe estirando uno de sus brazos marcados y abriendo la palma de su mano recibiendo el aparato, no sin antes observar la reacción de Antonio al tocar con sus dedos largos y suave la piel blanca la mano de quien le ofrece el artilugio electrónico. A lo que rápidamente Antonio baja su mirada enfocándola en la hebilla del pantalón de su patrón.
-Podrías dejar de decirme patrón y llamarme por mi nombre – dice Gustavo observando el aparato en sus manos.
-Peso patrón, la señora Mercedes me han dicho que siempre lo trate con respeto – responde Antonio bajando más aún la mirada.
-Lo entiendo, pero no es una sugerencia, es una orden, además el que me trates por mi nombre no hará que me faltes el respeto, o es que ¿acaso me equivoco? Por otro lado, casi tenemos la misma edad ¿o me he vuelto a equivocar? – repara Gustavo dirigiéndose hacia el escritorio en el cual tiene su computador portátil.
-Si es una orden suya si puedo pues don Gustavo.
-Don no, solo Gustavo.
Luego de observar la música que Antonio posee, Gustavo le devuelve el reproductor y le pide que se retire, por lo que Antonio se dirige raudo hacia la puerta. Antes de salir, Gustavo le vuelve a recordar que desde ahora solo de debe llamar por su nombre y le pide que se lleve una de las bolsas que se encuentra sobre la cama.
-Esa Bolsa es para ti Antonio, ábrela cuando estés solo – dice Gustavo sin si quiera levantar un solo hueso de su asiento.
-Gracias Gustavo, pero no tuvo para que molestarse – establece con una voz temblorosa.
-Tómalo como uno de tantos regalos más “Toño”... – replica Gustavo – ¿te molesta que te diga de esa manera?
-No, no Gustavo, para nada – dice retirándose definitivamente de la habitación.
Ya es de noche y Antonio no haya la hora de que se encuentre completamente solo para abrir la bolsa que su patrón Gustavo le ha obsequiado. Es una bolsa plástica color violeta, se encuentra sellada, en su interior Antonio se encuentra con una tarjeta, al abrirla se encuentra con un “Feliz Cumpleaños, espero que disfrutes tu regalo. Lamento no haber encontrado nada mejor” emocionado, Antonio abre el envoltorio de papel que se encuentra al costado de la tarjera. Cuidadosamente retira cada una de las cintas adhesivas que lo cubre. Una vez finalizado ese rito, procura observar detenidamente: es un celular de última generación, capaz de almacenar más de 1 terabyte de información. Desde simples imágenes hasta películas completas. En la misma bolsa se encuentra con unos audífonos inalámbricos y otra caja más. Es un disco del grupo que le ha mencionado a Gustavo. Si bien solo había descargado algunos temas, le sorprende tener un disco original en sus manos. Esto definitivamente le alegra lo que le queda del día, pero le llama la atención de que su patrón se haya comportado de esa manera. Sin embargo lo inunda otra duda más ¿qué será de César? ¿Cuál es la razón de no haber recibido alguna carta o llamado para su propio cumpleaños?
miércoles, enero 23, 2013
Vida 20: Bueno, sigo siendo yo... 2
No seré la gran cosa,
No seré deportista ni nada
No tendré el gran físico
Puedo tener mi rollo regalón
Puedo ser un gruñón,
Pero aún así podría ser quién te cuide y proteja,
Pero no te darás cuenta hasta que leas esto,
Pero aún así no te fijarás en mí,
Ya que cuando lo hagas,
Ya será demasiado tarde.
martes, enero 22, 2013
Vida 19: Bueno, sigo siendo yo.
Tal como lo dije sigo siendo yo. Hace un rato me pelaron el cable porque escribía cosas en mi muro de Facebook. Cosas que para el resto al parecer son demasiado “Fuertes” bueno... a lo que pensé: ¿si le molesta tanto, porqué no me elimina? Pero bueno ¿qué más se puede hacer con eso? Solo ignorar, fue en ese momento cuando me dieron ganas de escribir escuchando a un nuevo artista chileno, ni tan nuevo, pero se está dando a conocer. Su nombre de artista es GEPE, simplemente me gusta. Mientras suena la música pienso:
Hay cosas que uno se guarda y cree que solo a uno le pasa, por ejemplo:
- Aún me da cosa cuando me dicen: me cuida el lado por favor, y no llegan nunca
- Hay veces que me saco los mocos y los hago bolita para dejarlos caer,
- Aun voy al refrigerador 100 veces al día para ver que no hay nada nuevo,
- Cada vez que llego cagado de calor me sigo empelotando,
- Aun veo pornografía y aun me masturbo,
- Aun tengo fantasías eróticas con estrellas de la TV
- Me sigo lavando las manos después de fumar y sé que me va a saludar mi papá,
- Me sigue dando cosa que mi familia me vea con unos copetes de más,
- Ya no me levanto a contestar el teléfono de la casa,
- Sigo tirándome pedos en la cama, y los sigo sabaneando cuando estoy solo
- Cuando estoy solo cago con la puerta del baño abierta
- Cuando no hay nadie pongo la música a todo volumen (tal como ahora)
- He escrito varias cosas que a los demás les puede causar indignación, pero a otros los ha excitado, me refiero a relatos homoeróticos, y también me han dicho: me masturbé con el relato, a lo que les respondo: usar la imaginación es lo mejor, además esa era la idea del relato, es decir causar una sensación en quién te lee, en este caso excitación y placer.
- Aun hay mujeres que me encuentran atractivo y no se dan cuenta de la “realidad”.
- Una vez me “enamoré” del novio de una amiga
- Ha de confesar, he cumplido varias de mis fantasías sexuales, pero ahora se me ocurren más jajá
- Debo mencionarlo, me sigo preocupando por mis amigos que están lejos, pero los hijos de su madre son mas ingratos que la cresta cuando uno les habla ¬¬
- Hace mucho tiempo que no voy al cementerio,
- Solo tú me viste botar un par de lagrimas hace poco, gracias por soportarme.
- Si fuera por mí, le pagaría a alguien para que hiciera aseo en la casa
- Me carga tender la ropa
Me voy a fumar un pucho y vuelvo…
En fin después sigo chauss
domingo, diciembre 16, 2012
Vida 18: Bueno son solo letras
He conocido a mucha gente desde que ya no estamos juntos, pero al parecer tu has sido el único que ha logrado establecer algo serio con tus novios, de eso me he dado cuenta, como también me he dado cuenta de que no te gusta estar solo... eso sólo tú lo sabes mejor que yo. También me he dado cuenta de otras cosas, como por ejemplo: es verdad lo que te dije alguna vez de manera despechada y orgullosa, pero con mucha “sabiduría”: “no lograrás encontrar a nadie como yo” al igual que yo no he logrado encontrar a nadie como tú. Pero me llama la atención otra cosa más, los coqueteos se siguen manteniendo en el tiempo, el hecho de lucirse, de mostrarse se hace intenso, pero es solo evidente para ambos, el resto da un carajo, todo logra desaparecer. Increíblemente creemos que eso, aunque es demasiado evidente nuestro rostro y cara de estúpidos.
Suena complejo, pero es algo tan evidente, tan sencillo y tan fácil de entender... sigues siendo el único capaz de moverme el piso y sigo siendo el único capaz de hacer lo mismo. Pueden pasar las parejas, novios o pololos, jurarles el amor eterno y para toda la vida, pero me es imposible sacarte de mi memoria. Todas aquellas personas con las que he estado las he tratado de comparar contigo... pero eso es imposible, ¡nada ni nadie se puede comparar a ti! Y justamente eso es lo más terrible de esta situación, te sigo buscando en otras personas, mas nada de encontrarles, eso jamás ya que como lo dije, no te comparas a nadie. Pero algo se soberbio me queda y eso bien lo sabes, a ti te pasa lo mismo.
Cada vez que nos vemos, por más que nos hagamos los tontos, sabemos muy bien que nos ponemos nerviosos, nos transpiran las manos, tratamos de evitar mirar, de no tomar el celular para llamar y gritar, pero eso es imposible, terminamos riendo de nerviosos, olvidando al resto y actuando como las primeras veces en la cual nos estábamos conociendo, es decir como estúpidos.
¿Algo más que agregar? Pues si, tus amigos me siguen odiando jajaja.
Bueno son solo letras, dudo mucho que llegues a leer esto, pues tu vida ya ha seguido adelante. Que estés bien chancho y sigue progresando y nunca lo olvides...
lunes, noviembre 26, 2012
Vida 17: Una Linda Experiencia.
Mientras acaricia el rostro de su hijo, un joven apuesto, en plena adolescencia escucha los argumentos que él le da para poder asistir a aquel paseo de fin de año junto con sus compañeros de colegio al sur del país. Si bien Óscar confía en su hijo, hay veces en la cual se pone bastante aprensivo con él, sobre todo si se trata de responsabilidades.
Al igual que todo padre soltero, no desea que nada le ocurra a su hijo. Por lo que decide llamar directamente a los organizadores de aquel paseo, es decir a la directiva del curso para asegurar de que nada va a faltar.
Ya han pasado los días y Óscar ha ido a dejar a su hijo a las puertas del colegio, la directiva del curso ha contratado un bus especial para el traslado de los adolescentes. Justo antes de subir Óscar se despide con un cariñoso y afectuoso beso de su regalón. Si bien todos los adolescentes evitan las demostraciones amorosas con sus padres, él es diferente, nunca se ha avergonzado de su padre, ni mucho menos de las demostraciones de cariño, bueno, eso solo lo saben sus compañeros más cercanos, en tanto el resto de sus compañeros lo molestan al ingresar al bus.
Rumbo a casa, Óscar recibe una llamada a su celular. Uno de sus clientes le llama para hacer algunas acotaciones respecto a los productos y servicios que él ofrece a través de su página Web. Si bien la solución era bastante sencilla, decide pasar a la su oficina que queda a unas pocas cuadras de su hogar. Al ingresar, puede sentir ese olor característico: a café y tabaco.
Luego de asegurar que las facturas han sido enviadas hace un pequeño paso por las redes sociales. Revisa las imágenes de su perfil y se da cuenta de lo antiguas que algunas de ellas son. El nacimiento de sus mascotas, primer día de clases de su hijo, viajes al extranjero, la entrega de las llaves de su automóvil, entre otras tantas. Si bien en algún momento de arrebato decidió eliminar todas las fotografías de su ex, olvidó una. Es una imagen en la cual ambos salen afeitándose en el baño y su pequeño hijo les imita con una maquina de afeitar de juguete. Eso desata en Óscar una bataola de pensamientos.
Al tomar la decisión correcta, ha elegido a su familia, de lo contrario no estaría viviendo con su hijo en este momento, mientras que su ex se encuentra a más de diez mil kilómetros de distancia al otro lado del mundo y seguramente ya se encuentra establecido con alguien más.
Si bien es natural tener un poco de nostalgia decide mantener la imagen en sus archivos, prefiere recordarlo como una linda experiencia de vida.
Mientras rascar su barba siente la vibración en uno de sus bolsillos lo traen nuevamente a la realidad. Su celular se ilumina, es su hijo:
-¿Aló, papá, vas a estar bien? – se escucha por el auricular.
-Si hijo, tu tranquilo y pásala bien en tu paseo. – responde Óscar mientras apagan el computador.
-Está bien. Aprovecha de salir con Carlos, se nota que es un buen chico para ti y aprovecha estos días para que tengas tu luna de miel – responde riéndose a carcajadas.
-Más respeto, aún soy tu padre, eso que no se te olvide... tampoco que se te olvide que eres mi hijo y siempre te voy a amar – dice Óscar colgando la llamada.
viernes, octubre 26, 2012
Vida 16: Figuras en el techo
Echado en la cama. Mirando al techo y buscando esa forma que vio hace un rato
Mientas la música suena en el primer piso, de la casa de sus padres, Osvaldo yace echado en la cama de 2 plazas mirando el techo buscando la forma que vio hace un momento atrás. A su lado se encuentra ese aparato que lo acerca al mundo informático. Su computadora, ya es vieja y cuenta con el presupuesto para comprar una nueva, pero Osvaldo prefiere mantenerla hasta que sucumba sola. De pronto el sonido característico de la red social alerta a su oído. Alguien ha comentado una publicación. Resulta ser su primer gran amor… ¿curiosa situación o simple coincidencia? Al revisar el comentario lee: “Me Gusta” inevitablemente lanza una sonrisa que le hace recordar el pasado, aquel primer amor. Ese amor que se juraron sería para toda la vida… mas, ¿qué ha pasado? Esa relación se ha terminado hace más de una década, pero es inevitable recordar todo lo bueno y malo. Mirar atrás y ver como no todo era color de rosas ni tan oscuro como se creyó alguna vez. Pero, a pesar de que ya es pasado y varias otras parejas ha tenido Osvaldo, le es inevitable estar solo.
“Es tu temperamento; es tu carácter; tu personalidad, eres poco demostrativo, eres desagradable, eres cinco, antipático, pesado, burlesco y mandón” son solo alguno de los calificativos que le han ducho sus parejas al momento de terminar. Eso Osvaldo lo tiene asumido y ha aprendido a vivir con ello, pero le cuesta entender porqué siempre se quedaban con el vaso medio vacío.
Mientras encuentra otra figura en el techo, Osvaldo comienza el transe para quedarse dormido, cuando siente que algo brinca sobre la cama y comienza a saltar justo a su lado. Con los ojos cerrados reconoce el olor que emane de casa salto. Es su sobrina, quien lo viene a buscar ir a realizar unas compras al supermercado.
Ya camino al supermercado, Osvaldo ve cómo su hermosa sobrina Esmeralda señala cada auto que pasa en sentido contrario. Al llegar y bajar en el estacionamiento, Esmeralda lo toma de la mano de forma instintiva, inmediatamente Osvaldo la sube en sus brazos para no perderla mientras caminan por los pasillos buscando los productos solicitados por su cuñada, de pronto su teléfono celular suena, es su hermano Carlos (padre de Esmeralda) le llama para hace algunos alcances respecto a las compras.
Al llegar a casa con las compras ya hechas, Esmeralda corre dónde sus padres irradiando sonrisas y carcajadas de felicidad mientras les grita que su tío ha salvado a un cachorro de ser atropellado en la vía pública. Metros más atrás Carlos, su mujer y Esmeralda miran a Osvaldo bajar algunas de las bolsas con la mercadería en una se sus manos. En la otra mano trae al cachorro que ha rescatado de la muerte. Mientras se acerca hacia la familia les queda mirando y lanza una sonrisa diciendo: “Lo siento, pero tenemos nuevo integrante en la familia. Se llamará Troll, el conchudo se acaba de mear en el asiento de tú auto… ah, y no le digas nada a Esmeralda. Fue idea mía el traer el perro a casa”
jueves, agosto 30, 2012
Vida 15: Emocional Radical
Ha de confesar que miro hacia atrás y pienso: ¿Qué hubiera sido de mi contigo a mi lado? Bueno, la verdad lo desconozco, pero me traslado al presente y me repito: has madurado tanto que da miedo acercarse a ti.
Fuiste emocional, yo racional, parecía una mezcla perfecta e incluso carnal, mas la perfección para nosotros los humanos no existe. Por lo menos, para mi, no. Bueno, bueno, eso es lo malo de ser racional y radical. O es o no es la huevada…
Me da risa, nostalgia, pena y alegría el recordar todos los mensajes que creí haber eliminado y de la nada aparecen en esta fecha.
La sobrevaloración de la persona me jugó una mala pasada… también a ti. Llantos, engaños, desilusiones y desamores se han visto enredados entre las paredes de mi cerebro. Pero de eso tú no sabes nada… o por lo menos eso prefiero creer.
jueves, junio 02, 2011
Capítulo 20: Estrado.
Mientras esperaba a que llegaran el resto de los invitados, en su cabeza daban vueltas los recuerdos que había vivido en la cena pasada. Es más, le excitaban aquellos recuerdos. Fue en ese momento cuando uno de los invitados se acerca a saludarlo. Gustavo al levantar la mirada se da cuenta que es Andrés. Es en ese instante cuando confirma que ha vuelto de Europa. Andrés se encuentra acompañado por un muchacho de piel blanca, quijada cuadrada, hombros anchos y le sobrepasa en estatura por varios centímetros. Este joven resulta ser su pareja a quién ha conocido en el viejo continente. La impresión de Gustavo es gigante al ser uno de los invitados menos esperado. Un sonido gutural sale de su garganta y trata de saluda como a uno más de los asistentes a la gala de su nuevo proyecto inmobiliario (un edificio para privados, el cual contempla un barrio residencial y otro empresarial) Al estirar su brazo siente como comienzan los espasmos en su mano. Andrés es el último en darse cuenta al tener sus ojos clavados en los de su ex pareja. No así Philippe, quien observa como ambos tiritan. Andrés muere por abrazar a Gustavo, pero sabe que no puede y no debe, mas Gustavo si lo hace. De un tirón lo acerca hacia él. Es en ese momento cuando ambos pechos se juntan y cada uno vuelve a sentir los latidos del otro.
El tiempo es más de lo esperado y el resto de los invitados comienzan a acercarse más y más para saludar a Gustavo, acompañado de un aclaramiento de garganta de Philippe ambos se separan. Para pasar el pequeño inconveniente, Gustavo se desentiende y saluda muy rápidamente a Philippe con fuerte apretón de manos. Luego los invita a ser parte de la gala de esa noche.
Haciendo un pequeño gesto al resto de los invitados con sus manos aun temblorosas, emprende su marcha hacia una de las escaleras de aquel salón. Rápidamente comienza a bajarlas y comienza su caminata veloz hacia uno de los patios de estacionamientos. Una vez afuera logra escuchar solo el ruido de un auto que se aleja. Los temblores de sus manos se han ampliado y dirigido hacia sus piernas. Es inminente el estrés que ha sufrido. Tiene la sensación de que se puede caer por lo que se apoya contra uno de los muros del subterráneo. Su mente está en blanco, ha olvidado todo lo que debía decir en la gala. Solo escucha el ruido del auto alejarse.
Una gota le recorre la mejilla y cae hasta el suelo. Si bien no siente las ganas de llorar, sus ojos la han dejado caer al verse rebalsados por tanta sorpresa. Gustavo saca de su pantalón un pañuelo y seca las lágrimas y el sudor de su frente. Siente si piel fría y pálida. Dos grandes suspiros le logran tranquilizar un poco. Al percatarse de que ya está más calmado, busca en uno de sus bolsillos su celular. Al tenerlo entre sus dedos, éste comienza a vibrar. Al ver el visor en un número desconocido, de inmediato trata de digerir el nudo que tiene en su garganta y contesta. Es una de sus secretarias coordinadoras de la gala, le informa que el resto de los invitados lo están esperando para saludarlo.
A Gustavo no le queda más que subir de inmediato. En esta ocasión espera a que el ascensor llegue. Dentro de éste comienza a respirar lo más lento posible para poder calmar su ansiedad. De pronto el ascensor se detiene y abre nuevamente las puertas. Es su piso. Al dar el primer paso su secretaria lo aborda por el codo y lo dirige hacia la recepción. Ahí le indica a quienes han preguntado por él. Su secretaria le muestra y lo dirige a dónde ha ubicado a estas 4 personas. Son: su compañero de universidad Ignacio; Mercedes, su ama de llaves en su casa del sur, junto a su nuera y su hijo, Tomás, su primera pareja sexual. (Si la sorpresa de ver a Andrés esto ya lo superaba con creses).
Ignacio, Mercedes, Tomás y su esposa al darse cuenta de que Gustavo se viene acercando voltean para saludarle, unos pocos metros más allá Andrés y Philippe también comienzan a dar pasos de acercamiento. Afortunadamente la agilidad de su secretaria lo logra zafar de esta situación redireccionándolo hacia uno de los estrados. Gustavo atónito voltea su cabeza para saber el lugar en dónde han quedado aquellas personas. Desde la distancia Mercedes le lanza unos besos con sus manos arrugadas por el paso de los años, mientras que el resto le muestra señales de apoyo con sus pulgares.
El discurso ha sido excelente, es momento de bajar del estrado y enfrentar la realidad... esas 6 distintas realidades que alguna vez vivió de forma tan intensa, y que aún le afectan.
sábado, julio 10, 2010
Capítulo 19: Lluvia Rubí.
A esta altura de la vida ya nada logra llamar la atención de Gustavo, pero estuvo a punto de telefonearle, pero se logró convencer de que ya era parte del pasado. Que ya no valía la pena derramar ninguna lágrima más. Ese fluido color rubí... ese líquido es vital... sobre todo... sobre todo es vital para Gustavo.
Hace más de dos años que no logra llorar. Aunque tenga ese nudo en la garganta. No logra concebir que ni una sola gota caiga y se derrame por sus mejillas, para luego ser secadas con su mano, o simplemente termine en el suelo estallando como una copa de cristal. Ni si quiera con la separación de sus padres pudo desahogar su corazón. ¿Será que ya no siente, o es que acaso su corazón está tan frío como un témpano de hielo que sólo late por latir?
Luego de meses que han pasado desde la partida de Andrés hacia el extranjero, Gustavo ya no es el mismo de antes. Claro está que Ignacio se ha vuelto parte de su vida, pero aún así, ambos saben cual es su futuro. Ignacio preocupado por su hija. Y Gustavo perdido en el mundo nocturno que le ha caracterizado por tantos años. Por esto mismo las cosas se ven dificultadas para ambos. Por lo que cada vez que están juntos es solo por la compañía o por el deseo carnal, del cual ambos lo tienen asumido, es más, se podría decir que son un tipo de pareja puertas afuera... pero con exclusividad sexual.
Han de salir una noche a divertirse a una de las discotecas de la ciudad. Pero antes de eso se dirigen al cine y luego a comer una tabla de quesos en uno de los Pub más concurridos de ese momento. Después de unas copas de vino en el cuerpo Ignacio se dirige al baño, dejando su teléfono en la mesa. Por lo que Gustavo inconcientemente comienza a registrarlo, sin saber con la sorpresa que se llevará. Las imágenes guardadas en la memoria del móvil son elocuentes y de acuerdo a la realidad que ambos viven.
Ignacio es una persona joven, que recientemente está abriendo los ojos al mundo homosexual, por lo que aprovecha cada oportunidad... eso está claro, por lo que Gustavo decide dejar de intrusear su teléfono, colocándolo nuevamente en la mesa justo momentos antes de que Ignacio regresara del baño. Una vez reestablecida la conversación y después de pedir la cuenta, ambos se dirigen a bailar.
Como es de costumbre, cada uno paga su entrada. Una vez adentro de la discoteca, se dirigen a la barra para cobrar un trago, a continuación se acercan a la pista para bailar lo que les queda de la noche. Después de tanto ajetreo y un par de tragos más, sus cuerpos ya no reaccionan ante los bajos de la música. Por lo que se retiran del recinto. Siguen caminando hasta encontrar un paradero. Mientras comentan la noche Gustavo al ver que se aproxima un taxi lo hace detener con su dedo, rápidamente abre una de sus puertas y le consulta algunas cosas al chofer. Al responderle, Gustavo llama a Ignacio y le invita a subir de los primeros, por lo que le sede el lugar, dejándolo pasar. Ya adentro, Ignacio mira a Gustavo, pero este baja la mirada cerrando la puerta y golpeando el parabrisas trasero en señal de estar saldada su cuota. Velozmente el taxista acelera para dejarlo atrás. Ignacio en medio del caos se da vuelta para mirar a Gustavo, el cual se encuentra haciéndole señas de adiós. Sorprendido, Ignacio de la situación saca su celular y decide llamarle y preguntarle qué es lo que ha sucedido.
Mientras Gustavo voltea la mirada y comienza a caminar en sentido contrario, siente la llamada entrante de Ignacio. Le pide explicaciones, pero Gustavo solo le responde con: “¡Exclusividad!... pero eres muy pendejo como para lograr entender... nada más, disfruta de la vida, adiós” luego de terminar la llamada Gustavo apaga su celular y sigue caminando, hasta encontrarse con una de las grandes arterias de la ciudad. Sabe muy bien que si vuelve a su departamento Ignacio lo estará esperando, por lo que decide no llegar a el y buscar alojamiento en uno de los hoteles que logra apreciar en la avenida.
Una vez registrado y ya en la habitación, toma el teléfono y llama al conserje del departamento para indicarle los pasos a seguir con Ignacio. Después de colgar, llama al servicio a la habitación para solicitar una botella de Vodka. Mientras espera ansioso, recuerda nuevamente a Andrés. Recuerda aquel verano en el cual se conocieron y descubrieron, por lo que a la llegada del Vodka sus ojos están como el rubí... rojo, sin ninguna otra expresión.
Al despertar, Gustavo se ve enfrentado a una que no es su realidad. La resaca es increíble, todo le da vueltas y el dolor de cabeza es insoportable. El haberse bebido solo una botella de Vodka no logró sacar de su cabeza el pasado que lo atormenta. Toma su teléfono y lo enciende, el resultado final es: diez mensajes de texto, veinte llamadas perdidas y 10 mensajes en el buzón de voz. Rápidamente echa un vistazo. La gran mayoría son de Ignacio, unas del conserje y una de un número que no conoce, por lo que asume que es Ignacio.
Mientras camina al sanitario para lavarse el rostro, su teléfono vuelve a sonar, por lo que se devuelve y contesta la llamada. La voz es conocida y muy particular, pero aún así no logra identificarla. Mientras sigue la conversación, Gustavo trata de recordar, pero no lo logra. Prefiere no preguntar con quien habla para no quedar mal con quien está al otro lado del teléfono. Al finalizar la llamada se vuelve a tender en la cama para analizar la situación. Le es intrigante saber con quién estaba hablando, aún así no logra recordar, y mucho menos ahora que está con la resaca, por lo que decide volver a dormirse y esperar a que se le pase esa sensación. Antes de volver quedarse dormido, siente que caerá de la cama, esa sensación de vacío que lo vuelve a poner en alerta. Gracias a ese vacío se da cuenta quién le ha llamado hace unos segundos, por lo que trata de devolver el llamado. Desafortunadamente, la comunicación no conecta desatando en él la ansiedad necesaria como para hacerlo levantar, ducharse y salir del hotel con rumbo a la ciudad X.
Hace más de dos años que no logra llorar. Aunque tenga ese nudo en la garganta. No logra concebir que ni una sola gota caiga y se derrame por sus mejillas, para luego ser secadas con su mano, o simplemente termine en el suelo estallando como una copa de cristal. Ni si quiera con la separación de sus padres pudo desahogar su corazón. ¿Será que ya no siente, o es que acaso su corazón está tan frío como un témpano de hielo que sólo late por latir?
Luego de meses que han pasado desde la partida de Andrés hacia el extranjero, Gustavo ya no es el mismo de antes. Claro está que Ignacio se ha vuelto parte de su vida, pero aún así, ambos saben cual es su futuro. Ignacio preocupado por su hija. Y Gustavo perdido en el mundo nocturno que le ha caracterizado por tantos años. Por esto mismo las cosas se ven dificultadas para ambos. Por lo que cada vez que están juntos es solo por la compañía o por el deseo carnal, del cual ambos lo tienen asumido, es más, se podría decir que son un tipo de pareja puertas afuera... pero con exclusividad sexual.
Han de salir una noche a divertirse a una de las discotecas de la ciudad. Pero antes de eso se dirigen al cine y luego a comer una tabla de quesos en uno de los Pub más concurridos de ese momento. Después de unas copas de vino en el cuerpo Ignacio se dirige al baño, dejando su teléfono en la mesa. Por lo que Gustavo inconcientemente comienza a registrarlo, sin saber con la sorpresa que se llevará. Las imágenes guardadas en la memoria del móvil son elocuentes y de acuerdo a la realidad que ambos viven.
Ignacio es una persona joven, que recientemente está abriendo los ojos al mundo homosexual, por lo que aprovecha cada oportunidad... eso está claro, por lo que Gustavo decide dejar de intrusear su teléfono, colocándolo nuevamente en la mesa justo momentos antes de que Ignacio regresara del baño. Una vez reestablecida la conversación y después de pedir la cuenta, ambos se dirigen a bailar.
Como es de costumbre, cada uno paga su entrada. Una vez adentro de la discoteca, se dirigen a la barra para cobrar un trago, a continuación se acercan a la pista para bailar lo que les queda de la noche. Después de tanto ajetreo y un par de tragos más, sus cuerpos ya no reaccionan ante los bajos de la música. Por lo que se retiran del recinto. Siguen caminando hasta encontrar un paradero. Mientras comentan la noche Gustavo al ver que se aproxima un taxi lo hace detener con su dedo, rápidamente abre una de sus puertas y le consulta algunas cosas al chofer. Al responderle, Gustavo llama a Ignacio y le invita a subir de los primeros, por lo que le sede el lugar, dejándolo pasar. Ya adentro, Ignacio mira a Gustavo, pero este baja la mirada cerrando la puerta y golpeando el parabrisas trasero en señal de estar saldada su cuota. Velozmente el taxista acelera para dejarlo atrás. Ignacio en medio del caos se da vuelta para mirar a Gustavo, el cual se encuentra haciéndole señas de adiós. Sorprendido, Ignacio de la situación saca su celular y decide llamarle y preguntarle qué es lo que ha sucedido.
Mientras Gustavo voltea la mirada y comienza a caminar en sentido contrario, siente la llamada entrante de Ignacio. Le pide explicaciones, pero Gustavo solo le responde con: “¡Exclusividad!... pero eres muy pendejo como para lograr entender... nada más, disfruta de la vida, adiós” luego de terminar la llamada Gustavo apaga su celular y sigue caminando, hasta encontrarse con una de las grandes arterias de la ciudad. Sabe muy bien que si vuelve a su departamento Ignacio lo estará esperando, por lo que decide no llegar a el y buscar alojamiento en uno de los hoteles que logra apreciar en la avenida.
Una vez registrado y ya en la habitación, toma el teléfono y llama al conserje del departamento para indicarle los pasos a seguir con Ignacio. Después de colgar, llama al servicio a la habitación para solicitar una botella de Vodka. Mientras espera ansioso, recuerda nuevamente a Andrés. Recuerda aquel verano en el cual se conocieron y descubrieron, por lo que a la llegada del Vodka sus ojos están como el rubí... rojo, sin ninguna otra expresión.
Al despertar, Gustavo se ve enfrentado a una que no es su realidad. La resaca es increíble, todo le da vueltas y el dolor de cabeza es insoportable. El haberse bebido solo una botella de Vodka no logró sacar de su cabeza el pasado que lo atormenta. Toma su teléfono y lo enciende, el resultado final es: diez mensajes de texto, veinte llamadas perdidas y 10 mensajes en el buzón de voz. Rápidamente echa un vistazo. La gran mayoría son de Ignacio, unas del conserje y una de un número que no conoce, por lo que asume que es Ignacio.
Mientras camina al sanitario para lavarse el rostro, su teléfono vuelve a sonar, por lo que se devuelve y contesta la llamada. La voz es conocida y muy particular, pero aún así no logra identificarla. Mientras sigue la conversación, Gustavo trata de recordar, pero no lo logra. Prefiere no preguntar con quien habla para no quedar mal con quien está al otro lado del teléfono. Al finalizar la llamada se vuelve a tender en la cama para analizar la situación. Le es intrigante saber con quién estaba hablando, aún así no logra recordar, y mucho menos ahora que está con la resaca, por lo que decide volver a dormirse y esperar a que se le pase esa sensación. Antes de volver quedarse dormido, siente que caerá de la cama, esa sensación de vacío que lo vuelve a poner en alerta. Gracias a ese vacío se da cuenta quién le ha llamado hace unos segundos, por lo que trata de devolver el llamado. Desafortunadamente, la comunicación no conecta desatando en él la ansiedad necesaria como para hacerlo levantar, ducharse y salir del hotel con rumbo a la ciudad X.
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