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domingo, diciembre 30, 2007

Historia 19: Encuentro Final.

El horario de visita ya había terminado hace unas 3 horas, pero la angustia por verlo los hacia cada vez mas inestables. Ella por su lado no se explicaba como no la dejaban entrar, Siendo su familiar. Él sólo quería despedirse. Sabía muy bien lo pasaría. Aunque se daban fuerzas el uno al otro, esta no fue lo suficiente para no dejar de derramar las lágrimas. El medico de turno daba el diagnóstico una vez más, pero en esta oportunidad era a estos 2 extraños, que según ellos venían de la capital. En tanto el enfermero llamaba a quien realmente había estado todo el tiempo junto a su paciente desde el momento del accidente. Trató de ser lo mas objetivo del mundo, pero la llamada se hacia confusa debido ala tormenta eléctrica que hubo en esos momentos. Al terminar la llamada y esperando que el otro hubiera escuchado todo lo que trato de decir, siente un grito de auxilio. Rápidamente se dirige a la sala de espera, eran los familiares de otro paciente, aún no se resignaban por la partida de su familiar. La cara de los capitalinos era devastadora. Se sentían ajenos en esa escena tan cruda. Al pasar los minutos y después de haber logrado calmar a la desdichada viuda, nuevamente se dirigió su estación de trabajo.
Al entrar por el pasillo se encuentra cara a cara con sus adversarios. En esos momentos logra percatarse de la urgencia y motivo de la llamada. Siguió caminando un poco más lento para identificar con completa certeza si eran ellos. Ellos lo miraron y sintieron un gran alivio al creer que les ayudaría a que los dejaran entrar, pero la respuesta fue completamente negativa. Alzando la voz les pregunto por qué estaban ahí, además de amenazarlos, a ella por no estar con su tutora y a él por usurpación. Por desgracia no se dio cuenta que estaban juntos y se podía defender el uno al otro a como diera lugar. Nunca creyeron que se lo tomaría de esa manera tan agresiva. Al dejar que la discusión fluyera los ánimos se tranquilizaron un poco, o por lo menos los tonos de voy disminuyeron. Cuando al fin lograron calmarse sienten unas campanas que suenan detrás del muro. El capitalino muy nervioso se acerca a una de las puertas para observar lo que ocurría en el interior de los otros pasillos. Ve pasar al enfermero junto con un carro. Caminaba muy apresurado hacia la sala donde estaba la razón del viaje. Mira hacia atrás y le pregunta a su rival: “¿En que sala está?” le responde con un tono muy tranquilo y con la voz muy temblorosa. La mujer se lanza en una carrera frenética hacia la sala pasando a llevar de un empujón hasta su acompañante. Al darse cuenta del estado en el que estaba, cayó en una parálisis colectiva. Veía como los tubos entraban por la garganta de su amado y como apretaban su pecho para poder revivirlo. El resto de los acompañantes la siguieron y prácticamente quedaron de la misma condición. El dueño de casa en esos momentos logra darse cuenta de lo que sucede a su alrededor. Reacciona moviendo la cabeza de un lado a otro, con tus manos toma los hombros de la mujer para darla vuelta con una de sus manos le toma el mentón y le da un pequeño beso en la mejilla. Después se dirige a él para darle la mano y un fuerte abraso, después de unos segundos mete su mano al bolsillo y saca un manojo de llaves, antes de entregárselas se queda con el llavero. Al pasárselas le dice: “Los extrañaré a los 3, lamentablemente no puedo quedarme aquí viendo como muere nuestra razón de vivir, como muere el hombre que nos unió en este camino, espero que la cuides”. Se da la media vuelta y sigue caminando sin mirar nunca atrás.
Por ese largo pasillo logra despedirse y quedar en paz al darse cuenta que aquel hombre le abrió los ojos en este mundo, logró hacer que madurara y tomara aquellas responsabilidades que evadió por tanto tiempo, logró darse cuenta que perdió todo lo que tenía solo por el torpe orgullo que sentía. Siguió caminando por los pasillos y de su bolsillo saco su teléfono para llamar a su amigo. No pudo contenerse y se hundió en las lágrimas. Solo y frente a las paredes blancas de ese recinto se logra comunicar. Lo único que dice es “Se fue, todo terminó” y colgó la llamada. Caminando bajo la lluvia se dirige hacia el ternimal de buses. Nuevamente se perderá en algún lugar de este país esperando encontrarlo nuevamente tras el silencio de una llamada.
FIN.