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Espero que les gusten las historias. Dejen su marca una vez leidas.

sábado, julio 29, 2006

Historia 3: Contesta El Fono, Hay Un Silencio.

No creas que no he leído tus mail o tu Website, por lo contrario todos los días veo si has escrito algo nuevo. Es más, si no te has dado cuenta, pero en tu habitación faltan algunas fotos de nosotros juntos en las Termas de Chillán. Recuerdas cuando nos escapamos en el auto de mi familia. Yo aún estaba en control con psicólogo por las supuestas “Crisis”.
No sé que más contarte, ya han pasado casi 8 meses de mi partida. Conseguí trabajo en una empresa del rubro agrícola. Mi jefa me asigno una casa en pleno campo. Llueve todo el día, si es que se pueden llamar días ya que no ha salido el sol hace casi 2 semanas. Ella se preocupa mucho por mí ya que le hago recordar a su hijo.
Es una casa gigantesca con paredes anchas y un techo muy alto. Tiene un segundo piso en el cual esta mi pieza, tiene un balcón el cual da al poniente, las puestas de sol me ha dicho que son fenomenales, como quisiera que observaras la vista que tiene.
Si te preguntas como lo he hecho para soportar todo este tiempo sólo, ni yo lo sé, tal ves por que he dedicado más tiempo a mi persona. He logrado comunicarme con mi madre y mis hermanos mayores, los cuales han tratado de visitarme, pero la verdad aun no los quiero recibir en mi casa, no sé como van a tomar la noticia, por lo menos saben que estoy con un trabajo.
La verdad no he aguantado las ganas, pero estoy pagando un crédito que he pedido para colocar TV satelital, para no estar tan descomunicado del mundo. Así mismo coloqué Internet y teléfono, eso si que es rural por lo que evito hacer llamadas ya que es muy costoso. Aunque cada ves que voy al pueblo y veo las cabinas telefónicas me dan ganas de llamarte. Lo he hecho, te he llamado a la oficina, pero cada ves que contestas espero a que cuelgues la llamada, tengo miedo a tu reacción. ¿Sabes por qué llamo a la oficina? Por qué ahí no tienes como identificar el número del cual te están llamando.
Aunque no lo quieras saber se que es lo que haces y los lugares que visitas, a la gente que frecuentas como por ejemplo: vas todos los martes al café, o que algunos sábados en la noche te van a visitar tus ex compañeros de universidad. Si es verdad tengo mis informantes. Una vez te dije: “Siempre me preocupare por ti” aun lo hago; la distancia no ha sido impedimento para hacerlo.
Ya son casi las 7 AM de este sábado y se hubiera cumplido un mes más. Todavía llevo el anillo que me regalaste para mi titulación hace unos años atrás. Pero en fin, el tiempo pasa y espero que sigamos madurando tal como lo hemos hecho, con altos y bajos, aunque cuesta mucho el no tenerte a mi lado cada mañana al despertar, o esperarte en la cama cada ves que estudiabas hasta altas horas de la madrugara para sacar el doctorado.
Me cuesta mucho darme cuenta que te abandone en el momento que más me necesitabas, soy culpable de mi propio engaño. Creer que tú corazón me pertenecía solo a mi, siendo que tú ya había tenido otro amor, el cual no pudiste y no podrás olvidar nunca, al igual que el mío nunca te ha olvidado.
Cada ves que contestes el teléfono y no escuches nada del otro lado, me cuentes como estas. Yo te responderé en silencio, con el dolor de mi alma te responderé y gritare en silencio todo lo que te amo para que luego cortes y mi afonía se haga llanto una vez más.

martes, julio 25, 2006

Historia 2: Cuídalo De La Crisis. . .

Creo que al fin lo puedo aceptar. Después de 2 años desde que te fuiste de casa. . . todavía recuerdo cuando te parí era una fría noche de invierno. Tu padre aún no llegaba del trabajo. Estaba sola en esta inmensa ciudad, la cual se hacia cada ves más solitaria. En esos tiempos el tener teléfono aun era un lijo que solo los ricos podían tener, para que hablar de un automóvil. Había empezado con las contracciones a eso de las 2:30 de la mañana, la matrona me había dicho que si seguía con mas de 4 contracciones en 6 minutos, me tenía que ir al hospital (el cual quedaba a las afueras de la cuidad en esos entonces). Tu padre se suponía debía llegar a eso de las 2 AM. Pero aun no lograba entender que pasaba, salí de casa lo más rápido que pude, con un pequeño bolso en el cual llevaba unos pañales y ropa de algodón, la cual me había regalado mi madre hace unos mese atrás. Me dirigí rápidamente a la casa de uno de los vecinos, los cuales aún no conocía muy bien, pero sabía que tenían un teléfono el cual me podrían prestar para llamar a la ambulancia, la fuente ya se había roto. El olor a cloro era impresionante, sentía todo el camisón mojado, como si me hubieran tirado un balde con agua. Al llegar a la casa de mis vecinos golpeé la puerta con una fuerza increíble, ellos después me confesaron “creímos que eran los carabineros” a lo que no pude decir mas que “perdóneme vecino”. Ellos al abrir la puerta quedaron impresionados al verme estilando, con un bolso en la mano y una frazada a medio cubrir mi espalda.

La ambulancia tardo mas menos 15 o 20 minutos en llegar, la explicación que me dieron fue: “tuvimos que ir a rescatar a un obrero que tubo un accidente” dentro de mi desesperación por llegar luego a maternidad, la verdad, me importaba muy poco lo que había pasado antes de que me atendieran. Al llegar al hospital veo el auto del jefe de tu padre. Mi útero se contrajo y lance mi primer grito, sabía que algo malo estaba ocurriendo. Entre al pabellón de parto con 8 centímetros de dilatación, tu nacimiento ya era casi inminente, pero aun estaba angustiada. . . Tu padre aun no llegaba. Habíamos quedado de acuerdo que si yo tenia que venir al hospital de noche a parirte le dejaría una nota sobre la mesa y el se vendría. Pero ya eran más de las 4:30 AM y aun no aparecía. Entre tanto ajetreo de la ambulancia, el bolso, la frazada y los gritos de las contracciones, la matrona de felicitaba por ser tan fuerte en esos momentos, de un momento a otro escuchaba como los halagos se convertían en gritos de desesperación. Mi hija ya había nacido, pero mi útero no se contraía, empecé a sudar mas helado de lo común en esas situaciones, sentía comos las voces se transformabas en susurros, mi corazón ya no latía con la misma fuerza como lo hacia hace unos 15 minutos atrás.

Siento el llanto de un infante. . . Tiene hambre – pensaba – después de unos segundos abrí mis ojos. Las primeras imágenes que recuerdo son unas Paredes Blanca. En esos momentos me sentí más sola que nunca. Al parecer tu padre s dio cuneta y se acerco de inmediato – tranquila, me dijo – en esos momento volvió mi alma al cuerpo – no te muevas la niña esta bien- mi angustia ya se había ido al escuchar esas palabras, mi esposo y mi hija estaban bien.

Según me cuenta tu padre esa noche su jefe había tenido un accidente por fortuna no paso a mayores, nada que un yeso y unas semanas de reposo no sanaran. Años después le pregunte a tu padre acerca de aquella noche, le pedí que me explicara por qué había sido el quien acompaño a su jefe al hospital, a lo que no me respondió muy bien, ya que según él lo hacia recordar todo lo que yo sufrí esa noche para poder tenerte. La verdad es que siempre me quedaré con esa duda, pero prefiero evitar malos ratos.

Cuatro años después que nacieras nació tu primer hermano, un robusto varón de 56 centímetro y 3650 gramos. A los 2 años después tu segundo hermano, el cual desde su gestación fue un poco más especial que ustedes 2 ya que se movía de una manera increíble. Esta ves tu padre ya tenia un sueldo mucho más elevado así que opte por la cesaria. Desde que nació confirme lo que presentía: este niñito serás más especial que ustedes, necesitara más atención. No es por discriminarlos, pero es así y ustedes dos lo saben muy bien.
Años después cuando ya te habías titulado y tu hermano menor llevaba el segundo año de universidad me di cuenta que el menor de todos estaba mas solo que nunca, tu padre todo el día en el trabajo y yo sin poder hablarle ya que según él yo “no cachaba la onda”. El problema es que no podía hacerlo ya que pasaba todo el día encerrado en su pieza o en la casa de su amigo. Hasta que una vez lo encontré llorando a mares en su pieza, la puerta había quedado junta y yo recién venía llegando de la feria. Le pregunte: ¿por qué lloras hijo? – a lo que me respondió: mamá, usted no entendería. En esos momentos mi corazón sufrió un colapso. No podía creer que mi hijo me diera una respuesta de esa clase, tal vez no era la que yo esperaba, en esos momentos me di cuenta que había crecido un poco mas y yo no me había percatado. Hable con tu padre y le comente el incidente, lo que me sugirió llevarlo a un psicólogo.

Un día en la tarde lo fui a retirar antes que saliera de clases, la excusa fue algo sencilla, necesitaba que me acompañara a hacerme unos exámenes, eso si que me tenía que esperar y como él no conocía muy bien el lugar se iba a quedar con un amigo (el cual era el psicólogo). A lo que no tuve muchos reparos por parte de él. Después de unos 45 minutos entre en la sala donde lo había dejado instalado. al verla mirada que tenia supe de inmediato que tenia mucha rabia, y no solo por el engaño, si no por que no le había consultado nada antes de llevarlo. Mi sorpresa fue inmensa cuando el especialista me dijo: ¿cree que puedan asistir usted con su marido a mi consulta? A lo que respondí con una leve sonrisa en los labios: “depende del turno que este marido”. En ese momento tu hermano se introdujo en la conversa y agrego: “pero mamá el papá esta libre toda esta otra semana, creo que deberían venir ustedes por que al parecer el que tiene problemas en estos momentos no soy yo, si no que ustedes, y al parecer son problemas sexuales”. Agrego con cara de maldad.

Tres semanas después logramos darnos cuenta que nuestro hijo menor es más especial de lo que creíamos, por lo que le pido el apoyo a ustedes que son mayor que él. Les pido una completa aceptación por su parte ya que en estos momentos esta cruzando por una “crisis” según dice el psicólogo.

lunes, julio 03, 2006

Historia 1: Hospitales En Transito.

–Ya ha pasado bastante tiempo, creo que es hora de conversar ciertos temas.
– ¿A que te refiere, me lo podrías explicar?
– Por favor, no nos veamos la suerte entre gitanos, sabes muy bien a lo que me refiero
–Si es acerca de los problemas de la universidad pierde cuidado. . .
–No me refiero a esos problemas, me refiero a los problemas que tienes con tu familia, creo que estoy en el derecho a saber que ha sucedido todo este tiempo con ellos, ¿no crees?
–La verdad no creo que te interese mucho ya que son problemas de familia. Además tú me has dicho que no quieres saber nada de ellos, por lo tanto encuentro irrelevante esa pregunta.
–De todas maneras no me estoy involucrando con ellos solo te estoy preguntando si solucionaste el problema.

En ese momento llamaron a mi celular. Mi cara de espanto era terrible, todos mis temores se habían vuelto realidad.

– ¿Qué te pasa? ¿Qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara?
–. . .
–Apuesto que era tú ex. ¿Qué quería? Apuesto que dinero, si lo único que sabe hacer.
–Haber, para un momento, si le doy dinero o no le doy es cosa mía, eso que te que de claro, ¿me entendiste?
No pude seguir hablando en esa habitación, su presencia me molestaba, pero lo que más me molestaba es que tenia razón, pero esta ves era distinto. Quien me llamo no era precisamente mi ex, si no su madre. Llamaba para pedirme dinero – antes de lo habitual para esas fechas – pero esta ves no era para comprar alimentos, si no que para pagar la estadía en el hospital. No lo podía creer, hace uno o dos días atrás estaba bien. Le pedí de inmediato que me diera la dirección del hospital en el cual estaba internado, no dije más y partí rumbo a esa dirección, me parecía conocida.

Los tacos del transito ya eran insoportables – la lluvia seguía cayendo sin parar – después de 20 minutos esperando avanzar unos cuantos metros logre recordar donde quedaba ese hospital. Pasaron mas menos 45 minutos más y logre llegar, en la puerta estaba mi suegra, el maquillaje corrido, los ojos rojos tanto llorar. Un pañuelo con manchas de sangre y unos gritos que estremecían hasta el más cruel de los asesinos, la verdad no sabia que estaba pasando, ella solo me miro y me pidió que pasara. En ese momento la enfermera me conduce por un pasillo. Antes de entrar a la habitación me pide que me calme, que no haga ninguna tontera – al parecer se acordaba de mí – ya que aún se encontraba agitado.

Las pareces blancas con manchas de sangre y evidentes signos de golpes – al parecer con una silla – hicieron que mi corazón latiera más rápido aun. Detrás de una pequeña cortina estaba ahí echada en la cama semidesnuda tapada solo con una sabana. La de ese cuerpo tan desvalido, con los ojos idos llorosos y unas ojeras negras que parecían llegarle a los labios. Estaba bajo los efectos de sedantes sus gritos cada ves se hacían más débiles. No dije nada, solo me senté a esperar que los fármacos disminuyeran sus efectos, creo que pasaron más de 6 horas mirando el cuerpo, sin hacer nada más que esperar.
En algún momento sonó mi celular, no conteste ninguna llamada, los mensajes que mandaban no los leí hasta mi retirada del hospital. Pasaron unos minutos antes que golpearan la puerta y escucho mi nombre, una voz muy suave y dulce, era el cuerpo que estaba volviendo a la vida, me pedía que no me fuera, a lo que accedí. Golpearon la puerta: las visitas ya se deben retirar. No hice más solo esperar que cerraran esa puerta para poder despedirme. “Adiós mi amor” en esos momentos ya no quería mas sólo esperar a que se recuperara pronto, Salí del hospital y mi suegra me esperaba, me pidió que la sacara de ahí, ella no quería ir a su casa ya que el desastre que quedó después de la descompensación era inmenso. La lleve a mi departamento el cual por cierto estaba hecho un infierno.
Al día siguiente cuando desperté ya todo estaba en su lugar ella se había encargado de ordenar todo, me dirigí a la pieza de invitados donde había dormido, sólo dejo una nota, dando las gracias por haberle acompañado en ese momento difícil. Llamé a mi trabajo para avisar que depositaran el dinero para cancelar la cuenta del hospital y todos los gastos que este mencionara. Me siento a revisar mi correo en el PC. Habían muchos, pero solo abrí uno en el cual me mencionabas que ya no podías más con esto, que no soportabas el verme tan preocupado por mi ex y que te ibas al sur del país, que no te llamara más por un buen tiempo.

Ya han pasado unos 6 meses desde aquella vez, espero que esta vez leas este blog y me respondas aunque sea uno de mis correos, aún no pierdo la esperanza de despedirme de ti ya que estas letras electrónicas al parecer ya no significan nada para nadie, ya que nunca han sido leídas.