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Espero que les gusten las historias. Dejen su marca una vez leidas.

jueves, junio 02, 2011

Capítulo 20: Estrado.

Mientras esperaba a que llegaran el resto de los invitados, en su cabeza daban vueltas los recuerdos que había vivido en la cena pasada. Es más, le excitaban aquellos recuerdos. Fue en ese momento cuando uno de los invitados se acerca a saludarlo. Gustavo al levantar la mirada se da cuenta que es Andrés. Es en ese instante cuando confirma que ha vuelto de Europa. Andrés se encuentra acompañado por un muchacho de piel blanca, quijada cuadrada, hombros anchos y le sobrepasa en estatura por varios centímetros. Este joven resulta ser su pareja a quién ha conocido en el viejo continente. La impresión de Gustavo es gigante al ser uno de los invitados menos esperado. Un sonido gutural sale de su garganta y trata de saluda como a uno más de los asistentes a la gala de su nuevo proyecto inmobiliario (un edificio para privados, el cual contempla un barrio residencial y otro empresarial) Al estirar su brazo siente como comienzan los espasmos en su mano. Andrés es el último en darse cuenta al tener sus ojos clavados en los de su ex pareja. No así Philippe, quien observa como ambos tiritan. Andrés muere por abrazar a Gustavo, pero sabe que no puede y no debe, mas Gustavo si lo hace. De un tirón lo acerca hacia él. Es en ese momento cuando ambos pechos se juntan y cada uno vuelve a sentir los latidos del otro.

El tiempo es más de lo esperado y el resto de los invitados comienzan a acercarse más y más para saludar a Gustavo, acompañado de un aclaramiento de garganta de Philippe ambos se separan. Para pasar el pequeño inconveniente, Gustavo se desentiende y saluda muy rápidamente a Philippe con fuerte apretón de manos. Luego los invita a ser parte de la gala de esa noche.

Haciendo un pequeño gesto al resto de los invitados con sus manos aun temblorosas, emprende su marcha hacia una de las escaleras de aquel salón. Rápidamente comienza a bajarlas y comienza su caminata veloz hacia uno de los patios de estacionamientos. Una vez afuera logra escuchar solo el ruido de un auto que se aleja. Los temblores de sus manos se han ampliado y dirigido hacia sus piernas. Es inminente el estrés que ha sufrido. Tiene la sensación de que se puede caer por lo que se apoya contra uno de los muros del subterráneo. Su mente está en blanco, ha olvidado todo lo que debía decir en la gala. Solo escucha el ruido del auto alejarse.
Una gota le recorre la mejilla y cae hasta el suelo. Si bien no siente las ganas de llorar, sus ojos la han dejado caer al verse rebalsados por tanta sorpresa. Gustavo saca de su pantalón un pañuelo y seca las lágrimas y el sudor de su frente. Siente si piel fría y pálida. Dos grandes suspiros le logran tranquilizar un poco. Al percatarse de que ya está más calmado, busca en uno de sus bolsillos su celular. Al tenerlo entre sus dedos, éste comienza a vibrar. Al ver el visor en un número desconocido, de inmediato trata de digerir el nudo que tiene en su garganta y contesta. Es una de sus secretarias coordinadoras de la gala, le informa que el resto de los invitados lo están esperando para saludarlo.

A Gustavo no le queda más que subir de inmediato. En esta ocasión espera a que el ascensor llegue. Dentro de éste comienza a respirar lo más lento posible para poder calmar su ansiedad. De pronto el ascensor se detiene y abre nuevamente las puertas. Es su piso. Al dar el primer paso su secretaria lo aborda por el codo y lo dirige hacia la recepción. Ahí le indica a quienes han preguntado por él. Su secretaria le muestra y lo dirige a dónde ha ubicado a estas 4 personas. Son: su compañero de universidad Ignacio; Mercedes, su ama de llaves en su casa del sur, junto a su nuera y su hijo, Tomás, su primera pareja sexual. (Si la sorpresa de ver a Andrés esto ya lo superaba con creses).

Ignacio, Mercedes, Tomás y su esposa al darse cuenta de que Gustavo se viene acercando voltean para saludarle, unos pocos metros más allá Andrés y Philippe también comienzan a dar pasos de acercamiento. Afortunadamente la agilidad de su secretaria lo logra zafar de esta situación redireccionándolo hacia uno de los estrados. Gustavo atónito voltea su cabeza para saber el lugar en dónde han quedado aquellas personas. Desde la distancia Mercedes le lanza unos besos con sus manos arrugadas por el paso de los años, mientras que el resto le muestra señales de apoyo con sus pulgares.

El discurso ha sido excelente, es momento de bajar del estrado y enfrentar la realidad... esas 6 distintas realidades que alguna vez vivió de forma tan intensa, y que aún le afectan.