Bienvenidos

Espero que les gusten las historias. Dejen su marca una vez leidas.

martes, abril 28, 2009

Capítulo 10: Predicciones.

Las grabaciones han concluido y los tórtolos caminan hacia el Terminal de buses, el regreso a la ciudad de origen es en un par de minutos, por lo que apresuran un poco el paso par no llegar tarde. Antes de subir al bus Gustavo compra un agua mineral y Andrés un néctar para el camino. Mientras esperan a que el bus se termine de estacionar en el andén Gustavo se percata de una coincidencia: la tripulación es la misma que los llevó hasta donde están parados.

Andrés mira por la ventana esperando con ansias el llegar luego a su casa. A pesar de que la ha pasado bien, extraña a su familia, aunque sea un poco distinta. Seguramente su pieza ha sido invadida por su madre para instalar a los invitados de verano. Sabe muy bien que lo estarán esperando con algo para almorzar y luego lanzarse a hacer aquella sobremesa que puede durar horas, en la cual recuerdan tiempos pasados, cuando sus padres y tíos eran mas jóvenes. Le agrada escuchar esas historias una y otra vez, pero de ahí a estar viviendo bajo el mismo techo que sus primos y tíos... la cosa cambia bastante. Le preguntarán acerca de sus estudios y trabajos, para luego compararlo con los demás primos y primas de su misma edad. Y lo que es mucho peor le preguntarán acerca de sus “ponceos y pololas”. Para Andrés la cosa es obvia, detesta hablar de eso con sus parientes, es más le carga la idea. “Como no logran darse cuenta” – piensa Andrés – pero sus tíos siempre le dicen lo mismo “Nunca has presentado a alguna amiguita, siempre te vemos con puros amiguitos, no vaya a ser que estés mirando para el otro lado” A Andrés le dan ganas de gritarles en la cara “Señora, señor, por favor entienda ¡Nunca me verá con alguna amiguita, solo con puras amiguis, y por favor deje de hincharme las pelotas y preocúpese de los dramas que tiene su propia familia” Gustavo ríe al escuchar hablar a Andrés así de su familia. Le pregunta cómo son, para deducir que eso pasa en todas las familias, por lo que le aconseja tener paciencia.

Andrés le pide el libro a Gustavo para poder distraerse de lo que le esperará en casa. Mientras avanza rápido en la lectura e imagina las situaciones de los personajes del libro, recuerda una situación parecida le leyó en algún portal de la Net: “Boys, de Benjamín Maladroit” la historia de un joven estudiante de derecho que cuenta las aventuras vividas por él, su novio y su amigo. Luego de eso se le ocurre una idea: Invitará a Gustavo a conocer a su familia, así podrían comer gratis, aprovecharse de la situación y arrancarse de inmediato al sur. A la hora que llegarían a su casa, su padre y sus tíos ya estarán con algunas copas en el cuerpo por lo que será más fácil pedirle permiso a su padre y bolsearle algo de dinero a sus tíos. Convencería a su madre diciendo “Podrías aprovechar de usar el espacio que voy a dejar en la casa para que las visitas se sientan mas cómodas” mientras sus tías incentivaran a su padre para que le de permiso a su sobrino. Gustavo no puede creer lo descarado que puede llegar a ser Andrés con tal de no estar en su casa mientras hayan visitas, pero lo entiende completamente por lo que accede a acompañarlo a su casa, así podría conocer más de cerca a Andrés.

Al entrar en la casa su madre es la primera en saludarlo, para dar paso a su crítica. Mientras se arregla un poco el pelo lo reta por no haber avisado que llevaría a un invitado a comer. Gustavo se presenta como un simplemente un colega de las grabaciones. Después de la parafernalia de saludar al lote familiar Andrés le pide a Gustavo que lo acompañe a su habitación para descargarse de algunas cosas del viaje y dejar preparado el bolso para llegar y salir en unas horas más.

Como era costumbre, la sobremesa fue hasta las siete p.m. Como lo predijo Andrés: Han preguntado por su vida, tiene el permiso de sus padres y el dinero de sus tíos, no queda otra más que echarse a volar. Antes una escala lo llevará a conocer el mundo de Gustavo. Aquí nadie los recibirá con abrazos ni preguntas, solo el ruido del refrigerador y los pasos que den al entrar a su departamento.

miércoles, abril 15, 2009

Capítulo 9: Príncipes Fogosos.

Andrés despierta agobiado por el calor, Gustavo lo abraza lentamente, Andrés haciéndose el dormido se acerca de a poco soltando una respiración profunda, esto da paso a que Gustavo se acerque aún más hasta tener su rostro pegado al pechote Andrés, sus pelos se erizan en forma inmediata. Gustavo comienza a besar su cuello pacíficamente. Sólo esa acción gatilló una acción inesperada por Andrés. Instintivamente su cuello se estira para que Gustavo lo siga recorriendo. Andrés dobla uno de sus bazos, el cual se acerca a la cabeza y con su mano comienza a acariciar los cabellos de Gustavo. En un principio son solo los labios de Gustavo los que juegan el en cuerpo de Andrés, luego sigue su lengua. Finalmente alcanza la boca de Andrés, para él los besos son exquisitos por lo que sigue besándolo y tocando su cuello, esto estimula más a Gustavo, por lo que los besos se hacen más apasionados e intensos. La música ha cambiado, ahora suena el disco: “OK Computer, de Radiohead” las melodías acentúan la fogosidad de lo que se lleva a cabo tras esas cuatro paredes. Los torsos desnudos de cada uno sueltan las gotas de sudor que mojan las almohadas. Sus manos se vuelven un solo puño inseparable. Las caricias y los besos son más efusivos y profundos. Gustavo se incorpora y se coloca sobre Andrés, luego comienza a deslizar su lengua por su pecho estimulando el tacto de Andrés. Es como si estuviera leyendo el braile de su cuerpo con su lengua. Andrés suelta algunos movimientos involuntarios llamados por el placer que le produce Gustavo, mientras él araña la espalda de su compañero Gustavo sigue leyendo hasta llegar al ombligo hasta que... algo le detiene, es un botón, por lo que acerca una de sus manos para sacarlo del ojal, mientras intenta hacerlo se da cuenta de la hombría de Andrés, por lo que lo queda mirando a los ojos, suelta una sonrisa maliciosa, con la lengua entresacada y levanta una de sus cejas. Esto hace sonrojar a Andrés por lo que lo toma del mentón y lo vuelve desde su ombligo hasta quedar frente a su rostro, cierra sus ojos y lo besa en los labios. Gustavo vuelve al lado de Andrés y continúan besándose por varios minutos hasta que la fogosidad empieza a disminuir de a poco.

Gustavo se encuentra boca abajo con los brazos doblados mirando a Andrés, él se encuentra de espalda con una de sus piernas dobladas, con una de sus manos acaricia las mejillas de Gustavo, esto le agrada y cierra los ojos moviendo la cabeza como un pequeño gato. Las plegarias de Andrés han sido escuchadas. Desafortunadamente no pensó en lo que sucedería después. Gustavo tararea una de las melodías que suena hasta que lanza una pregunta:

-¿Qué harás después que terminemos las grabaciones? – dice mientras se acerca un poco.
-Umn cobrar mi sueldo y volver – se demora un poco en contestar.
-¿Volver a dónde?
-A mi casa ¿y tú?
-Yo volveré al sur, tengo que supervisar algunas cosas.
-Supervisar algunas cosas ¿cosas como qué?
-Algunos envíos y compras que realicé antes de venir.
-Entiendo... ¿y el resto del verano que harás?
-No lo sé, quizás viajar.
-Quién como tú. En cambio yo tendré que soportar a algunos familiares que están de vacaciones en mi casa. Después tengo que ver la toma de ramos, talleres y prácticas.
-Eso es lo bueno de vivir solo, no debes darles explicaciones a nadie... ¿tus viejos son muy exigentes contigo?
-En algunas ocasiones, pero en general son bastante relajados, lo único que más me exigen es que termine luego de estudiar.

A Gustavo se le pasan algunas ideas por la cabeza, pero no sabe si decirlas o no, a lo mejor Andrés podría tomarlas a mal o como un descaro de su parte.

-Oye – dice Gustavo.
-Dime.
-Umnn... no mejor no, no he dicho nada.
-Ya pues, dime, ¿Qué onda?
-No nada.
-No seas así, dime lo que ibas a decir, no me dejes con la incertidumbre, aparte me carga que hagan eso, si tienes algo que decirlo simplemente dilo – dice Andrés en un tomo más serio.
-Es que... estaba pensando una cosa, no sé como la vayas a tomar, pero en fin en pedir no hay engaño.
-En eso tienes razón, en pedir no hay engaño, por lo tanto, dímelo.
-¿Estas seguro que quieres irte a tu casa y aburrirte y soportar a tus familiares en tu casa?
-No me queda de otra.
-Y si te invito a viajar al sur conmigo ¿vendrías?

Un balde de agua fría cae sobre Andrés, se queda en silencio por algunos instantes. Mientras Gustavo espera un “Si” por respuesta, el momento se vuelve más largo por lo que se aleja de Andrés y se sienta en una de las esquina de la cama. Cree que ha sido un completo descarado ante tal ofrecimiento. Si bien aún no hay respuesta, ya ve una negativa. Andrés se acerca a él y lo toma por la cintura, mientras acaricia su pecho, acerca su boca a su cuello, besándolo para luego emitir algunas frases.

-Contigo me voy donde tú quieras.
-¿De verdad?
-Si, de verdad, pero ten en cuenta que aún no me pagan y debo llegar a casa para hacer acto de presencia.
-Entiendo...
-Respecto a los ramos y talleres lo puedo ver por la Net.
-¿Qué le dirás a tus viejos por el viaje?
-Umnn inventaré alguna excusa creíble... ¡ya sé! es muy fácil: “Me voy a mochiliar con unos amigos” y listo.

Gustavo está feliz y deseoso a que llegue el momento de partir, de llevar a conocer a Andrés todos sus dominios, castillos mágicos, súbditos y seguidores, es como un cuento de hadas, a excepción de que... aquí no hay princesas... solo príncipes.

miércoles, abril 08, 2009

Capítulo 8: Música.

Mientras caminan rumbo a la hostal, Andrés le cuenta un poco de su vida a Gustavo, él le presta toda la atención del mundo en cada una de las palabras que dice, pasando por alto todos los monumentos que cuando era más joven le llamaban tanto su atención. Para Andrés el hablar de su vida con un extraño está completamente fuera de lugar, pero le da la impresión de conocer a Gustavo de toda una vida anterior. No cree en el destino, tampoco en las casualidades, sino más bien en las causalidades, vale decir, cada causa produce un efecto. Tal vez si hubiera encendido el cigarrillo minutos más tarde no hubiera conocido a Gustavo, o si simplemente sus amigos le hubiesen dado un lugar para dormir el día en que llegó nada de lo que ha vivido estaría pasando. Pero le llama más la atención el poder efectuar alguna causa, para que produzca el efecto deseado por él: “No desea que Gustavo se separe de él por un largo tiempo”. Lamentablemente no sabe que causa tomar, le da miedo el poder hacer algo que pueda alejarlo de él.

Luego de entrar a la hostal y pedir la llave de la habitación caminan rumbo a ésta. Al abrir la puerta el aire caliente les da un golpe a cada uno. Gustavo es el primero en entrar y rápidamente se dirige hacia una de las ventanas para abrirla. Un poco de aire fresco invade el lugar, pero el calor aún sigue, por lo que Gustavo decide sacarse la polera. Andrés nota la acción de Gustavo, lo mira cuidadosamente sin que él se de cuenta, luego busca y enciende su computador para tirarse en la cama. Por su parte Gustavo toma su libro y se sienta junto a la mesa. Andrés explora la música que su compañero le ha pasado para seguir después buscando los videos en la net. Mientras los ve, Gustavo le va diciendo que sucede en cada escena, al parecer ya los ha visto más de mil veces como para recordar algunos detalles y la secuencia de imágenes que van apareciendo en cada video, le sugiere otros títulos para ver. Son canciones un poco más lentas y que tan solo con el hecho de escuchar los tonos de las melodías y las letras en ingles para que Andrés se da cuenta que son canciones algo romanticonas, o se algunas rupturas amorosas, por lo que decide buscar las canciones sugeridas, pero con subtítulo en español. Andrés no es muy bueno para el inglés, sabe bien que es el idioma universal, pero realmente no está interesado en aprenderlo, por lo menos hasta esos momentos.

Al pasar algunos minutos Gustavo ya no emite comentarios y tampoco responde a las preguntas, por lo que Andrés levanta la mirada para saber si aún está en la habitación. Gustavo se ha quedado dormido sentado en la silla su cabeza reposa sobre sus brazos que están entrecruzados sobre la mesa. Eso para Andrés es una clara señal de cansancio, por lo que deja el computador a un lado y se dirige hacia la mesa. Lo queda mirando fijamente y no sabe si despertarlo o no. Le mueve el hombro suavemente con la intención de no asustarlo por su presencia tan cercana. Gustavo se mueve un poco y Andrés aprovecha la ocasión para decirle que se recueste en la cama, Gustavo se pone de pie y se tira a un costado mientras acomoda la almohada. Andrés se da cuenta que ha empezado a entrar más aire frío por la ventana, por lo que la junta un poco. Mientras se acomoda nuevamente sobre el colchón y sigue en la búsqueda de canciones y videos su celular comienza a vibrar, es el productor avisando que ese día no habrán grabaciones, Andrés aprovecha de decirle que él se encargará de avisarle a Gustavo. Luego de colgar la llamada Andrés sigue buscando videos, de repente la net colapsa, no tiene más acceso a sus portales favoritos, por lo que decide seguir explorando la música del acompañante. Hay varios grupos que los ubica de nombres o por solo una canción, la verdad es que nunca se había dedicado a escuchar ese otro tipo de música, pero se da cuenta que le agrada el estilo. Hay canciones en español (Como un Perro, Libido), inglés (Last goodbye, Jeff Buckley), otras que pertenecen a las bandas sonoras de algunas películas (1492, Vangelis) hasta algunas bandas chilenas bastante conocidas (Saiko, Lucybell, Los Prisioneros) y otras no tan conocidas (Golem, Truman, Go) este último le agrada más por lo que decido escuchar el álbum. A medida que van pasando algunas canciones el calor y el sueño también lo inunda, por lo que se saca la polera y la deja en el suelo. Luego deja el computador a un lado de la cama, sin necesariamente haber detenido la música. Se estira por completo en la cama y antes de cerrar por completo los ojos mira a Gustavo que duerme placidamente a su lado.

sábado, abril 04, 2009

Capítulo 7: Caminando.

Al despertar, se da cuenta de que por más que su brazo lo busque no encuentra nadie. La frustración es grande. Creía que estaría a su lado al abrir los ojos. Se sienta en la cama, hay algo extraño en esta imagen. Hay algo que no calza con lo que vio anoche. No recuerda haber visto una mesa, y mucho menos una bandeja. Se levanta y camina hacia ella. La examina detenidamente pensando en el dolor de cabeza y de rodillas que siente en esos momentos. Hay una nota y la lee, en un principio no entiende a que se refieren algunos signos, pero finalmente deben ser algunos atajos del MSN, ríe al darse cuenta de eso. Lo bebestible ya está frío y las tostadas como una roca, tiene demasiada hambre por lo que se da el tiempo y la fortaleza para tomar y comer lo que está en la bandeja. Recuerda haber guardado algo de comer la noche anterior, su apetito voraz lo hace comer lo almacenado. Eso lo logra despabilar un poco más. Camina hacia su bolso y saca su computador. Luego de revidar su correo y otras páginas de uso habitual se mete al baño, una ducha de agua fría lo ayudará a salir luego del paso. Recuerda el mensaje de Gustavo, por lo que mete al baño su celular, apenas termine lo llamará.

Mientras incorpora de a poco su cuerpo al agua helada cierra la ventana de la misma ducha que da hacia la calle. Ya con todo el cuerpo bajo el chorro comienza a jabonarse de forma rápida, así mismo lo hace para quitar el jabón de sus ojos, escucha una melodía a lo lejos, le agrada por lo que abre un poco la ventana, el viento entra y le da un poco más de frío, por lo vuelve a cerrarla. Luego de cortar el agua se sacude las gotas que caen por su cuerpo. Toma una toalla y se seca. Al salir de la ducha pasa su mano por el espejo que se encuentra un poco empañado. Se afeita y luego limpia sus dientes. El tema en esos momentos sigue corriendo y no sabe de donde proviene, pero se vuelve a repetir. Envuelve sus caderas con la misma toalla con la cual se secó, es momento de vestirse. Camina un par de pasos y busca su bolso, en él encontrará la ropa adecuada para ponerse por lo que retira la toalla y la deja en el suelo. Siente que la música está más cerca por lo que se voltea a ver. Es Gustavo que está sentado al costado de la mesa con los audífonos puestos, leyendo lo mismo que en el bus y con la música a todo volumen. Está concentrado con la mirada pegada en las páginas. Andrés apresuradamente termina por abrochar el botón de su pantalón. Cree que es una instancia para mostrar los pocos atributos que posee. Le habla a Gustavo: “¿Cómo está la caña?” Pero no responde, está concentrado leyendo. Andrés se acerca un poco más y le hace una seña. Gustavo levanta la cabeza y lo ve. Justo frete a sus ojos. Es un cuerpo delgado haciéndole mímicas, por lo que se saca los audífonos. Andrés apenas termina esa acción le pregunta:

-¿Cómo se llama esa canción?
-Umnn déjame ver – dirige su reproductor hacia sus ojos – se llama: Footsteps es de Pearl Jam.
-Me gustó, la voy a bajar al tiro de la net – Establece con un tono seguro mientras se dirige a su computador.
-No es necesario – establece Gustavo – Yo te la paso, toma – mientras estira la mano para pasarle el reproductor.
-A todo esto, ¿qué hora es? – dice mientras recibe el reproductor lentamente con la clara intención de alcanzar a tocar la mano de Gustavo.
- Son como la una de la tarde, justo tiempo para ir a almorzar – establece con un tono calmado y dándose cuenta de la intención de Andrés.
-Uy, igual es un poco tarde ¿Porqué no me despertaste antes? – Mientras conecta el reproductor a su computador.
-¿Para qué te iba a molestar, a todo esto como estás de tus rodillas? – levanta una ceja y clava su mirada en las piernas de Andrés.
-Simplemente para que me molestaras pues, mis rodillas están bien, me duelen un poco, pero ya están mejor – copia todos los archivos de música incluyendo el del grupo en cuestión.
-Bueno entonces ¿qué me dices, vamos a almorzar juntos o tienes algo más que hacer? – Dice Gustavo con alegría, para Andrés es un ofrecimiento y por el cual no se puede negar – tengo una picada muy buena.
-Tú y tus picadas, ya me llega a dar miedo ir – Ríe haciendo alusión a sus rodillas – muy bien iré, pero esta vez no beberá nada de alcohol – establece mientras le devuelve el reproductor de música.
-Te va a gustar... no sólo la comida, también la música.

Caminan rumbo a la picada de Gustavo, la comida es buena y a Andrés le gusta, por lo que le pregunta de dónde conoce esos lugares, Gustavo explica que lo conoció la primera vez que salió a terreno por la universidad, es uno de los últimos lugares que sigue vivo después de tantos años. Le cuenta que se levantó temprano y que saludó a un ex compañero, que hablaron un poco y que se verán en uno de los días próximos. Andrés goza con lo dicho por Gustavo, es más, también desea conocer a Ignacio. De buenas a primeras le cae bien sin siquiera conocerlo. Gustavo establece una seguidilla de anécdotas que pasó junto a Ignacio en la universidad, Andrés se llena de risa, cada vez que lo hace sus ojos de hacen pequeños y su sonrisa un poco más grande. Esto revuela en la mente de Gustavo, y no es para mal, por el contrario, le agrada demasiado. Una vez terminado el almuerzo caminan rumbo a la hostal para descansar un momento.