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sábado, abril 04, 2009

Capítulo 7: Caminando.

Al despertar, se da cuenta de que por más que su brazo lo busque no encuentra nadie. La frustración es grande. Creía que estaría a su lado al abrir los ojos. Se sienta en la cama, hay algo extraño en esta imagen. Hay algo que no calza con lo que vio anoche. No recuerda haber visto una mesa, y mucho menos una bandeja. Se levanta y camina hacia ella. La examina detenidamente pensando en el dolor de cabeza y de rodillas que siente en esos momentos. Hay una nota y la lee, en un principio no entiende a que se refieren algunos signos, pero finalmente deben ser algunos atajos del MSN, ríe al darse cuenta de eso. Lo bebestible ya está frío y las tostadas como una roca, tiene demasiada hambre por lo que se da el tiempo y la fortaleza para tomar y comer lo que está en la bandeja. Recuerda haber guardado algo de comer la noche anterior, su apetito voraz lo hace comer lo almacenado. Eso lo logra despabilar un poco más. Camina hacia su bolso y saca su computador. Luego de revidar su correo y otras páginas de uso habitual se mete al baño, una ducha de agua fría lo ayudará a salir luego del paso. Recuerda el mensaje de Gustavo, por lo que mete al baño su celular, apenas termine lo llamará.

Mientras incorpora de a poco su cuerpo al agua helada cierra la ventana de la misma ducha que da hacia la calle. Ya con todo el cuerpo bajo el chorro comienza a jabonarse de forma rápida, así mismo lo hace para quitar el jabón de sus ojos, escucha una melodía a lo lejos, le agrada por lo que abre un poco la ventana, el viento entra y le da un poco más de frío, por lo vuelve a cerrarla. Luego de cortar el agua se sacude las gotas que caen por su cuerpo. Toma una toalla y se seca. Al salir de la ducha pasa su mano por el espejo que se encuentra un poco empañado. Se afeita y luego limpia sus dientes. El tema en esos momentos sigue corriendo y no sabe de donde proviene, pero se vuelve a repetir. Envuelve sus caderas con la misma toalla con la cual se secó, es momento de vestirse. Camina un par de pasos y busca su bolso, en él encontrará la ropa adecuada para ponerse por lo que retira la toalla y la deja en el suelo. Siente que la música está más cerca por lo que se voltea a ver. Es Gustavo que está sentado al costado de la mesa con los audífonos puestos, leyendo lo mismo que en el bus y con la música a todo volumen. Está concentrado con la mirada pegada en las páginas. Andrés apresuradamente termina por abrochar el botón de su pantalón. Cree que es una instancia para mostrar los pocos atributos que posee. Le habla a Gustavo: “¿Cómo está la caña?” Pero no responde, está concentrado leyendo. Andrés se acerca un poco más y le hace una seña. Gustavo levanta la cabeza y lo ve. Justo frete a sus ojos. Es un cuerpo delgado haciéndole mímicas, por lo que se saca los audífonos. Andrés apenas termina esa acción le pregunta:

-¿Cómo se llama esa canción?
-Umnn déjame ver – dirige su reproductor hacia sus ojos – se llama: Footsteps es de Pearl Jam.
-Me gustó, la voy a bajar al tiro de la net – Establece con un tono seguro mientras se dirige a su computador.
-No es necesario – establece Gustavo – Yo te la paso, toma – mientras estira la mano para pasarle el reproductor.
-A todo esto, ¿qué hora es? – dice mientras recibe el reproductor lentamente con la clara intención de alcanzar a tocar la mano de Gustavo.
- Son como la una de la tarde, justo tiempo para ir a almorzar – establece con un tono calmado y dándose cuenta de la intención de Andrés.
-Uy, igual es un poco tarde ¿Porqué no me despertaste antes? – Mientras conecta el reproductor a su computador.
-¿Para qué te iba a molestar, a todo esto como estás de tus rodillas? – levanta una ceja y clava su mirada en las piernas de Andrés.
-Simplemente para que me molestaras pues, mis rodillas están bien, me duelen un poco, pero ya están mejor – copia todos los archivos de música incluyendo el del grupo en cuestión.
-Bueno entonces ¿qué me dices, vamos a almorzar juntos o tienes algo más que hacer? – Dice Gustavo con alegría, para Andrés es un ofrecimiento y por el cual no se puede negar – tengo una picada muy buena.
-Tú y tus picadas, ya me llega a dar miedo ir – Ríe haciendo alusión a sus rodillas – muy bien iré, pero esta vez no beberá nada de alcohol – establece mientras le devuelve el reproductor de música.
-Te va a gustar... no sólo la comida, también la música.

Caminan rumbo a la picada de Gustavo, la comida es buena y a Andrés le gusta, por lo que le pregunta de dónde conoce esos lugares, Gustavo explica que lo conoció la primera vez que salió a terreno por la universidad, es uno de los últimos lugares que sigue vivo después de tantos años. Le cuenta que se levantó temprano y que saludó a un ex compañero, que hablaron un poco y que se verán en uno de los días próximos. Andrés goza con lo dicho por Gustavo, es más, también desea conocer a Ignacio. De buenas a primeras le cae bien sin siquiera conocerlo. Gustavo establece una seguidilla de anécdotas que pasó junto a Ignacio en la universidad, Andrés se llena de risa, cada vez que lo hace sus ojos de hacen pequeños y su sonrisa un poco más grande. Esto revuela en la mente de Gustavo, y no es para mal, por el contrario, le agrada demasiado. Una vez terminado el almuerzo caminan rumbo a la hostal para descansar un momento.

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