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martes, mayo 04, 2010

Capítulo 16: Reencuentro.

Por desgracia la historia de Gustavo no ha terminado en un final feliz. Tanto para él como para Ignacio las cosas no funcionaron, Ignacio, recién abriendo los ojos al mundo gay deseaba experimentar todo lo que tuviera a su alcance. Por esa misma razón Gustavo lo ha dejado ir, le ha dicho que cuando él ya se sienta capaz de establecer algo más seguro le llame. Gustavo se apresuró al creer que había olvidado Andrés y por esa misma razón se creyó estar nuevamente enamorado de un ser del pasado, el cual fue su amor platónico hasta hace unos meses atrás.

Nuevamente solo en su departamento opta por conectarse a la red social y buscar a Andrés. Al encontrarlo le surgen unas ganas incontrolables de llamarlo, de ir a su casa y visitarlo para saber cómo está. Luego de unos segundos y buscando más información se da cuenta de que Andrés ya no vive en el país. Ha tomado un rumbo distinto optando por una beca en Inglaterra, la cual alguna vez le mencionó cuando estaban juntos. Mirando sus imágenes publicadas logra apreciar el peso de sus dichos en el pasado. Además se da cuenta que está con alguien más, es un Chileno que justamente conoció en su viaje, aparentemente son pareja y se llevan muy bien.

Por lo mismo se da cuenta de que el tiempo ha pasado, y él se ha quedado estancado. Dejando de lado su misma vida amorosa y su trabajo. Por lo que decide realizar un viaje de tipo escapatorio. Por lo que tomará sus cosas y se echará a volar a sus tierras en el sur del país. Por lo que aprovecha su estancia en la red para comprar en línea un pasaje de avión en el siguiente vuelo, el cual sale en tres horas más. Rápidamente arregla su bolso con lo indispensable para él: ropa interior, artículos de aseo, su reproductor de música, celular, cámara y computador, además de un abrigo. Antes de bajar llama a un taxi para que lo lleve al aeropuerto y al conserje para avisarle su ausencia en el departamento.

Al momento de abordar el taxi y darle las indicaciones al chofer enciende su reproductor de música. Mientras busca en un tema el chofer trata de conversar con Gustavo, pero éste no presta atención y sigue en su quehacer. Finalmente encuentra el tema en cuestión: “Resistance, Muse” al subir el volumen al máximo en sus audífonos comienza el registro fotográfico que ha de llevar en esta travesía. Mientras ve pasar algunos de los automóviles que vienen en sentido contrario toma cada imagen que le llama la atención. Juega con el lente y la apertura de su cámara. Son cerca de las cinco de la mañana y no habita casi ningún alma las calles de su ciudad. Al llegar al aeropuerto y luego de pagar al chofer, camina lentamente hacia la sala principal. Después de registrarse y dejar su bolso se dirige a la sala de embarque. Está por amanecer y anuncian la salida de su vuelo. Una vez en el avión aprecia que son muy pocos los pasajeros que viajan a esa hora, por lo que se acomoda bien en su asiento esperando que nadie vaya a su costado e interrumpa su momento.

Ya en el aire y con las señales de cinturones de seguridad apagada, la tripulación comienza el ajetreo por realizar los servicios de desayuno. Mientras disfruta del paisaje, Gustavo lo toma como si fuera su cena. Su problema con el sueño aún no se ha resuelto, ni si quiera con medicación. Por lo que tratará de mantenerse despierto el resto de la mañana para poder dormir aunque sea un poco a la noche que le seguirá. El vuelo se hace más corto de lo esperado. Es el último en descender del avión, y antes de hacerlo le solicita a una de las auxiliares sacarle una foto. Luego de esto, dirige sus pasos a la correa transportadora para retirar su equipaje. Una vez ahí decide arrendar una camioneta para poder ir a sus tierras.

El hecho de no avisarle a nadie toma a todos los suyos por sorpresa. Su patrón ha llegado de la capital y de inmediato preparan su habitación para recibirlo. Una de sus criadas favoritas, es la encargada de coordinar todo. Es una mujer de pelo largo y cano, de contextura gruesa, de piel blanca y mejillas ruborizadas. Usa una falda oscura, blusa a cuadros, delantal floreado y un pañuelo que cubre su cabello. Justamente ésta mujer es una de las que más conoce a Gustavo, por lo que después de dar las indicaciones le toma el mentón y lo mira a los ojos. Es ella quién lo abraza con toda su voluptuosa imagen, a lo que Gustavo no puede negarse. Mercedes lo vuelve a mirar y sin siquiera saludarlo le toma la mano y lo dirige a su cocina. Rápidamente sirve una taza con té, prepara un trozo de pan amasado con queso fresco hecho por ella misma. Al dejar esto en la mesa Gustavo se sienta y comienza a comer con ansias hasta acabar toda la merienda. Mercedes nuevamente lo toma de la mano y lo lleva a su alcoba, la cual ya se encuentra lista para recibirlo. Gustavo se desprende de sus zapatos y se tiende en la cama para que Mercedes lo cubra con las frazadas y le de un beso en la frente, para luego retirarse dejando la puerta cerrada.

Después de dos horas Mercedes nuevamente ingresa a la habitación junto con una bandeja, es el almuerzo, una rica cazuela de campo, nada comprado en el supermercado, por el contrario, todo sacado de su mismo campo. Detrás de Mercedes viene acompañándola un perro, es pequeño, de mechas tiesas. Al entrar se dirige directo hacia los pies de la cama. Su nombre es “Tarzán”. Gustavo al despertar y verlo se le llena la cara de luminosidad. Mercedes le entrega la bandeja y acerca una silla para emitir sus primeras palabras a Gustavo: “Coma no más mijito, está muy facuchento y ojeroso” Gustavo le toma la mano y la dirige a su rostro para luego besarla y emitir su respuesta: “Eso me pasa porque no tengo a una como tú en la capital” ambos ríen un momento y después de una larga conversación se dirigen hacia los establos para ver a los animales.