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Espero que les gusten las historias. Dejen su marca una vez leidas.

jueves, febrero 22, 2007

Historia 17: Bosques De Libertad.

Él se encontraba en el living del hogar sentado sobre uno de los sillones mas cómodos de la casa, bajo sus brazos se apreciaba un bloc de notas y un lápiz tinta, escribiendo una carta a escondidas de su nuevo compañero. El destinatario era su gran amor en el sur...
Ya estando en mi nuevo hogar podré lograr lo que he deseado hace tanto tiempo, ser feliz, pero a que costo. El tener que sacrificar mi libertad por tener un lugar decente donde poder vivir. No volveré atrás, ya es muy tarde para mí. Aunque no lo quise ya le he tomado bastante aprecio, bueno es inevitable, a pesar que tiene sus mañas al igual que yo y todo el mundo que nos rodea en esta eterna infinidad de planeta, no se muy bien que pensara de mi, tal vez que soy un descarado por invadir su territorio, pero él fue quien empezó, con sus miradas en la clínica, sus visitas, sus regalos y toda lo que pedía, dejando de lado hasta su propia mujer (la cual por lo demás está loca, pero solo un poco), pero en fin son las cosas de la vida. Amigo, desde que me dieron de alta aun no se muy bien que hacer con mi vida, la verdad no sé si volver al sur o quedarme acá, pero si me quedo no sé si seguir con esto o migrar a la casa de mis familiares aunque no quiero perder mi libertad, tu sabes a lo que me refiero, me restringirían los horarios y todas esas cosas además ya soy bastante adulto y en cierto grado maduro, aunque pienses lo contrario.
Espero que estas letras no te causen más problemas con tú pareja. No quiero meterme más en sus problemas, pero a veces es necesario que te des cuenta de lo que sentí y aún siento por ti, prefiero escribirlo antes que verte o llamarte, porqué sería caer nuevamente en lo mismo y no estoy dispuesto a hacerlo, a menos que sea junto a ti.
Después de unos momentos de estar en silencio se dio cuenta que estaba atrás de él viéndole en completo silencio, hice como si recién estuviera entrando a la habitación. Escondió sus escritos muy rápido para que no me diera cuenta lo que estaba pasando. Después de deshacerse en excusas tomo las hojas y las guardo en su bolsillo. Pero pasado los días logre encontrar sus escritos, obviamente los leí. No pude evitar derramar unas lágrimas sobre ese papel. No me lo explicaba, traté de hacer todo lo correcto, en ningún momento cometí los mismos errores de la vez anterior, le di todo lo que me pidió, pero ante este pequeño verdugo no puedo hacer más. Me hizo sentir vivo una vez más, pero esto ya no tiene vuelta atrás.
Una tarde en la cual salí mas temprano de mi trabajo me dirigí a mi hogar, sin avisarle absolutamente nada de nada, por fortuna no había nadie en casa, lo que me dio rienda suelta para lograr lo que pensé al derramar las últimas lágrimas sobre ese papel. Busque entre sus objetos para encontrar las direcciones de sus amigo en el sur, por sorpresa mía había toda una agenda con números de teléfonos, correos electrónicos hasta que locomoción tomar para llegar al destino. Tomé mi maleta con un poco de ropa improvisada, aparte de mis cachivaches de costumbre. Me embarque hacia el sur a buscar la base de todo este problema, que de una u otra forma también me afectaba, lo llame a la casa y le avisé que tenía una reunión urgente con uno de los ingenieros en el norte de Chile, no quise entrar en detalles para no despertar mayor sorpresa, eso si que esta vez tome unas consideraciones más, como por ejemplo el horario de la alarma y bloqueo de tarjetas de crédito. Me trató de hacer mas preguntas pero le respondía diciéndole: “No te escucho bien, la señal se pierde, cuando llegue te llamo” después corté la llamada.
Al mirar el mapa sólo faltaban unos kilómetros para llegar a mi destino. La carretera se perdía ente la inmensidad del bosque, al mirar hacia uno de los costados me llamó la atención una casa muy bella en medio de ese paisaje tan hermoso, me hizo acordar de uno de los sueños que tenía mi ex pareja: Vivir en medio de la naturaleza del sur. Pero era solo un sueño. Mientras manejaba y faltaba menos para mi llegada pensaba demasiado, todavía no sabía que hacer, seguir con mi plan o solo averiguar que es lo que había sucedido. Al pestañar sentí un inmenso golpe y un ruido que me ensordeció. Perdí el control y fui a dar a una de las zanjas del camino. Al abrir los ojos nuevamente no entendí muy bien lo que pasó, baje del auto y sólo lo observé. Atónito por lo sucedido trate de echar a correr el motor, pero este estaba muerto, al igual que dos de los neumáticos. Sin poder hacer mas vi mi celular, para más mala suerte, no tenía señal, mi única opción era caminar hasta la casa que había visto unos metros atrás.
Mareado con un dolor de cabeza y piernas terrible, y sangrando por la cabeza logre hacer camino hasta llegar a esa casa para pedir ayuda, al golpear la sorpresa fue mucho más grande, tanto así que termine en el suelo desmayado.

miércoles, febrero 07, 2007

Historia 16: El Corazón Late Entre Las Cenizas.

En esos momentos no me importó morir de amor, pero cuando las cosas ya no daban más. . . lo tuve que hacer. Esas tardes en las cuales ya nada podía ser mejor, esas tardes en las cuales tienes tiempo de sobra, esas tardes en las cuales crees que la hora pasa muy lentamente y puedes realizar todo lo que no pudiste en la semana (desde dormir una eternidad hasta ir al supermercado observar toda la variedad de productos que tienen a tú disposición), esas tardes en las cuales no deseas llegar a tu hogar ya que lograste escapar de él, de la soledad en la cual te encontrabas y tu única compañía son esas moscas rezagadas, pasa lo que menos te esperas.


Al salir del supermercado subí a la locomoción, por cierto, esa que se demora una eternidad a la casa, la que se pasea por todas las poblaciones habidas y por haber. ¿El por qué de esa decisión? Muy sencillo, necesitaba ver a la gente, darme cuenta que hay personas que están peor o mejor que uno. La locomoción, por cierto andaba muy rápido. Se detuvo bruscamente frente una señalética de transito. Solo cerré los ojos y sentí el impacto de un objeto sobre la parte lateral del micro. Al abrir los ojos el panorama era bastante brusco. Los pasajeros del automóvil que nos impactó estaban destrozados. Al llegar la ambulancia y luego que nos tomaran la respectiva declaración nos dejaron ir (por lo menos a los que no nos había pasado mas allá de un golpe en la cabeza). Una vez en tierra nuevamente y dispuesto a retomar el camino de regreso a casa me pareció ver una cara conocida unos metros más allá. Al hacer memoria y volver a mirar, la persona ya no estaba.


Una vez fuera de mi hogar y dispuesto a volver a mi gran compañera (la soledad y las moscas rezagadas) me percaté que la luz del interior de la sala estaba encendida – no recuerda haberla apagado – me di un auto sermón por el uso inadecuado de la energía eléctrica, pero al gira el cerrojo de la puerta me di cuenta que alguien más estaba en mi hogar. Muy despacio dejé las bolsas en el suelo y cogí mi celular mandando la señal de SOS a la empresa de seguridad y alarma. Ingrese muy cauteloso y tome la posición de combate, estaba con la adrenalina por las nubes, no recuerdo haber sentido esa sensación desde ese encuentro tan desdichado. Sentía mi pulso y mi respiración muy agitados. El ruido de las bolsas en el exterior y una ráfaga de viento que atravesó mi espalda. Giré y mande un golpe seco a lo que me soplaba. Desafortunadamente sólo golpeé un jarrón que tenia en una de las mesas. Cuando este cayó y se hizo añicos escuché la risa de otra persona. Mi cara de sorpresa fue bastante cómica para el invitado sorpresa.


-No sabía que conocías de las artes marciales – dijo sentado en el diván desde la oscuridad de la otra pieza.
-Y tú. . . ¿Qué haces acá, como lograste entrar?
-Se te quedaron algunas cosas y decidí traértelas en persona.

-Pero eso, hace tiempo que lo daba por perdido.
-Pues no, se te quedaron en la mesa de la sala la última vez que fuiste.
-De ese entonces hasta ahora ya han pasado bastante tiempo.
-Unos 6 meses.
-¿Cuándo saliste?
- Hace unas semanas, trate de comunicarme contigo, pero como sabes en ese lugar no dan información acerca de sus “Clientes”.
-Bueno eso es verdad. ¿Y cómo supiste mi dirección?
-Bueno eso se lo pregunte a tu mujer, no sabia que habías estado casado.
-Si, lo estuve, pero ya no.
-Según lo que ella me dijo lo estuviste por segunda vez.
-Ya te lo dije, ya no lo estoy, y no lo estaré nunca más.
-¿Por qué dices eso?
-No crees que son muchas preguntas para este recibimiento, además soy yo quién las debería hacer.
-Está bien. Responderé todo lo que quieras, pero con sólo una condición. . .
-¿Cuál condición?
-Que me dejes alojar acá esta noche.


En eso llegó el móvil de la alarma a la casa, preguntaron que había pasado, después de disculparme con ellos por el mal entendido entré nuevamente para seguir la conversa. Pero mi corazón aun saltaba, pero ya no era por el susto de creer que me estaban robando, sino que uno de mis anhelos se estaba volviendo realidad, no de la mejor forma o como yo había esperado, pero se estaba cumpliendo. Esta vez el corazón nacía entre las cenizas para volver a latir.