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martes, julio 22, 2008

Vida 7: “No lo lea, no le va a gustar”

Al despertar se dio cuenta que el sueño se haría realidad. Dentro de unas horas más se cumpliría todo lo que deseaba. Pero ¿a qué costo? Al poner los pies sobre la tierra y sentir el hielo entrando por sus poros logró reaccionar. En sus manos está el cambiar el final de su sueño.
Esperó bastante rato antes de darse el suficiente valor para salir de la habitación. Mientras miraba detenidamente un libro que quedó en el suelo la noche anterior. Es extraño, ya que no le gustaba leer, pero simplemente le atrajo por su portada: una luna con una sonrisa. En la primera página hay una advertencia para los adultos: “No lo lea, no le va a gustar” pero simplemente siguió adelante. Recordó cosas de su infancia al seguir hojeando el libro de la luna.
Después de volverlo a su lugar, encendió su PC para revisar las novedades, su estómago rugía anunciando el hambre (no comía hace mas de 12 horas). Finalmente optó por su propia dieta: un cigarrillo en ayunas. Se dio valor para ingresar las claves y acceder a la información. Nada especial, sólo anuncios publicitarios... ¡Por fortuna! El valor ya estaba armado, ahora es cuestión de salir de la habitación. Al abrir la puerta se encuentra con la sorpresa: ya hay gente despierta a esa hora de la mañana – “Buenos días” – le dicen, a lo que responde con un gesto. Al llegar a la cocina por busca de un bocado se da cuenta que ya no queda nada que le apetezca – “La misma mierda de siempre” – piensa. Se prepara un café para irse nuevamente a su habitación.
Nadie llama, nadie pregunta, nadie dice nada. Todos salieron y se ha quedado solo. Una vez más al sentir ese silencio coloca el volumen de su música al máximo. Canta la letra de algunas canciones, las que más le agradan. De repente aparece cierto tema que lo lanza directamente al pasado. Los recuerdos vuelven, se paraliza y las lágrimas afloran nuevamente, no se explica el por qué. No reacciona, no sabe si cambiar el tema o mantener su duelo. Busca en Internet la traducción del tema y se da cuenta que era algo muy parecido a lo que a él le pasó. Sigue insistiendo y busca el video. Le agrada y seca las lágrimas. Ese tesoro lo guardará por siempre en su corazón.
El sueño no cambiará. Después de aquel tema detonante decide seguir adelante, pero esta vez tomará las precauciones correspondientes. Disfrutará al máximo los momentos que están por ocurrir. Sale de su habitación. En el baño, se cepilla los dientes, se afeita y se ducha. Sale en busca de ropa limpia. La plancha y se viste. Toma el viejo perfume lo esparce por su rostro rasurado. Sale de su casa con rumbo al centro. Camina rápido para alcanzar a tomar el bus que lo llevará hacia el norte. Mientras espera la llegada compra unas papas fritas y una bebida. Ya en el bus mira por la ventana esperando que pase la hora para llegar a si destino. Al bajarse del bus sigue caminando apresuradamente, el horario ya acabará. Al cruzar la calle se da cuenta que olvidó su teléfono en casa. Le da lo mismo, sigue caminando. Al fin llega a la dirección. Después de los controles logra ingresar. Llaman por parlante. Una joven mujer se le acerca. Lo saluda y lo dirige a una sala ubicada varios metros más allá. Se sienta a espera. Después de unos instantes ve una pequeña silueta que se acerca corriendo. Él se arrodilla, no lo puede creer, las lágrimas surgen una vez más.
-Al fin te logro ver. Después de tanto tiempo te puedo ver otra vez – le dice en un tono de alegría – esto es para ti – y le entrega la bebida con las papas fritas.
-Muchas gracias... pero ¿por qué lloras papito? – responde una voz tímida.
-Por nada hijo, por nada. Es solo la alegría de verte.