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martes, mayo 05, 2009

Capítulo 11: Cosecha.

Aún quedan algunos rayos de luz natural que iluminan el cielo para dar paso a los rayos artificiales de la energía eléctrica. Gustavo y Andrés ven pasar por la ventana del taxi a todas esas personas que salen de sus trabajos o que van ingresando para algún turno de noche. A medida que van avanzando por las calles, Andrés se siente bastante ansioso al saber que conocerá el hábitat natural de Gustavo. El departamento queda en el sector nororiente de la ciudad. Andrés, las pocas veces que ha andado por esos sectores ha sido para acompañar a su padre a dejar a algunos colegas o por alguna fiesta de alguno de sus compañeros más acomodados. Si bien conoce el plano de la cuidad, no conoce todas las calles y menos la “Belleza Humana” del sector. Siente que hasta el aire es mejor en ese lugar, inspira un poco de aire para refrescar sus pulmones y exhala lentamente. Gustavo lo queda mirando con una cara de asombro – ¿Conocías este sector? – Pregunta Gustavo, a lo que Andrés responde – A pesar de que nací acá no conozco mucho este lado... es bastante hermoso, sobre todo los edificios nuevos – Andrés sigue mirando por la ventana. En la radio suena “Good People de Jack Jonson” a Gustavo le gusta ese interprete, cree que el título del tema es apropiado para la situación. Ambos son buenas personas de esencia. No podrá terminar de escuchar el tema, la próxima esquina es su parada, por lo que le anuncia al chofer. Una vez detenido el auto y terminar de pagar la carrera Gustavo conduce a Andrés al interior de un edificio. Luego de saludar al conserje y solicitar la correspondencia caminan hacia uno de los seis ascensores que tiene aquel edificio. Todo parece muy lujoso para Andrés. Está sorprendido al conocer a un tipo como Gustavo. Al salir del departamento caminan por uno de los tres pasillos. El departamento es uno de los últimos. Al ingresar lo único que suena son sus pasos y el ruido del refrigerador. Gustavo de inmediato comienza a abrir ventanas para ventilar un poco aquel lugar, mientras Andrés lo espera sentado en el living contemplando los chiches que hay en la mesa de centro, luego se pone de pie para dar paso a su curiosidad, por lo que se dirige a la cocina, que es tipo americana, con incrustaciones de mármol y aparadores incluidos, al bajar la mirada por uno de los costados del refrigerador se encuentra con una pila de ladrillos ahuecados de forma cilíndrica. Los primeros no tienen nada, pero los de más abajo presentan unas botellas de vino. Es una especie de enoteca casera. Las botellas están llenas de polvo, por lo que da la sensación de despreocupación del lugar. Gustavo observa en silencio los movimientos de Andrés: va a pasar uno de sus dedos sobre el polvo de una de las botellas de vino. Justo antes de hacerlo Gustavo interrumpe. Andrés pega un pequeño salto al escuchar la voz de Gustavo.

-Si tocas una... te la tendrás que tomar – Advierte Gustavo.
-Una copa de vino es muy buena para la salud, pero una botella es muy mala para la caña – Responde Andrés para dar paso a la risa de Gustavo.
-Por lo que dices no te gusta mucho el vino.
-La verdad es que no mucho, pero si hay que tomar vino, se toma vino no más – Se insinúa Andrés y pasa uno de sus dedos por una de las botellas – ¡Éste entonces!.

Gustavo lo mira con cara de sorprendido al darse cuenta que su advertencia fue doblegada por Andrés por lo que se acerca a él y lo besa en la mejilla. Estira su mano y saca la botella seleccionada por Andrés. Mientras Gustavo limpia la botella, Andrés saca dos grandes copas de cristal y las lleva al living. Detrás de él viene el dueño de casa con la botella en una de sus manos y una caja. Al sentarse deja la botella en la mesa y procede a abrir la caja de madera, en su interior hay un juego completo para el vino.

-Al parecer a ti te gusta bastante el vino – dice Andrés mirando la caja de madera.
-Digamos que sé bastante de eso y me gusta disfrutarlo – Gustavo toma cada uno de los instrumentos y los pone sobre la mesa, luego comienza con su ritual de descorche y la posterior degustación del líquido – Veamos cómo es tu mano para elegir el vino...
-Estos vinos deben tener alguna cosa especial como para que estén con una capa de polvo encima ¿O me equivoco?
-No te equivocas para nada... mmm ¡pero que vino tan rico has escogido... pruébalo, sírvete no más! Este vino si mal no recuerdo... por la etiqueta debe tener más de quince años. Es uno de los que me dejó mi abuelo cuando estaba vivo.
-La verdad es que está bastante bueno, yo no sé mucho de vinos, pero ni comparado con los vinos que he tomado antes. Tiene sabor como a madera.

A medida que van pasando los minutos la pareja habla solamente del vino, Andrés y Gustavo comparten sus propias historias y vivencias con el vino. Se dan cuenta que ese licor fue justamente uno de los que produjo una de sus primeras resaca juntos por lo que ríen bastante, pero a esa altura ya no queda ni una sola gota, ni en los vasos, ni en la botella por lo que Gustavo decide descorchar una más. Mientras van saliendo otros temas toma Gustavo trae desde su habitación un baraja de naipes y se ponen a jugar “Al Rápido”, pero con las reglas que Andrés ha impuesto “Cada vez que uno de los dos pierda una jugada se quitará una prenda” al finalizar la segunda botella ambos se encuentran prácticamente desnudos y bastante agitados por el juego. Solo falta que uno de los dos tome la iniciativa. Andrés toma a Gustavo por el cuello para desatar una ola de movimientos que los hace terminar follando sobre uno de los sillones del living en el departamento. Esta vez no hay nadie que los moleste o vaya a interrumpir por lo que tienen sexo desenfrenado y sin tabúes.