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jueves, marzo 06, 2008

Vida 2: ¿Somos Libres?


¿Calidad o cantidad? Esa es la pregunta que me hago después de este desagradable sabor amargo que ha quedado en mi garganta al darme cuenta que todo lo bueno dura poco.
Luego de un par de tragos, unos cigarrillos, unas cuantas comilonas bajo el amparo del manto estelar que presentó el cielo en aquellas noches, me di cuenta de que: seguimos siendo libres, solo si no estamos en casa, ya que al llegar a ésta, nuestros padres ponen sus reglas. Quedamos atados me pies y manos al saber que: simplemente nos dan de comer y vivimos como los parásitos que somos. Por otro lado ya ha pasado mucho tiempo, pero siempre nos ponemos al día hasta que llega el momento de decir adiós. Cada vez aprecio más la madures que demostramos en ese instante. Claro está que, ha sido después de los porrazos que nos mandamos. Solo por el hecho de ser nosotros mismos.
Detrás de cada mirada, entre decidir dónde sentarse, qué pedir, abrir la cajetilla de cigarros, toma la copa y beber de ésta, dejarla en la mesa, pedir el encendedor, encender el pucho, dar la primera bocanada, botar las cenizas entre tantas otras cosas en toda la previa al tema central, existen aquellas miradas inocentonas que se producen al hacer estar pendiente de la comodidad del otro. Pero ¿Qué pasa por tú cabeza cuando esas miradas se encuentran frente a frente cuando no hay nadie más que interrumpa la conversación? ¿Qué pasa cuando quieres seguir haciendo coincidir aquellas "Casualidades de vista"? te das cuenta que una de tus piernas esta temblando solo para contrarrestar la ansiedad que te produce. Que pestañeas mas de o habitual y que tu rostro esta con un color un poco más rosado que las veces anteriores.
Llego de estar ya con unas copas de más en el cuerpo (por no decir que estas guasca) el momento de adiós se hace mas amargo. Te despides como si nada pasara, todo está bien, pero simplemente NO ES ASÍ. Quieres detener el tiempo, pero ya es demasiado tarde, debes llegar a tu casa. Al estar en tu pieza mirando al techo te dices: ¿por que mierda no le di el beso? Aún así te conformas con creer que habrá una nueva cita. Al día siguiente de esa cita, luego del beso tan esperado sigues queriendo algo más, hasta que de repente te das cuenta que en esos tres días hiciste lo mismo que el año anterior, sin llegar a concretar nada. El desagradable sabor de una dulce amargura esperará hasta un nuevo verano, ya que cuando querías despedirte, simplemente no hay respuesta.
Hasta la próxima. Nos vemos pronto.