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Espero que les gusten las historias. Dejen su marca una vez leidas.

martes, marzo 31, 2009

Capítulo 6: Progresos.

Sigue caminando y se da cuenta que la ciudad ha cambiado un poco, la urbanización y el progreso ha hecho de las suyas. Le llama la atención este proceso y no se explica como todo puede haber cambiado tan rápido. Cree entender que es parte de la evolución, pero no cree que un cambio radical sea tan necesario. Justo frente a sus ojos percibe un haz de luz que no lo deja ver bien. Levanta una de sus manos y la coloca en su frente para apartar los rayos de sol que interfieren en su mirada. Reconoce el caminar de cierto personaje, cree conocerlo. Su pulso y la respiración se aceleran, un nudo en la garganta le impide tragar. Es Ignacio, un compañero de curso que tubo en la universidad. Ignacio es un tipo bajo, delgado, de pelo castaño, de cejas gruesas, grandes pestañas con ojos grises y almendrados, su principal característica es el color cobre de barba. Precisamente esto último fue lo que en el pasado llamó la atención de Gustavo una vez que lo vio al salir de una de las clases. Era un estudiante nuevo, el cual se vestía de negro para simbolizar el duelo por el cual estaba pasando. Había fallecido uno de sus mejores amigos en un accidente automovilístico. Ignacio le pedía prestado los cuadernos para ponerse al día en sus estudios, luego se hicieron amigos, pero Gustavo se terminó por alejar de un momento a otro de Ignacio cuando se dio cuenta que le estaba empezando a gustar. Es momento de cerrar ese círculo, por lo que rápidamente salta de su asiento y camina hacia Ignacio. Gustavo le toma por el hombro y lo saluda

-Ignacio, ¿Cómo estás? – dice Gustavo mientras Ignacio se voltea y lo mira de pies a cabeza.
-Gustavo tanto tiempo hombre ¿Cómo has estado, que es de tu vida? – dice mientras se quita las gafas y le estrecha la mano pasa saludarlo.
-Bien, con un poco de caña, pero bien – hace un gesto referente a un golpe en la cabeza.
-Cuéntate una nueva ¿Y qué estabas celebrando?
-Nada, solo que ayer llegué y estoy tomando las cámaras otra vez – confiesa de corazón.
-Que bien, te felicito, y ¿Dónde te estas quedando?
-Por acá cerca, bueno ni tan cerca, pero tú sabes me gusta caminar. Es una hostal que esta hacia el norte. A la que llegamos la primera vez que salimos a terreno ¿recuerdas?
-Ah si, si recuerdo, pero eso no es tan cerca, aunque tú siempre has sido bien patiperro, y ¿con quién más andas?
-Solito – no sabe por qué ha mentido.
-No te creo – protesta achicando los ojos.
-De verdad... te lo juro – dice con una sonrisa.
-No te conoceré, han pasado los años y tú no has cambiado nada de nada. Mejor dame tu número para llamarte, ahora estoy algo apurado, debo ir a la casa de mis suegros a buscar a mi hija – levanta su muñeca para ver la hora del rejo y con la otra mano saca el celular de su bolsillo.

Luego de intercambiar sus números se despiden con un abraso y diciéndose que se mantengan en contacto. Gustavo no cree que Ignacio se haya casado y que para más tenga una hija. Entiende y le toma el peso a las palabras de Ignacio cunado le dijo: “No ha cambiado nada” Le duele enterarse por alguien del pasado que la vida ha continuado y él sigue en la misma parada de antes, todos han cambiado, todos han evolucionado, excepto él. De pronto siente unas vibraciones en su bolsillo. Es su celular, cree que es Andrés, pero se equivoca, lo llaman de su empresa, tienen problemas con algunos de los pedidos por lo que se cuelga al celular para dar las instrucciones a sus ejecutivos mientras camina hacia el poniente.

sábado, marzo 28, 2009

Capítulo 5: Pasos.

En la mañana Gustavo se despierta temprano. Lentamente su hibernación llega a término. Sin la necesidad de abrir un ojo se da cuenta que no está en el suelo, cree que es demasiado patudo el haberse acostado al lado de Andrés. Al abrir los ojos la luz lo encandila, parpadea varias veces para lograr enfocar su vista. Al girarse un poco se percata da la situación en la cual se encuentra: esta de lado, mirando hacia la pared, a su espalda Andrés lo tiene tomado por la cintura y muy cerda de él. Gustavo se siente desprotegido y muy suavemente quita de su cuerpo el brazo que lo mantiene cautivo. Se levanta sigilosamente para no despertar a Andrés. Ágilmente busca su bolso y se mete al baño, cierra la puerta, saca sus cosas para darse una ducha. Al terminar se seca y se viste. Es momento de dejar salir el vapor del baño por lo que abre un poco la puerta. Mientras se lava los dientes mira por el espacio entreabierto hacia la cama, Andrés todavía no ha despertado por lo que decide apurarse. Se enjuaga la boca y sale. Nuevamente deja el bolso en su lugar. Se acerca a Andrés y lo arropa. Luego sale de la habitación y parte con rumbo al comedor de la hostal. Deben ser casi las 9 de la mañana, se sienta y solicita el desayuno. Mientras lee los titulares del diario, en el cual hace asunto la farándula nacional: “El jugador de fútbol del momento es sorprendido por las cámaras de la prensa amarillista en una discoteca junto a una modelo que no es precisamente su novia”. Esto a Gustavo le importa una mierda, por lo que va directo a la columna económica, la bolsa aún no sube y le preocupa que su empresa se vea más afectada de lo que ya se encuentra. Mientras se toma un café cargado y sin azúcar disfruta de las tostadas y la mermelada que le han servido. Una vez terminado, pide el segundo desayuno, se encargue él mismo de que lo manden a la habitación. Por lo que se apresura por subir. Al volver Andrés sigue dormido, ni si quiera se ha movido desde que Gustavo bajó a desayunar. Mientras sigue repasando las hojas del diario sentado en el suelo saca su reproductor de música, presiona Play, suena: “Staind - So Far Away” ese tema le hace acordar los tiempos pasados, cuando trabajaba como estudiante en los veranos para poder juntar un poco de dinero e irse de vacaciones al sur del país. Uno de los audífonos no está en su lugar por lo que cuelga en el aire, Debe mantenerse alerto por si tocan la puerta. No desea que Andrés despierte. Se preocupa por él y realmente no tiene idea de dónde aflora ese extraño sentimiento. Golpean la puerta, recibe la bandeja y la coloca en una pequeña mesa que hay. Toma una lapicera y deja una nota en una de las servilletas:

Buenos días o buenas tardes XD espero que hayas amanecido bien ZzZzzzz , espero que te guste el desayuno y no te molestes si lo he pedido a la habitación :$ pero ya iban a cerrar el comedor ¬_¬ Voy a estar en el centro, cuando estés listo (Y) llámame al celu para que vayamos a almorzar juntos ÑAM* tengo una picada que es bastante buena =P te va a gustar!!! Nos vemos más tarde, adiós ^_^

Sale de la habitación, camina rumbo al centro mientras la música sigue sonando. Como nunca hace un poco de viento, eso ayuda a liberar un poco el calor que ya está comenzando a hacer en la mañana. No siente mucho la resaca, solo un pequeño dolor se cabeza que se deberá pasar tarde o temprano. Ya son más de las 11 de la mañana y aun no recibe ninguna llama. Entra a una pequeña tienda, saluda al vendedor y compra un agua mineral para seguir la caminata, pasa frente al mercado central, se detiene en las artesanías y compra un chiche para llevar de recuerdo. Saca algunas fotos y se sienta bajo una pequeña pérgola, le agrada ver como la gente pasa frente a él, algunos van apurados, otros son turistas. Los vendedores alzan sus voces para ofrecer sus productos. De pronto se le acerca una pequeña niña a ofrecerle sus propios productos, está vendiendo chicles y caramelos de menta, opta por ambos, ella le cobra $400, él le paga con un billete de $1000 y le dice: quédate con el vuelto. La pequeña suelta una sonrisa y se retira dándole las gracias.

miércoles, marzo 25, 2009

Capítulo 4: Pensamientos.

Siente que le llaman, que le tocan el rostro. Cuando era pequeño su madre a veces lo despertaba con caricias en la mejilla y besos en la frente. Pasa un momento y vuelve a sentir la misma sensación, vagamente decide abrir los ojos. No hay nadie tocándolo, sólo lo llamaban: “Gustavo, Gustavo, acuéstate en la cama, no te quedes ahí tirado”. Decide hacer caso, como un zombi toma la almohada del suelo, se pone de pie y se acuesta, vuelve a cerrar los ojos y sigue durmiendo. Inconcientemente se siente más a gusto en ésta situación. Andrés es quien mira el techo ahora. No recuerda como llegó a la pieza. Siente dolor en sus piernas y no sabe el porqué. Se levanta y se dirige al baño, desea orinar. Luego de terminar, se lava las mano y se da cuenta que tiene algunas magulladuras, continua mirándose y se da cuenta que tiene el pantalón roto, bang logra recordar que se cayó en medio de la calle. Se ríe y se termina de ver al espejo, aún está mareado y con dolor. Seca sus manos en una toalla que tiene bordado el logo de la hostal. El trecho entre la cama y el baño es corto, pero lo ve cono un gran sendero, tan grande que no se atrevería a cruzarlo solo. Debe dar a lo menos un paso y decidirá si pasará lo imprevisto o vuelve a lo mismo. Son simples estupideces las que piensa y da el paso igual. Se acuesta lentamente para no despertar a Gustavo. Andrés se queda mirando el techo. De repente y justo antes de conciliar el sueño nuevamente siente que le pasan un brazo por el pecho, como si lo estuvieran abrasando. Atónito mira hacia el lado, no sabe que hacer, por lo que se queda lo más quieto posible. Siente la respiración del otro muy cerca de sí. Entiende que esté dormido, que a veces los humanos lo hacen en forma inconciente, o por costumbre, el quedarse dormido abrasado de algo o de alguien, en este caso le llama más la atención que es un desconocido quien lo hace. La situación no lo incomoda, por el contrario, le gustaría que se volviera a repetir. Andrés disfruta por completo su vida y no está en sus parámetros el dejar escapar alguna oportunidad que se le dé. Desafortunadamente la situación no ha dado indicios o sospechas de que sea o no sea. Lo ha conocido en el Terminal y no precisamente por una cita del MSN o Chat, como alguna vez lo hizo en el pasado, si no que en circunstancias bastantes distintas. Aparte de no presentar ademanes del género, que son reconocidos por ellos mismos. Andrés si los presenta, pero son algunas y muy pocas las personas seudo normales lo notan. Gustavo es distinto: cuerpo un poco más alto, grueso y marcado, sin caer en exageraciones, le gusta visitar con regularidad el gimnasio, hace un poco de pesas y sale a trotar en las noches cuando tiene insomnio, o en las mañanas cuando despierta. Sin contar con sus comidas balanceadas, ricas en fibra vegetal, bajas en sodio, azúcar y grasas. El único vicio que tiene es el tabaco, fuma cuando está nervioso o cuando sale de parranda. Todo esto desconcierta a Andrés, pero se hace el dormido, decide tomar el brazo de Gustavo con su mano y acercarse un poco más hacia él. Deja pasar un momento para saber si hay respuesta. Menciona su nombre como lo hizo hace un rato... nuevamente no hay respuesta, vuelve a hacer lo mismo que la ocasión anterior, acaricia sus mejillas con la mano hasta quedarse dormido.

viernes, marzo 20, 2009

Capítulo 3: Licor.

Al entrar en bar seleccionado por Gustavo, a Andrés no le queda de otra que aceptar lo que está viendo, total es un simple invitado. Las paredes rayadas con mensajes de los grandes mártires comunistas y detractores de la dictadura. La música es la misma que escuchaba y cantaba cuando cursaba sus primeros años de estudio en la universidad, pero después de un tiempo le pareció demasiado, por lo que dejó de escucharla. Claro está que le agrada un poco, pero no por completo. Gustavo ha sido criado con una formación doble, un padre militar y una madre comunista, por lo que él mismo se hace llamar hibrido. Pero simplemente prefiere no hablar de los temas, aún le afecta la separación de sus padres, a pesar de que ya han pasado más de 4 años. Es una persona bastante sensible y elocuente, siempre tiene alguna frase para quienes piden algún consejo, desafortunadamente no logra poner en práctica esos consejos consigo mismo. Andrés canta alguna de las canciones mientras bebe un poco de licor que han llevado a la mesa en donde se han quedado. Mientras Gustavo ve como la vela puesta en medio de la mesa empieza a liberar la esperma que cae directamente sobre un plato color verde con algunos saltones, seguramente debido al descuido de quienes lo han manipulado. Con sus dedos toma la esperma tibia y la moldea de tal manera que da la sensación que fuera un pequeño tacho para el café. Andrés mira la pequeña figura y halaga a Gustavo por sus habilidades manuales, éste se sonroja y bebe un trago bastante grande para pasar por alto el rubor de su rostro.

Conversan acerca de los demás que están en el proyecto y ríen de algunos de ellos al criticar la forma en como sobreactuaban para ganar más pantalla que los mismos protagonistas. Andrés ya se siente un poco mal por tanto alcohol, pero está tranquilo, le queda parte del sándwich en la habitación, comiendo un poco se le pasará el estado en el que se encuentra, pero esperará llegar a la habitación para recién hacerlo, mientras bebe un poco más. Gustavo se encarga de llenar los vasos para nunca poder verles el fondo. Pide más licor, a medida que lo hace su cuerpo empieza a sentir las acciones de la ingesta: calor, transpiración y balbuceos al hablar. A esa altura da lo mismo, su compañero de copas está igual o en peor estado. Ya comienzan a retirarse algunos de los asistentes al recinto, es entonces cuando Andrés decide ponerse de pie para ir al baño, en ese ínter tanto Gustavo pide la cuenta y la paga antes de que Andrés vuelva a la mesa. Se da cuenta que si se pone de pie muy rápido se mareará más aún y hasta podría perder el equilibrio o lo que es peor, caer al suelo. Por lo que se toma su tiempo, inspira muy lentamente, aprieta los dientes, se sostiene de los brazos del asiento y se logra poner de pie. Camina rumbo al baño, ya no esperará a Andrés, solo quiere orinar y su vejiga ya no aguanta más por lo que trata de caminar más rápido. Siente como su cuerpo se tambalea al dar cada paso. Finalmente al entrar el baño y logra saciar su necesidad. Al terminar mira su rostro en el espejo, lava sus manos y moja su nuca mientras se sigue tambaleando. Se devuelve caminando lentamente a la salida del local, ya no queda casi nadie en el interior. Debe esperar a Andrés, pero no hay vestigios de él en su perímetro visual. Debe encontrar a algún sujeto con camisa a rayas y jeans oscuros. Al visualizar nuevamente se da cuenta de que lo ve conversando con otro grupo de personas. Al acercarse confirma su teoría, era él, Andrés, conversa con los demás, al verlo lo llama y lo presenta al resto, dice que son algunos viejos amigos con los que se ha encontrado en el interior del local. Ahora Gustavo entiende porqué Andrés demoraba tanto. Mientras estiran la mano para saludarlo Andrés toma directamente de una botella un trago, que al parecer esta puro. Al terminar de saludar Andrés le pasa la botella a Gustavo. Éste toma la botella mientras se tambalea, al dar un sorbo siente como su garganta es invadida por el fuego del trago. Cierra los ojos y los aprieta por algunos instantes, al abrirlos mira directamente a los ojos de Andrés, este lo mira y le quita la botella para dar otro trago más, él no cierra ni aprieta los ojos, pero si lo mira de vuelta al pasar la botella a alguno más del grupo. Gustavo decide irse a la hostal y se lo hace saber a Andrés. Él también decide lo mismo. Uno de los conocidos del grupo les pregunta si quieren ir a algún otro lugar para seguir el carrete. Ellos se retiran dando las gracias por la invitación y comienza su caminata rumbo a la habitación de la hostal. Mientras dan los pasos Andrés fuman para hacer su camino más corto. Gustavo no haya el momento de llegar y tirarse un rato a dormir. De repente Gustavo pierde de vista la brasa del cigarro que caminaba junto a él, al darse vuelta se da cuenta que Andrés ha dado un paso en falso y ha caído a suelo. Andrés lanza una carcajada debido al incidente que le ha afectado, se queda en el suelo mientras Gustavo se acerca para ver si está bien y reírse un poco de la situación. Insiste en que se ponga de pie, pero Andrés sigue riendo. Luego de unos dos minutos de carcajadas decido hacerle caso a Gustavo, el cual le da una mano para ayudarlo. Con el impulso que Gustavo lo levanta quedan cara a cara, mirándose a los ojos. Andrés decide bajar la mirada hacia sus pantalones. Debe constatar daño por la caída. A primera vista no se ve nada por lo que siguen caminando en silencio y soltando algunas risas fugases al recordar la caída. Al llegar a la hostal, Gustavo es el encargado de tocar el timbre y pedir las llaves para entrar a la habitación. Andrés no pasa por la recepción y sigue su camino directamente a la puerta de la pieza, te sienta en el piso con las piernas dobladas y separadas un poco, sus grasos se sostienen sobre sus rodillas, su cabeza está apoyada en la pared, sus ojos se encuentran cerrados. Espera a que llegue Gustavo para ingresar y dormir más tranquilamente. Gustavo llega unos segundos después, lo mira mientras trata de abrir la puerta, esas malditas llaves no logran hacerlo. Luego de forcejear unos instantes finalmente logra abrir la puerta, enciende la luz e ingresa, se da cuenta que Andrés no entra, seguramente se ha quedado dormido afuera, por lo que sale a buscarlo. Le habla – Andrés, despierta, entra a la pieza – no hay respuesta. Golpea su espalda y repite lo dicho. Tampoco hay respuesta por lo que decide arrastrarlo hasta el interior de la habitación, cierra la puerta y no sabe que hacer. Si lo deja tirado en el suelo podría pescar algún resfrió, pero no se encuentra en condiciones para cargarlo y subirlo a la cama. Se llena de valor y lo toma en brazos, es mucho más liviano de lo que creía, el alcohol hace su efecto y recae en su equilibrio. Se hecha hacia delante y pierde el peso que estaba en sus brazos, dejándolo caer sobre el colchón. Gustavo cae sobre él, pero Andrés no despierta. Rápidamente se incorpora y vuelve a acomodarlo en la cama. Al verlo más de cerca, observa el cuerpo tirado sobre las frazadas. Se percata que se ha roto el pantalón. Ya es demasiado tarde para preocuparse, es momento de dormir apaga la luz y se acuesta en su improvisada cama en el suelo. Mira fijamente el techo, piensa en lo que ha vivido ese día, cree que ya ha comenzado una nueva historia, algo en su vida ya ha cambiado. Es momento de dejar el pasado atrás y mirar hacia el futuro, pero ¿a qué costo? Ya es un paso bastante grande el haber vuelto a las grabaciones. Sus ojos empiezan a pesarle cada vez más, antes de quedarse dormido suelta un: “Buenas Noches Andrés”. El cual es respondido con un: “Buenas Noches Gustavo”. Cree que es cosa de su imaginación el que le hayan respondido por lo que se duerme profundamente.

sábado, marzo 07, 2009

Capítulo 2: Tres, Dos, Uno, Acción.

Ya en la habitación Andrés y Gustavo, agotados por el viaje deciden dormir unos instantes. Gustavo solicita una frazada para taparse, Andrés se la entrega junto con una almohada. Andrés no tiene tanto sueño, ha dormido en el bus, en cambio su compañero de aposentos cae en Morfeo. Andrés lo mira como duerme placidamente mientras está tirado sobre la cama de 2 plazas para él solo. Mira el cielo de la habitación, se da cuenta de que está con algunas manchas negras, seguramente de moho por la humedad, cree que sus amistades le han dado las espaldas al no poder recibirlo en sus casas, la decepción abarca su mente, ya que, ellos cuando han ido a su hogar nunca los ha dejado de lado, y por último ha cedido su propia cama para que ellos duerman cómodamente mientras él duerme en un sillón. Pero en fin, ya está ahí, con un extraño que acaba de conocer. Por un lado le interesaría conocerlo, pero por otro lado no sabe el por qué se ha quedado con un perfecto desconocido. Andrés no desconfía tanto de la gente, cree que todos son buenos y si alguna vez han hecho algo malo fue por alguna razón justificada.

Al despertar se da cuenta que lo están observando, asienta con un: “buenas tardes”. A lo que responden de misma forma. Gustavo tiene hambre y se lo hace saber, por lo que propone salir a buscar un poco de alimento, a lo que asienten con un: “bueno ya”. Gustavo ya sabe cuales son los locales más convenientes y se dirigen a uno de ellos, piden 2 sándwiches. Comen y conversan de cosas bastante cotidianas. Gustavo termina con rapidez su sándwich, en tato Andrés no puede más, está satisfecho, por lo que pide un recipiente para llevárselo por si le da hambre más tarde. De vuelta en la hostal Gustavo se tira sobre la cama:

-Es bastante cómoda.
-Así parece y se tiende al costado.
-Esto es muy extraño.
-¿Qué cosa?
-Esto... estar compartiendo una pieza con alguien que acabo de conocer.
-Y me lo dices a mí...

En esos instantes suena el celular de Gustavo, es el productor, lo necesitan en una de las locaciones para iniciar una de las grabaciones. A los segundos después suena el celular de Andrés para avisar lo mismo. Ambos se dirigen hacia el lugar indicado. El productor da algunas señales de qué deben hacer en la escena. Están en un bar típico de la zona, el cual es el epicentro de la historia a filmar. Un cortometraje acerca de algunos lugares bohemios de aquella ciudad, en la cual uno de los protagonistas deja la noche bohemia para estar con su amor de toda la vida. Éste argumento a ambos le parece más que un cliché, pero todo sea por un poco de dinero, además la paga no será baja, por el contrario, es bastante alta para simplemente no hacer tanto.

La escena se repite una y otra vez. Deben tomar todos los ángulos en esa misma locación para terminar luego. La situación es bastante cansadora para ambos. Finalmente terminan la escena y quedan libres. Gustavo habla con el productor para saber si les pueden pagar por las horas trabajadas, solamente le pagan a él, es amigo del productor, por lo que se siente satisfecho, en cambio Andrés deberá esperar hasta el último día para recibir la paga por los servicios hechos. Gustavo invita a Andrés a tomar algo para celebrar el fin de la grabación de ese día, Andrés acepta, pero para llorar por el dinero aún no cancelado. Promete a Gustavo devolverle la mano cuando esté pagado, pero él le dice que no se preocupe.