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Espero que les gusten las historias. Dejen su marca una vez leidas.

lunes, agosto 28, 2006

Historia 7: 50 Mil y Las Gracias.

Lo que siento por ti no lo volveré a sentir por nadie más eso lo tengo claro. El tiempo ya nos ha sellado muestras heridas y a la vez ha abierto otras. Me llama la atención que te hayas ido sin avisar. Te busqué por mucho tiempo, pero no dabas señal de vida, pregunte por ti hasta con tus padres. Tú madre lo único que me dijeron fue algo más o menos así:

-“Bueno, él llego hace un rato, traía una maleta vacía. Me saludo y subió corriendo a su pieza, pasaron como 30 minutos y bajó con la maleta llena, me dijo que eran algunas cosas que necesitaba porque se iba de viaje, no me quiso decir donde, pero que no me preocupara que él iba a estar bien y si llamabas que no te dijera nada.

-Esta bien, bueno yo también le quiero pedir un favor – en ese momento mis manos estaban frías y temblaban mucho – No le diga que yo la llame.

-¿Pero pasa algo grave, algún problema?

-Nada que no se solucione – pensé en esos momentos – nada grave.

-Bueno ojala se solucione. Te tengo que dejar, estoy preparando el desayuno.

-Muchas gracias por atenderme y disculpe las molestias, adiós.

Al momento de colgar sentí que todo mi mundo se había vuelto abajo. Corrí a muestra cama, necesitaba si quiera sentir tu olor. Lloré por más de 20 minutos sin nadie que me consolara. Me sentí tan pequeño en un departamento tan grande. El único consuelo que me quedaba era el aroma de las sabanas, las cuales llevaban impregnado la fragancia de tu olor. Una mezcla de perfume y tabaco el cual siempre fue característico en ti y me hacia alucinar y volar antes de dormirnos cada noche.

Al día siguiente llamé por celular a tu amigo. Estaba fuera se su hogar y necesitaba saber de ti. Debo reconocer que a veces lo encontraba un poco hostil, ya que, te hacia cambiar cada ves que salíamos a algún Pub y nos encontrábamos con más personas. Le pregunté por ti, él no me supo responder tampoco entendía lo que estaba pasando (al pareces estaba recién despertando) en ese momento le dije que estaba fuera, que me abriera la puerta para poder conversar tranquilos.

Al abrir la puerta logue apreciar su cuerpo, el cual era más blanco que los belgas que conocimos en Europa. Venia con una sabana alrededor de su cintura, justamente se venia despertando. Una ves adentro me pidió disculpas por el desorden y se fue a colocar un poco más de ropa. Al sentarme en el sillón me di cuenta de los restos del trasnoche. Envases de alcohol sobre el sofá, cenizas en la alfombra y una pipa artesanal sobre la mesa justo al lado de una cajita de anilina. Esto último me llamo la atención así que decidí curiosear y abrirla. Para la mayor de mis sorpresas en su interior quedaban unas cuantas dosis de cocaína tapadas por papelillos y un tubo de lapicera. Justo en ese momento escuche unos pasos que se acercaba, cerré la caja y la metí en uno de mis bolsillos. En ese momento me hablaron, mi nerviosismo era un poco evidente, pero lo atribuí a la molestia por la hora en la cual había llegado – cerca de las 9:30 AM – pedí el baño para mojarme la cara, fue en ese instante cuando guardé la caja entre mis calcetines para que no notara que le faltaba y yo la llevaba en los bolsillos. Al salir del baño mi nerviosismo ya había disminuido.

-Tú si sabes donde esta.
-¿Dónde esta quien?
-Mi pareja.
-Bueno, si no sabes tú menos lo voy a saber yo – dijo con un tono irónico.
-Por favor dime dónde está, dime dónde se ha ido.
-Haber, no estoy entendiendo nada. Me estas diciendo que no sabes de él.
-Así es, por esa razón vine hasta acá, pensé que tú podías saber algo.
-Bueno la última vez que lo vi fue hace 2 días atrás. Nos juntamos a tomar un café y luego me vino a dejar ya que tenía otro compromiso.

En esos momentos sentí otros pasos que venían desde el corredor. Esa persona saludó con un gesto de cabeza y de manos - a los que respondí de la misma forma – y luego se dirigió junto a nosotros. Lo beso y se sentó. Evidentemente buscaba la cajita, al no encontrarla fue a la pieza y se devolvió con otra cajita más. Preparo la mercancía frente a mí y me ofreció, a lo que respondí: No gracias, No le hago. El tipo me miro y le ofreció al dueño de casa, el cual lo único que hizo fue tomar el tubo y meterlo en su nariz y jalando todo lo que le habían preparado. Luego siguió su proveedor. En esos momentos me sentid emaciado incomodo, no me había dado cuenta que el mejor amigo de mi pareja se metía esas cosas por la nariz. Logré explicarme en ese momento por qué a veces desaparecía misteriosamente y llegaba con la nariz y los ojos rojos pidiendo un pañuelo.

-No sabes de lo que te pierdes – me dijo cuando su compañero termino de jalar.
-Si hay algo que sé, es que no malgasto mi dinero en esas cosas.
-Por favor, no me vengas con esas cosas – intervino su proveedor.
-Cállate y no te metas en esto – le respondió el dueño de casa – creo que es mejor que vayas a la pieza ya que mi invitado y yo debemos conversar algunas cosas.
-No seas tan exagerado, además tengo derecho a saber lo que pasa.
-Después te explicaré lo que esta pasando – Dijo con un tono más agresivo, el tipo se retiro a la pieza de la cual había salido sin que nadie lo llamara – ¿en qué estábamos?
-Si sabes dónde está.
-La verdad no tengo idea, como te dije antes no lo veo hace más de 2 días, ¿lo llamaste a su celular o a la casa de sus padres?
-Ya he hecho todo lo que esta a mi alcance y aún no logro contactarme con él

En ese momento solté el llanto, mi angustia era mayor, ni si quiera su mejor amigo tenia información de él. Se acerco y me abrazo, trató de tranquilizarme diciéndome que antes hacia lo mismo; desaparecía sin darle aviso alguno a nadie y luego volvía después de un par de horas o unos días. En esos instantes recordó que su celular sonó en algún momento de la noche. La razón por la cual no había contestado es por que lo dejó en su pieza y estaba de anfitrión de la fiesta que ofreció en la noche anterior, además estaba preocupado por conseguir más alcohol y mote – así le decía a la cocaína- Se paro y se fue a la pieza a buscar su celular a la pieza.

Unos gritos espantaron mi lamento. Su proveedor no quería entregarle celular ya que según él mi pareja no le había pagado lo que debía. Mi atención se volcó a las palabras que escuché. Mi acerque a la pieza para atender con mayor atención. El mejor amigo de mi pareja le decía que bajara la voz ya que yo podía escuchar. Decepcionado me fui al baño, las ganas de vomitar eran inmensas, me daba asco el saber que mi pareja me había ocultado su adicción. Tiré la cadena y baje la tapa de la taza, me senté y pensé en la nada, saqué un cigarrillo y lo encendí, aun podía escuchar la discusión que tenían en la pieza, la única razón por la cual no salí de esa casa fue la necesidad de saber si tenia alguna llamada de él en su celular.

Estas ahí, me dijo al mismo tiempo que golpeó la puerta. Salí del baño con los ojos llorosos e inyectados en sangre tanto por mi perdida como mi rabia y decepción.

-Justamente fue él quien llamo.
-Muchas gracias, pero si anoche no hubieses estado metiéndote estupideces en la nariz me podrías haber ayudado siquiera a saber si esta bien, pero a lo único que me has ayudado es a caer mas profundo aún – En eso vi como su proveedor se apareció nuevamente.

-Perdóname, pero no puedo hacer más por ti.
-Claro que puedes hacer algo más – Intervino el proveedor – Cóbrale el dinero que su parejita me debe hace mas de 2 meses.
-¡¿Cuanto es lo que te debo?! – le respondí con un tomo agresivo y mirándolo fijamente.
-¿Acaso tú le vas a pagar, Si quieres te cobro los intereses? – me respondió con un tono irónico e hiriente.

El dueño de casa trato de calmar mi ira tomando mi mentón con una de sus manos y girando mi cara hacia él.

-No lo hagas – dijo el dueño.
-¿Que no haga que? – le respondí.
-Por favor contrólate.
-Serian 50 mil y las gracias por haberte dicho lo drogadicto que es tú parejita – intervino el proveedor.

En ese momento la mano que se encontraba en mi mentón la saqué hacia un lado con un solo golpe, corrí hacia el proveedor y le mande un golpe en la cara el cual no pudo esquivar. El puñetazo le dio vuelta la cara, rápidamente le mande otro golpe en el abdomen el cual lo hizo caer al suelo. El dueño de casa trato de detenerme sujetándome los brazos por la espalda y pidiéndome que me calmara. A lo que le respondí: si no quieres terminar en el suelo, suéltame ¡Ahora! En ese instante vi como el proveedor se puso de píe, se tocó la nariz la cual estaba sangrando, me miro y se dispuso a atacarme. Me balancee sobre mi contenedor lográndome zafra por completo. En ese momento sentí un golpe en la cara. Solo sentí el golpe, pero nada de dolor. Inmovilice el brazo de mi oponente y lance una patada en sus testículos la cual lo dejo tirado en el suelo retorciéndose como lo que es, una víbora venenosa. El mejor amigo de mi pareja me gritaba que me detuviera, pero la decepción y angustia junto con la rabia se habían apoderado de mí. Le mande una última parada en los glúteos, luego saqué mi billetera y le lancé en la cara que me había cobrado. Irónicamente le dije: “Ahí tienes lo que te debían, ahí tiene 20 mil más para que pagues los gastos de este encuentro. Y una cosa más, gracias por ser quien me haya informado de la adicción de mi pareja, ya que estaba esperando algún momento para descargar toda mi rabia y furia”.
Arregle el cuello de mi camisa y me dirigí hacia el dueño de casa, el cual levanto un poco los brazos en señal de sometimiento y le dije: “Espero que nunca mas te vuelva a ver con ese tipo, y menos jalando frente a mí, ya que sabes lo que te puede pasar”. Seguí mi camino hacia la puerta y antes de abrirla me volteé y les dije:”Haber si con el Mote logran minimizar el dolor que sienten”

Ya en el departamento deje las llaves sobre la mesita de centro. Solo llegue a ducharme. Me sentía sucio. Una vez frente al espejo me mire el rostro, solo una leve inflamación en el pómulo. Me saque toda la ropa que llevaba puesta, el pantalón y las zapatillas aún tenían marcas evidentes de sangre fresca. Bajo el agua tibia me preguntaba cómo no me di cuenta antes de la adicción de mi pareja.
Una vez fuera de la ducha llevé toda la ropa a la lavandería. Separé cada penda. Al tomar el pantalón cayó uno de los calcetines. La cajita de anilina se hizo evidente. La dejé a un lado junto con las demás cosas que andaba trayendo en los bolsillos. Programé la lavadora e inició si ciclo. Tomé los artículos y fui al living, los deje junto a las llaves y me recosté un momento sobre el sillón de 2 cuerpos para observar esa cajita. La cual apode la “Cajita infeliz”, la cual a algunos hace feliz. . . Pero solo por un momento.

jueves, agosto 17, 2006

Historia 6: Estrellas Bajo Techo, Té Verde y Triángulos Rosa.

Llegamos a su hogar, aunque no quería ir, pero me insistió tanto que preferí decidí ir. Los argumentos que utilizo fueron muy directos, además no podía negarme ya que mi ex yerno había sido muy bueno conmigo. Aunque haya dejado a mi hija por otra persona, no podía dejar de estimarlo.

Al llegar a su hogar me di cuenta que había un ambiente muy especial, una mezcla de tecnología, arte y delicadeza, pero dentro de todo eso estaba un poco desordenado, parecía como si hubiesen buscado algunas cosas en forma desesperada. Me pidió disculpas por el desorden, a lo que le respondí con un tono comprensible por la situación: No te preocupes, son detalles. Luego me dirigió al cuarto de invitados. Una habitación muy amplia, tenía baño propio. Las paredes pintadas con un color azul pálido y unas manchas de color blanco, daba la sensación de estar en el cielo. Además de dos cuadros. Los reconocí de inmediato esos cuados habían sido pintados por mi hija. Ella acostumbraba a dejar su firma en la esquina superior izquierda, según ella lo hacia ahí para poder identificarlos mas rápido. La cama era de 2 plazas con un cobertor de plumas color blanco con cojines inmensos los cuales llamaban a acostarse y no levantarse jamás. Deje mi cartera y chaleco sobre la cama. Al entrar al baño este lucía un espejo que cubría toda una pared, luces de alta luminiscencia, sin mencionar los acabados de mármol que se asentaban sobre el lavamanos y la bañera de 2 cuerpos. Lavé mi cara y manos antes de ir a la cocina.

Como toda madre me espante al ver el desastre que había en esa cocina. Loza acumulada hace más de 2 días. Trate de ordenar un poco y luego coloque un poco de agua a hervir para tomar algo caliente. En la alacena encontré las bolsas de té más finos que había visto desde mi visita a Argentina. Serví dos tasas de té verde junto con unas galletas que encontré como era la costumbre en ese hogar, o por lo menos lo era cuando iba mas seguido a visitar a mi ex yerno. Lleve las cosas en una bandeja de madera que les había regalado antes de su separación.

Ya en la mesa conversamos un poco, estaba cansada y necesitaba descansar un momento. Cuando fui a darle un sorbo al té me di cuenta que no le había echado azúcar, al abrir el azucarero mi extrañeza fue muy notable. Había cubos de azúcar rubia los cuales me hicieron recordar mi infancia. Después de revolver el té mi ex yerno me miro a los ojos. En esa ocasión pasaron muchos pensamientos en mi cabeza. No sabia que hacer. . . Solo bajé la miada. Con una voz un poco temblorosa me pidió disculpas por haber dejado a mi hija, yo le respondí que mi desilusión a veces era evidente, pero a veces pasaba.

Una ves terminado el té me levante de la mesa y retiré las cosas de la mesa. Nuevamente en la cocina me preguntaba como lo haría para no molestarlo más, ya no era parte de la familia y necesitaba a alguien para cuidar a mi hija que sería dada de alta en unas horas o unos días más. De pronto recordé a mi hermano, él no tenia mucho que hacer en el sur, pero no se ubicaba mucho en esta cuidad, así que decidí llamarlo, eso si que mi ex yerno no se podía enterar, ya me bastaba con que él pagara la cuenta de la hospitalización. Esperé que él se acostara para salir un momento a llamar a mi hermano, el cual acepto de inmediato ayudarme en esta situación tan tensa.

Al volver me di percate que la luz de la habitación de mi ex yerno estaba apagada y se escuchaba la respiración de un sueño muy profundo. Aproveche esas circunstancias para terminar de lavar la loza que había quedado en el lavaplatos y hacer un poco de aseo en el living, al pasar un paño por sobre los muebles me percate que faltaban algunos porta retratos ya que se notaba un espacio un poco más limpio. Creí que éste porta retrato se había caído detrás del mueble pero no lo encontré nunca, pero lo que si encontré fue un libro. Lo recogí y lo deje en una mesita de centro que había. Lo que más me atrajo de aquel libro fue su portada, un triángulo rosa. Al terminar de hacer aseo fui a la pieza de invitados y me recosté.

El frío hizo que me diera cuenta que me había que dado dormida sobre el cobertor, apagué la luz y me tendí bajo el abrigo de las plumas. Al mirar las pareces me percaté de otro detalle de la habitación, tenia estrellas que iluminaban el techo y pareces, las cuales con la luz artificial o natural no se notaban. En ese momento trate de quedarme dormida nuevamente, pero mi subconsciente hacia que recordara lo que había visto en la tarde. Desperté muy temprano por la mañana, mi ex yerno aún dormía, no quise molestarlo. En el momento de acercarme nuevamente a la mesita de centro vi nuevamente el libro, me senté para echarle un vistazo. La dedicatoria provenía de mi propia hija. Decía: “Siempre lo supe, pero no lo quise aceptar, ahora soy libre nuevamente, gracias por no seguir amarrando mis alas y dejarme volar. Recuerda que te seguiré amado”. Dentro del libro había unos párrafos marcados. El separador de páginas era una fotografía de ellos en la cual aparecían en el aeropuerto de Brasil una ves que fueron cuando cumplieron un año de matrimonio. Comencé a leer uno de los párrafos marcados cuando tocan el timbre de la puerta, apresurada supuse que era mi hermano, al fin había llegado del sur, rápidamente atendí la puerta. Retire mis cosas de la pieza de invitados, (la cual había deja limpia y ordenada), tome el libro y lo puse en mi cartera y escribí un nota en la cual daba las gracias y me disculpaba por no despedirme en un papel que encontré al lado del escritorio. No quise despertar a mi ex yerno, ya había sido demasiado lo que él hizo por nosotras. Se me caía la cada de vergüenza que viera a mi hermano sin haberle avisado que él había llegado un momento a su hogar sin pedirle permiso.

En completo silencio dejamos el hogar de mi ex yerno junto a mi hermano.

viernes, agosto 11, 2006

Historia 5: Tabaco Perfume y Naftalina.

Hace unos días tras se me acerco un tipo, de apariencia. . . Yo diría que normal, de estatura promedio, un metro setenta aproximado, de contextura delgada. Cabellos cenizas, tez pálida y arrugada, con ojos grandes almendrados, su sonrisa era blanca como la nieve en la cordillera. Si vestimenta me llamo mucho la atención, parecía como si hubiese buscado lo mejor para acercarse a mí. Un traje 2 piezas color verde azulado oscuro, una camisa gris, corbata a rayas, calzado negro recién lustrado y una correa con una hebilla color oro la cual a la luz del sol desplegaba un brillo intenso que ni mis gafas lograron detener. El olor que expelía me parecía conocido – me hizo recordar la casa de la abuela – era una mezcla entre tabaco, naftalina, y algún perfume de buena calidad.

Este caballero a primera vista bordeaba los 50 años. Se me acerco con la clara intención de hacerme una pregunta:

-Disculpe joven – dijo con una voz profunda – ¿Usted sabe donde queda el edificio Central?
-Si, debe seguir por esta calle, tres cuadras más hacia el poniente, justo ahí esta el edificio.
-Es que vengo de allá y me han mandado para acá, la verdad estoy un poco perdido ya que no soy de estos lados.
-¿Está seguro que así se llama el edificio? – Le pregunte quitándome las gafas – ¿No se habrá equivocado?
-Si, lo estoy – dijo con una voz un poco insegura – pero tendré que seguir buscando si no perderé la hora.
-¿Y usted de dónde es?
-Del sur, vengo recién llegando y tengo que arreglar unos problemas familiares, pero hasta para eso me dan hora.

La cara de angustiado que tenia el pobre hombre era inimaginable. Además cargaba un pequeño bolso, el cual parecía bastante pesado. En esos momentos me entro un sentimiento de culpa.

-Caballero, ¿Tiene la dirección exacta?
-Aquí la ando trayendo – en esos momentos se apresuró a sacar una pequeña libreta de uno de sus bolsillos – esta es la dirección.
-Ahora entiendo – dije viendo la hoja de esa libreta – Usted tiene que seguir por esta cuadra tomar locomoción para llegar a ese lugar, son como 10 o 12 cuadras hacia el poniente.
-¡Tanto! Bueno seguiré caminando entonces – dijo con una voz cansada y desalentada.
-¿Si quiere lo acompaño? Yo también voy en esa dirección.
-No se preocupe, además vengo con el dinero justo, ojala que alcance a solucionar mi problema.


En esos momentos mi corazón sufrió un quiebre emocional. Ese hombre estaba tan preocupado de llegar a su cita que iba a caminar lo que fuera necesario, por otro lado no tenía el dinero suficiente como para pagar locomoción. Yo justo tenia un poco de dinero que me habían devuelto por la compra de unos artilugios para mi hogar. No lo pensé mucho y decidí acompañarlo, pero no lo acompañaría caminando las 10 o 12 cuadras que quedaban.

-Caballero, que le parece si caminamos hasta la esquina y tomamos locomoción, yo le pago el pasaje, para que alcance a llegar y no pierda la hora de si cita, aparte yo también voy en esa dirección.
-¿No será mucha molestia? – me pregunto con una cara de sorprendido – de verdad se lo agradecería mucho.

Caminamos hasta el paradero de taxis que estaba en la esquina. Como es de costumbre hable con el chofer que me conocía. Ya camino al edificio este caballero me contó que venía porqué un familiar estaba un poco enferma, a lo que no di mucha importancia en ese minuto. Lo que más me intrigaba era saber por que le habían dado hora para llegar, a lo que me respondió: “Lo que pasa es que mi hermana tubo que pasar la noche en ese lugar, además esta cerca del Terminal por eso debo llegar a la hora que ella me dijo por que después se va de ahí, se va a si casa de verdad y la otra dirección no se la alcance a pedir” la verdad no le entendí muy bien la explicación, pero lo que si entendía es que yo también estaba encima de la hora. Ya llegando al destino me baje una cuadra antes que este caballero, que a todo esto no tenía 50 años, si no que 75. Le pague al chofer y me despedí de este anciano, le deje una de mis tarjetas por si necesitaba ayuda.

Después de una semana aproximadamente recibí un correo, era este anciano dándome las gracias por el favor que le había hecho. Me preguntaba como estaba y si había alguna posibilidad de juntarnos para tomarnos un café en el centro, me quería comentar como le había ido en sus trámites familiares, por lo que me adelantó en su correo su sobrina estaba un poco complicada de salud y su hermana no podía pagar el total del tratamiento. También quería conocerme un poco más, ya que según él personas tan amables como yo ya no quedaban, esto último me llamo mucho la atención – Para mí ser amable con un anciano no tiene mucha ciencia – Al terminar de leer el correo me di cuenta de muchas cosas. Las lágrimas corrían una vez más por mi rostro, haciendo un camino más por mi piel ya irritada por tanto llanto.

No quise ser descortés con el anciano, le explique que ya no estaba en la ciudad por motivos de trabajo, pero que cuando estuviera de vuelta por el sur me escribiera nuevamente para ponernos de acuerdo para tomarnos un café bajo la lluvia que en esos días mojaba mi corazón.

jueves, agosto 03, 2006

Historia 4: Inconscientes Pensamientos.

Madre que estas en los cielos, tal ves tú me podrías comprender, pero esta ves solamente yo logro comprender que pasa por mi cabeza. Aun no logro superar la partida de vuestra presencia angelical, la cual irradiaba felicidad cada ves que llegabas y atravesabas los anchos muros de esa clínica.
Oh madre ¿cómo podré superar la partida de mi amado? Por que no te hice caso cuando me lo dijiste, yo aun era muy joven, estaba embobada, una torpe enamorada del amor, el cual se había convertido en cuerpo físico aquella ves que lo vi por primera ves. Me quede perpleja. Estábamos en el Centro haciendo unas compras ya que se acercaba el cumpleaños de la abuela y aun no encontrábamos nada de lo que a ella le hubiese podido agradar. Esa ves mi cuerpo delgado y el calor me jugaron en contra, esta demás decir que no había comido nada ya que habíamos saldo temprano para que la abuela no se diera cuenta. Unos momentos al voltear sentí como mi mundo se venia abajo, comencé a sentir una extraña sensación, mis piernas se hacían lacias, mi vientre se apretaba y mis ojos se pusieron en blanco – según mi madre – un pequeño balanceo hacia atrás y siento como mi cuerpo azota parte de mis brazos contra el suelo al despertar mi madre se encontraba angustiada, hincada a mi lado y dándome aire con un abanico que había comprado unas cuadras atrás. A mi alrededor, mucha gente de espectadora, viendo como la chiquilla hacia tirada en el suelo. A mi otro costado estaba el amor hecho cuerpo físico. Un hombre de espalda ancha y rasgos finos, cejas gruesas y dientes perfectamente blancos y parejos los cuales pude ver cuando me sonrió al verme despertar.

-¿se encuentra bien? – dijo con una leve sonrisa en sus labios y tocando mi frente con una se sus manos, las cuales por cierto eran de suaves y tersas con dedos largos, uñas pulidas y un anillo de plata en el pulgar – no se mueva mucho, por poco y no se golpea la cabeza.

-Creo que estoy bien, solo fue un mareo el que me tiro al suelo – dije muy avergonzada por el incidente – pero ya estoy mejor, el calor me jugo chueco.

Pasado ese suceso este hombre nos acompaño hasta la parada de los taxis, e insistió que nos fuéramos en uno, pero la verdad no contábamos con el dinero suficiente para pagar la carrera. Él hablo con uno de los taxistas – ya que lo conocía – y le pidió que nos fuera a dejar a la puerta de la casa, al momento que colocaba un billete en el bolsillo de la camisa del chofer.
Al llegar a la casa me apresure para anotar en papel la patente del taxi. Mi madre me insistía que no corriera por que había tenido un desmayo hace un momento atrás. Luego subí a mi aposento para descansar un rato. Al lapso llegó mi madre con una tasa de té, según ella para recuperarme luego. A duras penas me tome el té ya que hacia mucho calor y el agua estaba hirviendo aún.

A los días siguientes me propuse ir a devolver el dinero que le había cobrado el taxista a mi salvador - así es como le llama de forma cariñosa - para no sentirme culpable al hacerle gastar su sueldo. Debo reconocer que mi madre y mi abuela me ayudaron a juntarlo.
En la micro rumbo al centro recordaba sus manos, me llamaba la atención el anillo de plata que llevaba en el pulgar, - tal vez le quedaba grande – pensaba. Miraba la calle como si lo fuera a encontrar vagando por ahí. De un frenazo volví en mí, me tenía que bajar justo, en la parada de los taxistas estaba aquel que nos había trasladado. Le pregunte si él conocía donde trabajaba mi salvado, a lo que me dio las indicaciones. Décimo piso oficina 19, golpeé la puerta con timidez al ver que no respondía nadie golpeé un poco más fuerte. A lo lejos se escuchaba un televisor encendido. Ya me había decidido por dejar una nota y el dinero por bajo la puerta, justo al agacharme abren la puerta, mi cara de asombro era impresionante, ahí estaba una ves más él, en toda su gloria y majestad.

Después de explicar lo que había sucedido ese día nos seguimos viendo como amigos, él me contó que sucedía de una ruptura amorosa y que necesitaba distraerse un poco por lo que me invito a tomarnos un trago, a lo que muy gentilmente respondí con un Si.

Bastantes meses después tuvimos nuestro ultimo adiós, una ruptura que jamás hubiera imaginado, al fin entendía el por que se su anillo en el pulgar. Mí Salvador había vuelto con su pareja. Mi mente se hundió en una grave Crisis de la cual no he logrado salir. Detrás de estas paredes blancas me encuentro a salvo de él. . . aunque a veces las paredes se tornan rojas y mi cuerpo lo hacen inmóvil con todos los fármacos que enclavan por mi boca, mis muslos y mis venas para calmar el dolor de su partida, tal como lo estoy ahora. Dicen que la muerte se puede experimentar en vida, y que el último sentido que deja de funcionar es el olfato, ¡yo doy fe de eso! Ya que en estos momentos siento el olor a perfume de mi amado, se encuentra en esta pieza a mi costado, tal como lo hacia cuando dormía y él me observaba. Siento su olor, puedo sentir sus manos en mi frente una ves más, ¡Oh dios mió, déjame verlo una ves más y sentir como sus labios acarician los míos! O simplemente déjame morir en cuerpo para no seguir más esta agonía, la cual lo hace sufrir tanto por mi culpa. ¡No! No padre, no te lo lleves de mi lado antes de morir por completo.