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lunes, agosto 28, 2006

Historia 7: 50 Mil y Las Gracias.

Lo que siento por ti no lo volveré a sentir por nadie más eso lo tengo claro. El tiempo ya nos ha sellado muestras heridas y a la vez ha abierto otras. Me llama la atención que te hayas ido sin avisar. Te busqué por mucho tiempo, pero no dabas señal de vida, pregunte por ti hasta con tus padres. Tú madre lo único que me dijeron fue algo más o menos así:

-“Bueno, él llego hace un rato, traía una maleta vacía. Me saludo y subió corriendo a su pieza, pasaron como 30 minutos y bajó con la maleta llena, me dijo que eran algunas cosas que necesitaba porque se iba de viaje, no me quiso decir donde, pero que no me preocupara que él iba a estar bien y si llamabas que no te dijera nada.

-Esta bien, bueno yo también le quiero pedir un favor – en ese momento mis manos estaban frías y temblaban mucho – No le diga que yo la llame.

-¿Pero pasa algo grave, algún problema?

-Nada que no se solucione – pensé en esos momentos – nada grave.

-Bueno ojala se solucione. Te tengo que dejar, estoy preparando el desayuno.

-Muchas gracias por atenderme y disculpe las molestias, adiós.

Al momento de colgar sentí que todo mi mundo se había vuelto abajo. Corrí a muestra cama, necesitaba si quiera sentir tu olor. Lloré por más de 20 minutos sin nadie que me consolara. Me sentí tan pequeño en un departamento tan grande. El único consuelo que me quedaba era el aroma de las sabanas, las cuales llevaban impregnado la fragancia de tu olor. Una mezcla de perfume y tabaco el cual siempre fue característico en ti y me hacia alucinar y volar antes de dormirnos cada noche.

Al día siguiente llamé por celular a tu amigo. Estaba fuera se su hogar y necesitaba saber de ti. Debo reconocer que a veces lo encontraba un poco hostil, ya que, te hacia cambiar cada ves que salíamos a algún Pub y nos encontrábamos con más personas. Le pregunté por ti, él no me supo responder tampoco entendía lo que estaba pasando (al pareces estaba recién despertando) en ese momento le dije que estaba fuera, que me abriera la puerta para poder conversar tranquilos.

Al abrir la puerta logue apreciar su cuerpo, el cual era más blanco que los belgas que conocimos en Europa. Venia con una sabana alrededor de su cintura, justamente se venia despertando. Una ves adentro me pidió disculpas por el desorden y se fue a colocar un poco más de ropa. Al sentarme en el sillón me di cuenta de los restos del trasnoche. Envases de alcohol sobre el sofá, cenizas en la alfombra y una pipa artesanal sobre la mesa justo al lado de una cajita de anilina. Esto último me llamo la atención así que decidí curiosear y abrirla. Para la mayor de mis sorpresas en su interior quedaban unas cuantas dosis de cocaína tapadas por papelillos y un tubo de lapicera. Justo en ese momento escuche unos pasos que se acercaba, cerré la caja y la metí en uno de mis bolsillos. En ese momento me hablaron, mi nerviosismo era un poco evidente, pero lo atribuí a la molestia por la hora en la cual había llegado – cerca de las 9:30 AM – pedí el baño para mojarme la cara, fue en ese instante cuando guardé la caja entre mis calcetines para que no notara que le faltaba y yo la llevaba en los bolsillos. Al salir del baño mi nerviosismo ya había disminuido.

-Tú si sabes donde esta.
-¿Dónde esta quien?
-Mi pareja.
-Bueno, si no sabes tú menos lo voy a saber yo – dijo con un tono irónico.
-Por favor dime dónde está, dime dónde se ha ido.
-Haber, no estoy entendiendo nada. Me estas diciendo que no sabes de él.
-Así es, por esa razón vine hasta acá, pensé que tú podías saber algo.
-Bueno la última vez que lo vi fue hace 2 días atrás. Nos juntamos a tomar un café y luego me vino a dejar ya que tenía otro compromiso.

En esos momentos sentí otros pasos que venían desde el corredor. Esa persona saludó con un gesto de cabeza y de manos - a los que respondí de la misma forma – y luego se dirigió junto a nosotros. Lo beso y se sentó. Evidentemente buscaba la cajita, al no encontrarla fue a la pieza y se devolvió con otra cajita más. Preparo la mercancía frente a mí y me ofreció, a lo que respondí: No gracias, No le hago. El tipo me miro y le ofreció al dueño de casa, el cual lo único que hizo fue tomar el tubo y meterlo en su nariz y jalando todo lo que le habían preparado. Luego siguió su proveedor. En esos momentos me sentid emaciado incomodo, no me había dado cuenta que el mejor amigo de mi pareja se metía esas cosas por la nariz. Logré explicarme en ese momento por qué a veces desaparecía misteriosamente y llegaba con la nariz y los ojos rojos pidiendo un pañuelo.

-No sabes de lo que te pierdes – me dijo cuando su compañero termino de jalar.
-Si hay algo que sé, es que no malgasto mi dinero en esas cosas.
-Por favor, no me vengas con esas cosas – intervino su proveedor.
-Cállate y no te metas en esto – le respondió el dueño de casa – creo que es mejor que vayas a la pieza ya que mi invitado y yo debemos conversar algunas cosas.
-No seas tan exagerado, además tengo derecho a saber lo que pasa.
-Después te explicaré lo que esta pasando – Dijo con un tono más agresivo, el tipo se retiro a la pieza de la cual había salido sin que nadie lo llamara – ¿en qué estábamos?
-Si sabes dónde está.
-La verdad no tengo idea, como te dije antes no lo veo hace más de 2 días, ¿lo llamaste a su celular o a la casa de sus padres?
-Ya he hecho todo lo que esta a mi alcance y aún no logro contactarme con él

En ese momento solté el llanto, mi angustia era mayor, ni si quiera su mejor amigo tenia información de él. Se acerco y me abrazo, trató de tranquilizarme diciéndome que antes hacia lo mismo; desaparecía sin darle aviso alguno a nadie y luego volvía después de un par de horas o unos días. En esos instantes recordó que su celular sonó en algún momento de la noche. La razón por la cual no había contestado es por que lo dejó en su pieza y estaba de anfitrión de la fiesta que ofreció en la noche anterior, además estaba preocupado por conseguir más alcohol y mote – así le decía a la cocaína- Se paro y se fue a la pieza a buscar su celular a la pieza.

Unos gritos espantaron mi lamento. Su proveedor no quería entregarle celular ya que según él mi pareja no le había pagado lo que debía. Mi atención se volcó a las palabras que escuché. Mi acerque a la pieza para atender con mayor atención. El mejor amigo de mi pareja le decía que bajara la voz ya que yo podía escuchar. Decepcionado me fui al baño, las ganas de vomitar eran inmensas, me daba asco el saber que mi pareja me había ocultado su adicción. Tiré la cadena y baje la tapa de la taza, me senté y pensé en la nada, saqué un cigarrillo y lo encendí, aun podía escuchar la discusión que tenían en la pieza, la única razón por la cual no salí de esa casa fue la necesidad de saber si tenia alguna llamada de él en su celular.

Estas ahí, me dijo al mismo tiempo que golpeó la puerta. Salí del baño con los ojos llorosos e inyectados en sangre tanto por mi perdida como mi rabia y decepción.

-Justamente fue él quien llamo.
-Muchas gracias, pero si anoche no hubieses estado metiéndote estupideces en la nariz me podrías haber ayudado siquiera a saber si esta bien, pero a lo único que me has ayudado es a caer mas profundo aún – En eso vi como su proveedor se apareció nuevamente.

-Perdóname, pero no puedo hacer más por ti.
-Claro que puedes hacer algo más – Intervino el proveedor – Cóbrale el dinero que su parejita me debe hace mas de 2 meses.
-¡¿Cuanto es lo que te debo?! – le respondí con un tomo agresivo y mirándolo fijamente.
-¿Acaso tú le vas a pagar, Si quieres te cobro los intereses? – me respondió con un tono irónico e hiriente.

El dueño de casa trato de calmar mi ira tomando mi mentón con una de sus manos y girando mi cara hacia él.

-No lo hagas – dijo el dueño.
-¿Que no haga que? – le respondí.
-Por favor contrólate.
-Serian 50 mil y las gracias por haberte dicho lo drogadicto que es tú parejita – intervino el proveedor.

En ese momento la mano que se encontraba en mi mentón la saqué hacia un lado con un solo golpe, corrí hacia el proveedor y le mande un golpe en la cara el cual no pudo esquivar. El puñetazo le dio vuelta la cara, rápidamente le mande otro golpe en el abdomen el cual lo hizo caer al suelo. El dueño de casa trato de detenerme sujetándome los brazos por la espalda y pidiéndome que me calmara. A lo que le respondí: si no quieres terminar en el suelo, suéltame ¡Ahora! En ese instante vi como el proveedor se puso de píe, se tocó la nariz la cual estaba sangrando, me miro y se dispuso a atacarme. Me balancee sobre mi contenedor lográndome zafra por completo. En ese momento sentí un golpe en la cara. Solo sentí el golpe, pero nada de dolor. Inmovilice el brazo de mi oponente y lance una patada en sus testículos la cual lo dejo tirado en el suelo retorciéndose como lo que es, una víbora venenosa. El mejor amigo de mi pareja me gritaba que me detuviera, pero la decepción y angustia junto con la rabia se habían apoderado de mí. Le mande una última parada en los glúteos, luego saqué mi billetera y le lancé en la cara que me había cobrado. Irónicamente le dije: “Ahí tienes lo que te debían, ahí tiene 20 mil más para que pagues los gastos de este encuentro. Y una cosa más, gracias por ser quien me haya informado de la adicción de mi pareja, ya que estaba esperando algún momento para descargar toda mi rabia y furia”.
Arregle el cuello de mi camisa y me dirigí hacia el dueño de casa, el cual levanto un poco los brazos en señal de sometimiento y le dije: “Espero que nunca mas te vuelva a ver con ese tipo, y menos jalando frente a mí, ya que sabes lo que te puede pasar”. Seguí mi camino hacia la puerta y antes de abrirla me volteé y les dije:”Haber si con el Mote logran minimizar el dolor que sienten”

Ya en el departamento deje las llaves sobre la mesita de centro. Solo llegue a ducharme. Me sentía sucio. Una vez frente al espejo me mire el rostro, solo una leve inflamación en el pómulo. Me saque toda la ropa que llevaba puesta, el pantalón y las zapatillas aún tenían marcas evidentes de sangre fresca. Bajo el agua tibia me preguntaba cómo no me di cuenta antes de la adicción de mi pareja.
Una vez fuera de la ducha llevé toda la ropa a la lavandería. Separé cada penda. Al tomar el pantalón cayó uno de los calcetines. La cajita de anilina se hizo evidente. La dejé a un lado junto con las demás cosas que andaba trayendo en los bolsillos. Programé la lavadora e inició si ciclo. Tomé los artículos y fui al living, los deje junto a las llaves y me recosté un momento sobre el sillón de 2 cuerpos para observar esa cajita. La cual apode la “Cajita infeliz”, la cual a algunos hace feliz. . . Pero solo por un momento.

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