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sábado, enero 03, 2009

Vida 13: La Sensación Recorre El Cuerpo.

Uno simple cree conocer a los que lo rodean, lamentablemente nunca es así. Nunca se termina de conocer a las personas. Ni si quiera yo mismo me conozco, eso claro está. Te conocí por medio de algún contando de msn sólo por motivos profesionales, pero se dieron dando las cosas y conocí lo que había detrás, no del todo, ero por lo menos lo que me decías o contabas. Tú vida no ha sido fácil, pero la mía tampoco. Desde la primera vez que te vi, surgió algo, no sé aún qué es, pero lo sé. Me identifiqué con lo que te ocurría y te comprendía muy bien. Pasaron los años y más unido te vi a mí.

Algunas cosas quedaron atrás – creo – y aquí me he lanzado a un abismo sin fondo. Es tiempo de conocerte un poco más, o por lo menos tratar de hacerlo. Me has recibido al igual que la primera vez: amable, agradable y con la cordialidad por delante. Se ha ido una de las causas de tus problemas. Quedamos solos. Eres tan inocente que no sé qué diablos hacer. No hay ninguna mención. Tomamos once, comemos como si nada fuera a pasar, es más te he acompañado a comprar cosas cotidianas al supermercado. No hay ni una gota de alcohol, solo la inocencia encubierta de cada uno de los dos. Debes asistir a trabajar temprano en la mañana, pero te quedas esperando que alo pase. Alguna señal, algún indicio, alguna provocativa. Lo siento, no sé qué hacer, excepto segur un pequeño juego de luces y asertividades. Lo dejamos de lado y seguimos conversando. No me he dado cuenta de los dardos que has lanzado desde que quedamos solos. Nunca creí que la sonajera de mi cuerpo, alguna vez fuera el eslabón de una sequita de acciones. Tratas de imitarme. Lo logras. De un momento a otro estas a mi lado. Las cosquillas hacen un efecto asertivo e hipnótico en mí. De pronto me abrazas, te sigo ese juego, hasta que siento por completo el aroma de tu perfume que me tiene vuelto loco desde que estamos solos en aquel espacio del que alguna vez creí conocer desde antes. Uso mis manos para acariciar tu piel blanca y tersa. Un respiro da iniciativa de lo que sucederás en unos instantes. Ya mis manos no solo tocan tus manos. Mis labios solo quieren seguir sintiendo los tuyos. Mi lengua junto con la tuya ya ha formado más de algún nudo. En la cama eres estupendo, pero no dejas entregarte a la pasión como tantas veces me prometiste. Sólo una relación de quinceañeros ha dejado pseudosatisfechos. Debes trabajar.

Al reaccionar ya es tarde. No llegaste a la hora. Llamas urgente con la excusa: voy llegando a la ciudad, vengo de la capital. Te creen, pero a mi no me engañas. Es obvio. Te despides con un beso en la mejilla y te vas. En la tarde estoy en las nubes, nada podría haber sido mejor. Pero al llegar me doy cuenta de lo que ha sucedido. Soy humano, también fui criado con Disney. Los cuentos de hadas no existen. Cuesta darme cuenta del asunto y hago caso omiso a lo que dicta la realidad. Estoy segado por la fantasía.
A la noche salimos. Conozco a los tuyos. Bebemos un poco. Bueno tú mucho menos que yo. Estas cansado por el largo día. En cambio yo sólo creí que el cuento no iba a terminar. Estoy ebrio, ya es tarde y al llegar a juntos a casa lo único que haces es tirarte sobre la cama y dormir. No queda otra que hacer lo mismo. No pienso otra cosa: por favor despierta y concretemos lo de la noche anterior, pero Morfeo tiene otros planes para mí. En un momento me despierto acalorado. No reacciono bien y trato de alejarme, al darme cuenta eres tú con alguna insinuación de lo que pretendía antes de quedarme dormido. El sueño y el alcohol juegan en contra. Nunca me atrevería a faltarte el respeto y por la misma razón parezco un santurrón. Espero que siempre tomes la iniciativa.

Sigo en tu cama a la espera de que me preguntes: ¿Cómo estas?, ¿Cómo amaneciste, Necesitas algo? Pero nada de eso pasa, solo me llamas a almorzar. Aquí nada ha pasado. Sigues trabajando en la casa. Trato de no molestar en tus quehaceres. Pero al terminarlos te vas a la pieza a descansar. Te entiendo por completo. Algún día pasaré por lo mismo. Tienes frío e insisto que la causa de eso es por la falta de alimento. Te convido a comer. Aciertes con un si. Bajamos sin apuros. El local dónde íbamos está colapsado, por lo que vamos a otro, la demora hubiera sido la misma si nos hubiésemos quedado en el primero. En medio de la comida me llaman al celular. Es un amigo que viene llegando a la ciudad y solo quiere salir a distraerse un momento, por no decir que se quiere lanzar a la vida antes del fin de año. Accedemos sin ningún problema.
Ya en el local, estás frío, sin expresión ni ganas de bailar, a excepción de los temas de tu cantante favorita. Me regocija verte brincando y cantando los tonos de los coros al ritmo de los pasos que das a compás de los temas que más conoces o llaman tu atención. Saludas a unos pocos mientras esperamos a quién me ha llamado hace unos momentos atrás para salir. Sigues serio sin expresión facial a menos alguna de nuestras miradas de cruces. Das una sonrisa que me derrite el alma, pero que solo es de unos pocos segundo. Al llegar el invitado saluda con la bienvenida a flor de piel, conversas y da la sensación de que se llevan bien. Los temas son adecuados para el invitado y para mí. Ya nos conocemos hace tiempo, sabemos como podríamos reaccionar ante alguna situación de complicidad. Tú mente sigue ausente hasta que ves a alguien de tu confianza. Lo conoces y te cae muy bien.

Las cosas se dan y nos separamos en algún momento de la noche. Para mi la conversación con el recién llegado de mi amigo es agradable, de eso no cabe duda. Al volver a encontrarnos la función de ese local ya ha terminado. Esperamos un momento a ver qué sucederá con el resto de las personas. Me mencionas que tú amigo se irá con nosotros a casa. La envidia recorre de inmediato por las venas. Trato hacerme el desentendido. Despachamos a mi amigo en una de las esquinas del local. Tomamos un taxi rumbo al hogar. Trato de mantener una conversación sin importancia para los dos. Tú invitado ya se ha quedado dormido en medio del viaje. Trato de lanzar algunas señales, pero no me logras entender. O por lo menos eso creo. Al bajarnos del taxi y caminar rumbo al hogar te vas más adelante con tu invitado. Lo llevas del gancho para que no pierda por completo el equilibrio afectado por tanto alcohol que ha bebido. Me quedo más atrás y aprecio esa imagen. Como desearía que él fuera yo. Saco un cigarrillo y lo enciendo dejando pasar unos pasos más adelante. Trato de mantenerme sereno ante esa imagen que perturba mi mente por unos segundos. Lamentable mente no creo que pueda hacer mucho. Emprendo nuevamente la caminata, tratando de dar pasos largos, firmes y seguros. Al llegar a tu costado te tomo la mano en un acto de sumisión, simplemente deseo un poco de cariño tal como la primera noche que estuvimos juntos. Tomas mi mano y la aprietas dándome seguridad. Segundos después la sueltas al darte cuenta de que eres observado por tu invitado. No cabe duda de que también suelto tú mano para no incomodarte más. Sigo caminando más atrás. Con el mismo cigarrillo que está por acabar enciendo otro. La desesperación invade mi ser. ¿Cómo será la distribución de las habitaciones? ¿Dormiré en el sillón, en el colchón que me asignaste, contigo, con él o solo? Rápidamente al entrar en el hogar me meto al baño, escucho desde ahí como habas con él acerca de un jugo en polvo que han preparado, me miro en el espejo y me pregunto: ¿Qué mierda hago aquí invadiendo un lugar que creí pertenecer pero del cual no soy nada más que un simple invitado? Mojo mi rostro con agua fría – tal vez así termine de pensar tanto – Al salir del baño ya no se escuchan voces en el living. Lo peor viene a mi mente: Se han ido a dormir juntos. Hago de cuentas que busco algo y me dirijo directamente al living. No están ahí, sigo en búsqueda de algo que ni yo mismo sé lo que es y voy a mi habitación. Desde ahí miro por un espacio que ha quedado en la puerta a medio juntar de la habitación. No hay nadie tendido en su cama. Pero tú tampoco estás. Me meto en mi pieza a sacar las ropas que a esta altura ya molestan por el calor que ha producido la caminata hasta el hogar. Miro nuevamente y apareces tú. Me miras y sonríes. Pregunto: ¿Dónde está tu invitado? Pero no hay respuesta. Tal vez he preguntado muy bajo y no me has oído. No pregunto nuevamente. Simplemente me encierro en mi habitación y tomo un libro que ya he leído su final, pero simplemente lo estoy leyendo nuevamente impulsado por uno de sus capítulos. Entre sus líneas habla de algo similar a lo que está sucediendo en estos momentos. Prefiero no seguir con la lectura y hacer lo que mi corazón manda: salir de la habitación y ver qué es lo que sucede al exterior. El panorama no es muy alentador: la puerta de enfrente ya no está junta, simplemente la ha cerrado. No soy ningún metiche. Prefiero imaginar que el invitado se ha marchado por las suyas y esperas que yo golpee tú puerta para saber si puedo entrar y dormir contigo... No lo haré. He cerrado mi habitación esperando que me dijeras: ven y hazme compañía. Si lo hubieses pedido lo haría, pero no soy ningún adivino. Espero que mañana me confirmes: Si se fue antes que salieras del baño. Pero me gustaría más escuchar: Tonto, por qué no entraste a dormir conmigo. Soy realista y no lo harás. Mañana llega la ley y me quedaré callado. Esperaré que sea la hora para ir a pasar el año nuevo con algunos de mis amigos que me han invitado a pasarlo en su casa. Tal vez te vea en la noche en uno de los carretes del nuevo año en una de las discos del puerto, pero creo que dormiré esa noche allá y al día siguiente me conectaré al msn y te hablaré como si nada hubiera pasado, me preguntarás que es lo que me pasa y nuevamente negaré los sentimientos. Tal vez cuando volvamos a nuestras vidas cotidianas, te explique lo que ha pasado y lo quinceañero que me sentí a tu lado. Pero por favor no me des esas explicaciones de corazón, simplemente usa la razón para romper la falsa ilusión que he tenido en todo este tiempo y para que la vida siga adelante, tal como lo ha hecho a tanta distancia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Es Inevitable que sentir como se paralizan los músculos del cuerpo, ver como te tiritan las manos a medida que bajas el cursor y lees cada linea explicitamente detallada, sentir que se te acaba la respiración por unos instantes.
Por fin queda claro que esa puerta que pensé estaba junta se ha cerrado y el capitulo esta finalizado.
Chancho de corazon te deseo lo mejor y ojala seas muy muy feliz.
hasta siempre :)

Anónimo dijo...

Dicen que así es la vida, que vivimos mucho tiempo creyendo que nuestra vida es un cuento de hadas... y la verdad es que es nuestro miedo a la realidad lo que nos hace creer en cosas tan estúpidas. Algunas veces, parece una buena idea dejar las cosas tal y como están, conformarse, y seguir creyendo que Disney se encargará de traernos la felicidad..


Primo... me gustó mucho lo que escribiste... solo te tiraría las orejas por algunas faltitas de ortografía..

Saludos

Anónimo dijo...

cada día me sorprendes mas con el poder que tienes al plasmar en unas frases lo que pasa por medio de tu mente.

saludos amigo ^^

Anónimo dijo...

esta de pelos

Anónimo dijo...

No puedo negar que me sentí identificado en varias de las escenas... gracias por mandarme el enlace, y lo mismo de arriba... tirón de orejas por la ortografía... o usa word antes xD