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Espero que les gusten las historias. Dejen su marca una vez leidas.

martes, abril 29, 2008

Vida 6: Automatismo.

Como ya se sabe uno se termina haciendo una rutina. Salir de la casa. Caminar, esperar a que el semáforo cambie a verde. Seguir caminando y doblar en la esquina. Esperar nuevamente el semáforo. No alcancé a cruzar. Bajar por el paseo peatonal. No hay nadie en las calles, excepto las personas que al igual que yo van mirando al suelo para no pisar una plasta de perro y saltando en las veredas para no caer y doblarse un pie en uno de esos hoyos que hay. El maldito alcalde no hace nada por taparlos, porque según él: “Eso le corresponde al MOP”. Sigo caminando. Empieza a sonar un semáforo para indicar que se puede caminar. Llego a la esquina. Las micros pasan llenas. Por la cresta debería haberme levantado más temprano. Me subo a una, con suerte alcanzo a pagarle al chofer. Voy de pies esperando que avance unas cuadras más allá para que se bajen los pingüinos. Logro avanzar un poco para poder sentarme. Saco el libro que comencé a leer hace mil años. Logro leer un par de páginas. Lo guardo y presiono el timbre para poder bajar. Sigo caminando. Mientras camino rumbo a la universidad. Al llegar me percato que aún falta que lleguen algunos compañeros. El resto ya esta en el tercer piso esperando entrar a clases. Mientas lo hacen conversan y tiran la talla a cualquiera que pesquen de punto. Por suerte esta vez yo no soy el afortunado.
Termina la clase. Conversamos del trabajo que hay que hacer. Para variar nadie sabe nada. Me pongo los audífonos y le subo el volumen para no escuchar nada más que mi música. Veo como me miran y mueven la boca. Al parecer me están hablando. Al sacarme el audífono y responderles con un “¡¿Qué?!” me responden: “Vamos a ir a la biblioteca ¿Vas con nosotros?” no me queda de otra, seguirlos hasta ese lugar, que de silencioso no tiene nada. Sigo escuchando mi música. Por fortuna nadie me ha dicho nada, bueno nadie excepto del desafortunado que estuvo de turno en el primer bloque. Me toca el hombro y dice algo más o menos así:
-¿Qué te pasa? – me pregunta con una voz muy baja.
-Nada... ¿Por qué, acaso debería pasarme algo? – le respondo con el mismo tono de voz.
-No por nada. Es que te vi en la mañana y estabas con una cara de 2 metros, bueno más de la que tienes todos los días al despertar.
-Mmmm, puede ser, solo que esta huevada me tiene chato. Para más cacha ahora tengo que ir a hacer un trabajo.
-Pero si es muy fácil – claro como él es con la matea del curso lo único que hace es prestar la casa.
-Me puedes ayudar. Por favor mándamelo al correo para compararlo con el mío. Después arreglamos como será el pago. Un pito, una cerveza o un completo. Tú elijes.
- Podrían ser las 3.
Último bloque. Ya queda menos. Después de almorzar chatarra en la porquería de casino que hay en la universidad, que según ellos es un casino saludable (Yo diría que ni si quiera alcanza para un kiosco de básica) aparte de caro y desaseado vuelvo a caminar rumbo a casa. Me despido de mis compañeros. El chico de turno de la mañana me invita a jugar pool con el resto. Le agradezco, pero no ando de ánimo. Cruzo la calle, ahora las micros pasan vacías. Al sentarme en el último asiento miro por la ventana y veo como van caminando rumbo al centro. Por la cresta, al Mp4 se le murió la batería. Escucho la radio que lleva puesta el chofer. Es la Carnaval. Me apesta esa radio, es tan fome. No me queda otra que mirar a la gente que va sentada más adelante. Pasamos por el mercado. La gente sube al por mayor. Por fortuna queda poco para bajarme. Eso sí que tengo que presionar el botón para la bajada como 3 cuadras antes. De lo contrario pasaré de largo.
En el servicentro ya me ubican. No me saludan con el típico “Buenas Noches”, si no que con un “Hola, ¿Qué vas a llevar?”. Pago mis cigarrillos y sigo caminando. Paso a comprar al negocio de barrio un par de panes, un tomate y una gelatina. Pago y sigo caminando. Esta subida me esta haciendo mierda los pies. Debería cambiar las zapatillas. Miro hacia delante y veo el colegio. Me llama la atención. Las ventanas de las salas están a la altura del piso por donde paso. Otras veces, cuando paso caminando en la tarde logro ver a los cabros chicos haciendo sus tareas o arreglando sus bolsos. Esta vez escucho como la profesora les grita a sus alumnos para que se queden quietos. En la sala que esta un poco más allá y también a la altura del suelo escucho a otra profesora diciéndoles a los mini-pingüinos: “Repeat after me: Door” los cabros chicos repiten “Door”. Que gran deducción la mía: Están en clases de ingles, no deben estar más allá de tercero básico. En fin. Sigo caminando. Paro en el en el kiosco de la esquina a leer los titulares de los diarios. La línea editorial que tienen es bastante diferente. Uno prioriza en su portada: “La importancia de la comunicación de los hermanos gemelos”, mientras que el otro habla sobre “La torturo y la mató con un crochet” el resto de los diarios capitalinos me importa una mierda. Total a ellos les da lo mismo lo que pasa en las regiones. Abro la reja. Sigo caminando y entro a mi casa. Que mal. No hay nadie. Enciendo la TV. Están pasando la novela. Mientras pongo el hervidor y preparo el tomate. Me siento a comer. Suena el fono. Es mi hermana. Quiere saber cuando voy a ir a visitarla. La verdad que con sus cambios hormonales me da hasta miedo ir. Al colgar me doy cuenta que ya me he comido el pan y el tomate. No me queda otra que encender un cigarro. Al apagarlo me voy a la pieza. Aquí adentro todo es más seguro, por lo menos para mí. Entro a la net a revisar el correo. Me mandaron el trabajo, voy a tener que conseguirme una máquina para poder pagar lo que debo. Me tiro un rato en la cama. Al despertar nuevamente estoy tapado con una frazada. Veo a m alrededor y ya no hay luces encendidas. Coloco el despertador y buenas noches los pastores, otra vez.
¡Mierda! me quedé dormido. No fui a clases.

Vida 5: Quehaceres.

Sábado por la noche... solo en casa, después de lo de ayer es preferible eso. Bueno aparte no me queda dinero. No para gastarlo en carretes. Pero en fin. Ya son casi la 1 de la mañana y aún no puedo creer lo que me pasa. Digamos que ayer los celos me atacaron de nuevo. Soy un estúpido al no confiar. Por lo menos hoy en la mañana cuando desperté me sirvió para reflexionar acerca del tema. Mientras me daba vueltas en la cama antes de levantarme pensaba en todas las cosas que tenía que hacer. La primera fue: ¿Qué hora es... quedarán pasajes para Calama? Luego de quedar en blanco por unos 10 segundos, reaccioné. Cada vez que estoy hasta más arriba del cuello arranco de mis problemas. Busco evadir lo que pasa. La forma de hacerlo es recurriendo al calor del hogar. Hogar, dulce hogar. Llegar me reconforta, sentir que estoy en mi verdadero territorio me causa una sensación de paz que inunda mi cerebro. Volver a lo cotidiano de mi propia familia me agrada bastante. Pero finalmente determine: no escaparé de los problemas, no esta vez.
Luego de levantarme y darme cuenta que el resto de los personajes aún dormían, comencé con mis quehaceres. Una larga lista que me iba a tomar toda una tarde. Eliminar las lágrimas de la noche anterior, tratar de disimular las ojeras a causa de lo anterior. Posteriormente verme al espejo para darme cuenta lo que realmente estaba frente a mí. Es decir: yo mismo. Cada vez más calvo (Contra la naturaleza no se puede luchar) las ojeras eran realmente gigantes. Luego de cepillar mis dientes y sacar las lagañas me puse manos a la obra. Colocar el hervidor, servirme un té con galletas de soda y lavar los platos, todo eso bajo la agradable compañía del televisor. A pesar de tener cable, me quedo con los canales nacionales. En ese minuto daban las noticias. Hablaban acerca de la ministra de educación. Como ya todos saben la enjuiciaron por no se qué cosa (ni tampoco me incumbe mucho). Terminé de lavar la loza y seguí con los quehaceres domésticos. Secar lo lavado, tender la cama, pasar la aspiradora en todo el departamento, sacar el polvo de los muebles, limpiar la mesa de vidrio ya que estaban todas las huellas digitales de los demás. Hasta que me empoderé de la función que estaba haciendo. Unos guantes amarillos y a limpiar el baño se ha dicho. Media hora después, luego de haber sacado las manchas de sarro y eliminar la basura, el objetivo se había cumplido. Luego el próximo: Lavar la ropa de la semana. Bueno tampoco es mucho, solo una carga. Pero esa carga lavarla a mano... ¡ni cagando! Así que opte por mover los recursos que tengo, o como dice la jefa: Debes gestionar todo lo que vas a hacer. Y así lo hice. Ordené en un bolso lo que tenia sucio, pedí las llaves del auto y partí. Simplemente me dejé caer. En la casa de mi amiga había asado. Entré y aproveche de llevar unas cosas que le había pedido prestadas, pero para sorpresa ella simplemente no estaba. Obligado a hablar con la tía. Como era de suponerse no me puso reparos. Puse la ropa en la lavadora, pero para cagarla me di cuenta que no llevaba el detergente, así que fui al negocio de la esquina a comprar uno. Al preguntar por el precio casi me sacaron los 2 ojos de la cara. 500 pesos por una caja pequeña de detergente, siendo que en el supermercado eso mismo cuesta un kilo. Pero la necesidad es más grande, y aparte no me iba a pegar un pique a comprar al súper. Ya de vuelta en la casa puse a correr el programa de lavado. Luego de eso me instalé y apropié del computador. Luego de revisar el correo y las Web de siempre me dedique a charlar con quienes estaban el línea. Solo unos pocos se dieron cuenta de mi presencia y solo a esos contactos que me hablaron les respondí. Me da lo mismo el resto, total solo se preocupan de uno cuando necesitan alguna cosa.
Mientras charlaba con los contactos la tía me ofreció un pedazo de carne asada y como a caballo regalado no se le mira el diente, la acepte encantado. Al masticarla me di cuenta que estaba deliciosa. Hacía más de 2 semanas que no comía carne (excepto en hamburguesas, vienesas y paté) mi cerebro se excitó demasiado. Era como haber tomado un café bien cargado y con mucha azúcar. Pero por otro lado estaba mi estómago, que después de no haber procesado ese tipo de carnes por mucho tiempo, me paso la cuenta. Los retorcijones me hacían pensar que iba a vomitar ahí mismo. Lamentablemente mi estómago se las tuvo que aguantar. Estaba tan muerto de hambre que mi cerebro mandó la señal: si no procesas te mueres. Y así fue. Después de darme cuenta que la lavadora había terminado su programa hace más de 30 minutos me desconecté de Internet tome el bolso y partí nuevamente a la lavandería. Saqué la ropa y me despedí de la tía. Ya en el auto camino al departamento me preguntaba que haría hoy en la noche. Pasé a comprar cigarrillos y una empanada. Al llega me di cuenta que no había nadie. Me preparé un té y me serví la empanada. Nuevamente comiendo solo. A esta altura de la vida me doy cuenta que: en estos casos la televisión es la única compañía que tengo. Tal como en estos momentos.
Acaba de sonar el celular. Quedé pegado en el techo como un gato cuándo lo asustan. Eres tú... “¿dónde estas?... ¿Que haces ahí?... ¿Quieres venir?... Umnn bueno si es así me llamas... cuídate... chao”. La verdad quiero verte, quiero aclarar las cosas. Pero me da miedo que te pueda pasar algo en el camino. Mientras pienso en ¿Qué hacer, pongo a calentar un poco de agua para un té o un café por si quieres beber algo cuándo llegues... o querrás jugo de damasco? Vuelve a sonar el celular: “Si, esa pasa por la esquina... no esa te deja más abajo... por último me llamas cuándo vengas en camino y te voy a buscar... OK chao” el colon llama, estoy muy nervioso. No quiero que te pase algo en el camino.
Cuando llegues no me saludaras con esa sonrisa que te caracteriza y con es animo que contagia. Los ánimos están caldeados. Al igual que yo. Ni si quiera me bañe luego haber hecho el aseo y haber llevado a lavar la ropa. Que vergüenza. Ni si quiera había pensado en eso. Antes no era así. Me he dejado estar ya no me arreglo para ti. No como lo hacia antes. Bueno tampoco soy tan pretencioso como en los años dorados de la tía carlina. Ya deje las tablas hace bastante rato. El celular nuevamente, pero esta vez es más corto: “¿Ya vienes para acá?... me avisas cuando estés cerca para bajar... Chao”. Apago el televisor. No lo estaba viendo. Estaba en silencio, solo apreciaba los rayos de luz que rebotaban el la pared. Le subo un poco el volumen a la música que está sonando. Voy a pieza a buscar un polerón para salir a penas me llames. Enciendo un cigarrillo y espero.

Vida 4: Matemáticas. Sustracciones.

Después de aquella noche no sé que más pensar... ¿habré hecho bien con no ir a la disco? Bueno supongo que si. Después de todo me quede en casa, tranquilo y no gaste tanto dinero como aquellos que fueron. Sin embargo me perdí tu compañía que por lo demás es muy reconfortable. Pero aún así estando juntos ya no nos llevamos tan bien como antes. Si ni si quiera sabemos bailar juntos. No escuchamos la misma música, no vemos las mismas películas y para que hablar de los gustos en cine. Tú dices terror, yo digo comedia. Con eso basta y sobra. De esa manera quién puede seguir. Ya serán 4 años y aún seguimos con la misma parada de antes. Seguimos conociéndonos y reconociéndonos cada vez que nos vemos. Que un chocolate. Que un dulce. Con esas cosas tan sencillas te conquisto cada vez más, pero con un “Hola” en un mal tono derrumba toda la pared que colocamos ante los demás. Desde ese momento vuelta a crear los cimientos para comenzar nuevamente con el ciclo que mantenemos en una forma tan cómplice entre tú y yo.
En la vida cotidiana no nos vemos tanto como podemos o mejor dicho como queremos, es algo simple de entender para mí. La ecuación no es muy compleja. Orgullo más rencor más venganza es igual a un desequilibrio mental desde el punto de vista de donde lo vean. Puede sonar redundante eso último, pero es así. De todas maneras esa química ecuacional me gusta descifrarla. Soy un pendejo.

jueves, abril 17, 2008

Vida 3: Ilusionista, Encantamientos.

Dicen que la vida del estudiante no es nada de fácil: los libros, cuadernos, trabajos, pruebas y para más cagarla la dueña de la pensión, a cual es una avara si de dinero se trata. Sobre todo con esa mierda de comida que prepara. Uno simplemente opta por gastar ese dinerillo en algunos manjares que a la larga lo hacen a uno... un poco “adicto”. Si hablo de la chatarra, cigarros y la cerveza. Puede faltar dinero para las fotocopias, pero para los vicios siempre queda alguna chaucha.
Todo lo anterior ya lo he pasado en algún momento (creo) pero en estos momentos estoy un poco más tranquilo. Aunque de todas maneras uno tiene sus altibajos. En este caso es un miedo ¿Miedo a qué? Aún no lo sé. Según algunas personas algunos conocidos (que son medios esotéricos) me dicen que sufro de una inestabilidad debido a que soy cáncer pero con mucha influencia de géminis. No los pesco mucho, no creo en esas cosas, pero a lo mejor tienen razón en algunas cosas. Soy inestable, pero a eso yo le agregaría algunos otros términos: Inseguro, obsesivo, compulsivo, controlador, manipulador entre tantos otros calificativos. Estoy bien sabiendo que lo reconozco. Pero estando en unos de los paseos del microbús desde la universidad a mi hogar me di cuenta que soy un soñador, uso bastante imaginación y tengo potencial con eso (me lo dijo la Claudia) pero eso juega en contra en algunas ocasiones. Sobre todo cuando conozco a nuevas personas, trato de no hacerlo, pero es innato. Sobre todo cuando hay una buena química, sobre todo cuando hay esas miradas que a uno lo hacen cómplice de si mismo hacia los demás.
Es extraño ya que varias veces ha pasado en este último tiempo, no sé si es por que uno viene a reencontrarse con los que ve en el resto del año, (Compañeros y colegas), pero con un poco más de confianza. Uno piensa: esta vez la hago. Pero ¿hacer qué? Todo lo que uno o logró el semestre pasado, eso claro está. Es más que eso, vencer los temores del qué dirán o el qué pensaran. A esta altura ya da lo mismo total sigo con el encantamiento de la ilusión del que aún no me terminan de conocer. Hay algo más en mí. Y la palabra está escrita un poco más arriba.
Me dejaré de encantar si solo me sabes observar, usa tus 6 sentidos y seguiremos con esta ilusión, la química que hay en nosotros puede aumentar más todavía, pero déjame mostrarte primero como soy, si te interesa me lo dices, si no es así, también dímelo para apagar la ilusión y el encanto que siento por ti.

jueves, marzo 06, 2008

Vida 2: ¿Somos Libres?


¿Calidad o cantidad? Esa es la pregunta que me hago después de este desagradable sabor amargo que ha quedado en mi garganta al darme cuenta que todo lo bueno dura poco.
Luego de un par de tragos, unos cigarrillos, unas cuantas comilonas bajo el amparo del manto estelar que presentó el cielo en aquellas noches, me di cuenta de que: seguimos siendo libres, solo si no estamos en casa, ya que al llegar a ésta, nuestros padres ponen sus reglas. Quedamos atados me pies y manos al saber que: simplemente nos dan de comer y vivimos como los parásitos que somos. Por otro lado ya ha pasado mucho tiempo, pero siempre nos ponemos al día hasta que llega el momento de decir adiós. Cada vez aprecio más la madures que demostramos en ese instante. Claro está que, ha sido después de los porrazos que nos mandamos. Solo por el hecho de ser nosotros mismos.
Detrás de cada mirada, entre decidir dónde sentarse, qué pedir, abrir la cajetilla de cigarros, toma la copa y beber de ésta, dejarla en la mesa, pedir el encendedor, encender el pucho, dar la primera bocanada, botar las cenizas entre tantas otras cosas en toda la previa al tema central, existen aquellas miradas inocentonas que se producen al hacer estar pendiente de la comodidad del otro. Pero ¿Qué pasa por tú cabeza cuando esas miradas se encuentran frente a frente cuando no hay nadie más que interrumpa la conversación? ¿Qué pasa cuando quieres seguir haciendo coincidir aquellas "Casualidades de vista"? te das cuenta que una de tus piernas esta temblando solo para contrarrestar la ansiedad que te produce. Que pestañeas mas de o habitual y que tu rostro esta con un color un poco más rosado que las veces anteriores.
Llego de estar ya con unas copas de más en el cuerpo (por no decir que estas guasca) el momento de adiós se hace mas amargo. Te despides como si nada pasara, todo está bien, pero simplemente NO ES ASÍ. Quieres detener el tiempo, pero ya es demasiado tarde, debes llegar a tu casa. Al estar en tu pieza mirando al techo te dices: ¿por que mierda no le di el beso? Aún así te conformas con creer que habrá una nueva cita. Al día siguiente de esa cita, luego del beso tan esperado sigues queriendo algo más, hasta que de repente te das cuenta que en esos tres días hiciste lo mismo que el año anterior, sin llegar a concretar nada. El desagradable sabor de una dulce amargura esperará hasta un nuevo verano, ya que cuando querías despedirte, simplemente no hay respuesta.
Hasta la próxima. Nos vemos pronto.

viernes, febrero 22, 2008

Vida 1: Ñoño

Me doy cuenta que era o que soy el huevón ñoño que servía de paño de lagrimas
Todos tenemos una función que cumplir en este mundo y esa es la mía, simplemente ayudar a los demás, sin esperar absolutamente nada a cambio, pero... eso pues, siempre ayudando a los demás. Bueno tampoco que digamos nunca he sido una santa paloma, soy bastante vengativo y rencoroso, orgullos y levado a mis ideas, pero creo que después de todo eso, ¿no soy tan mala persona? Simplemente soy como el común de todos los humanos.


Después de darme cuenta de mis errores, también me doy cuenta de algunas grandes cosas: Sé observar, Sé instruir, Sé apreciar, Sé callar, Sé cuándo hablar y también Sé cuando dejar la cagá.

Me rodeo de gente buena, gente más buena y no tan buena, pero en general ¿Es buena?... Amigos y conocidos. Amigos son pocos. Conocidos un poco más. Del perraje conozco muuuuuuuuuuuuuchos, de los cuales no falta con el que he tenido algún encontrón, y con otros más que eso – al punto de la agresión sicológica – nunca he llegado a las manos, porqué soy una persona bastante inteligente como para no rebajarme. Se mover mis piezas y sé reconocer cuando me han dejado en jaque. Aún así los enemigos que he tenido o que tengo... Me las han pagado todas, y no por hacer algo yo, si no por que he dejado pasar el tiempo. Todo lo que sube, baja. Eso esta claro, pero las cosas caen por su propio peso. Eso es lo que más rabia les da. Yo simplemente prefiero quedarme tranquilo. Nadie me apura. Y si lo hacen simplemente les cedo el paso para que sigan en su carrera desenfrenada, que por cierto, nadie sabe cuando se detendrán hasta que se vuelven un montón de de trozos dispersos en lo más profundo del abismo en el cual han caído. Lo peor es que allá abajo no tienen un trampolín como para brincar hasta la superficie. Tampoco voy a estar lanzando lianas, cuerdas o escaleras para ayudarlos a subir tan cómodamente. No, nada es tan fácil en esta vida. Prefiero lanzarles unas piedras y arena. No, no piensen que es para sepultarlos vivos (aunque la idea no esta nada de mal) es simplemente para que vuelvan a construir sus cimientos con un poco más de... ¿humildad? Bueno como sea.

Ay estaba ahogado.

domingo, diciembre 30, 2007

Historia 19: Encuentro Final.

El horario de visita ya había terminado hace unas 3 horas, pero la angustia por verlo los hacia cada vez mas inestables. Ella por su lado no se explicaba como no la dejaban entrar, Siendo su familiar. Él sólo quería despedirse. Sabía muy bien lo pasaría. Aunque se daban fuerzas el uno al otro, esta no fue lo suficiente para no dejar de derramar las lágrimas. El medico de turno daba el diagnóstico una vez más, pero en esta oportunidad era a estos 2 extraños, que según ellos venían de la capital. En tanto el enfermero llamaba a quien realmente había estado todo el tiempo junto a su paciente desde el momento del accidente. Trató de ser lo mas objetivo del mundo, pero la llamada se hacia confusa debido ala tormenta eléctrica que hubo en esos momentos. Al terminar la llamada y esperando que el otro hubiera escuchado todo lo que trato de decir, siente un grito de auxilio. Rápidamente se dirige a la sala de espera, eran los familiares de otro paciente, aún no se resignaban por la partida de su familiar. La cara de los capitalinos era devastadora. Se sentían ajenos en esa escena tan cruda. Al pasar los minutos y después de haber logrado calmar a la desdichada viuda, nuevamente se dirigió su estación de trabajo.
Al entrar por el pasillo se encuentra cara a cara con sus adversarios. En esos momentos logra percatarse de la urgencia y motivo de la llamada. Siguió caminando un poco más lento para identificar con completa certeza si eran ellos. Ellos lo miraron y sintieron un gran alivio al creer que les ayudaría a que los dejaran entrar, pero la respuesta fue completamente negativa. Alzando la voz les pregunto por qué estaban ahí, además de amenazarlos, a ella por no estar con su tutora y a él por usurpación. Por desgracia no se dio cuenta que estaban juntos y se podía defender el uno al otro a como diera lugar. Nunca creyeron que se lo tomaría de esa manera tan agresiva. Al dejar que la discusión fluyera los ánimos se tranquilizaron un poco, o por lo menos los tonos de voy disminuyeron. Cuando al fin lograron calmarse sienten unas campanas que suenan detrás del muro. El capitalino muy nervioso se acerca a una de las puertas para observar lo que ocurría en el interior de los otros pasillos. Ve pasar al enfermero junto con un carro. Caminaba muy apresurado hacia la sala donde estaba la razón del viaje. Mira hacia atrás y le pregunta a su rival: “¿En que sala está?” le responde con un tono muy tranquilo y con la voz muy temblorosa. La mujer se lanza en una carrera frenética hacia la sala pasando a llevar de un empujón hasta su acompañante. Al darse cuenta del estado en el que estaba, cayó en una parálisis colectiva. Veía como los tubos entraban por la garganta de su amado y como apretaban su pecho para poder revivirlo. El resto de los acompañantes la siguieron y prácticamente quedaron de la misma condición. El dueño de casa en esos momentos logra darse cuenta de lo que sucede a su alrededor. Reacciona moviendo la cabeza de un lado a otro, con tus manos toma los hombros de la mujer para darla vuelta con una de sus manos le toma el mentón y le da un pequeño beso en la mejilla. Después se dirige a él para darle la mano y un fuerte abraso, después de unos segundos mete su mano al bolsillo y saca un manojo de llaves, antes de entregárselas se queda con el llavero. Al pasárselas le dice: “Los extrañaré a los 3, lamentablemente no puedo quedarme aquí viendo como muere nuestra razón de vivir, como muere el hombre que nos unió en este camino, espero que la cuides”. Se da la media vuelta y sigue caminando sin mirar nunca atrás.
Por ese largo pasillo logra despedirse y quedar en paz al darse cuenta que aquel hombre le abrió los ojos en este mundo, logró hacer que madurara y tomara aquellas responsabilidades que evadió por tanto tiempo, logró darse cuenta que perdió todo lo que tenía solo por el torpe orgullo que sentía. Siguió caminando por los pasillos y de su bolsillo saco su teléfono para llamar a su amigo. No pudo contenerse y se hundió en las lágrimas. Solo y frente a las paredes blancas de ese recinto se logra comunicar. Lo único que dice es “Se fue, todo terminó” y colgó la llamada. Caminando bajo la lluvia se dirige hacia el ternimal de buses. Nuevamente se perderá en algún lugar de este país esperando encontrarlo nuevamente tras el silencio de una llamada.
FIN.

domingo, mayo 06, 2007

Historia 18: Estruendosos Recuerdos.

-Ha pasado más de un mes de su accidente, pero aún no me explico cómo esta vivo
-Yo tampoco... pero... ¿Cómo lo hiciste para avisar a su hogar? O sea su mujer y a quien vivía con él... me imagino la cara que deben haber puesto
-Tú bien sabes que con ella no nos llevamos bien, aunque ha pasado mucha agua bajo el puente esa rivalidad siempre ha existido. Cuando lo estabilizaron en el hospital tuve que hacerme el ánimo.
-¿Ánimo de qué?
-El ánimo de tener que volver a la capital.
-Pero ese no era tu trabajo
-Lo sé. Sé que no es mi trabajo estar acá junto a él tampoco, pero hay algo que me impulsa a hacerlo
-Pero... ¿qué es? No me digas que no lo sabes. Lo que mas me llama la atención es que ahora tú estas en su posición
-¡claro que estoy en su posición! Como no estarlo, ahora soy yo quien esta pagando por todo lo que hice. Hubieras visto la cara de espanto cuando de esa pobre mujer cuando le anuncian que tiene visita y viene corriendo a ver y se da cuenta que soy yo.
-¿Cómo es eso?
-Eso pues, corrió pensando que era él, pero cuando se dio cuenta que era yo su cara de espanto fue ¡gigante! Lo único que me dijo fue: ¿Qué ha pasado?...
-¿Y tu que le respondiste?
-La verdad. Que había sufrido un accidente y que estaba grave, que los médicos no se explicaban como había quedado vivo, y más encima haber caminado para pedir ayuda.
-Complicada la situación. Pobre mujer, mas encima no la dejan salir
-Que la iban a dejar salir, ¡se descompenso! Así que tuvieron que llamar a su madre.
-Ay, eso no lo sabía. Y como lo hiciste allá, ¿Dónde te quedaste?
-Jajaja, esa es otra historia. Insisto este mundo es demasiado pequeño.
-¿Por qué lo dices?
-Por que es verdad, cuándo llegamos al hospital me pasaron sus cosas, entre esas estaban los documentos, celular, su ropa, zapatos y sus llaves de la casa.
-¿Y cómo sabes que eran las llaves de su casa?
-Por la sencilla razón que estaban con un pequeño llavero que le regale cuando estábamos juntos.
-Jajaja. OK entiendo, lo que quiere decir que te fuiste a su casa...
-Así es. Yo tenía unas llaves, pero había cambiado la chapa, entonces probé con las que me pasaron en el hospital y funcionó. Entre a la casa, hay cosas que no había cambiado, como por ejemplo la alarma y la disposición de ciertos muebles.
-Tú lo haz dicho, hay cosas que no cambian. Quien lo iba a pensar... yo estando conversando de quién me mandó sus patadas y puñetes porque te estaba buscando...
-Eso fue por mi culpa y te pido perdón por eso
-Hombre que te preocupas. Merecido lo tenía también
Después de pagar el café se pusieron a caminar por la Alameda que estaba frente a al hospital. Caminando y fumando bajo los árboles se produjo un silencio entre ambos. Solo se escuchaba el ruido del viento sobre las hojas. En ese momento comenzó a caer una leve llovizna.
-Que rico. Me encanta la lluvia.
-Lo que es yo ya me aburrí de la lluvia. A veces ni si quiera podía salir de la casa en el campo, ya que el barro que se formaba era demasiado.
-A todo esto, no me has contado donde te quedaste en la capital, o sea me dijiste que en la casa de él, pero nada más.
-Tienes razón. Cuándo llegue a la casa, todo estaba como si hubieran arrancado, una televisión encendida y en la pieza de él unas notas en el suelo junto con una ropa. Ordene un poco y fui al supermercado a comprar algunas cosas para comer. Al llegar nuevamente a casa sentí bulla en el interior. Entre en silencio y al llegar a la pieza me encuentro con alguien.
-Que miedo...
-Demasiado. Dije en voz alta: “Hola, ¿quién eres, que haces acá?”. Al darme cuenta que era casi me dio un infarto.
-¿Quién era?
-Era un tipo, quién me consoló cuando recién llegue al pueblo. Si te conté esa historia
-Si, pero ¿Qué hacía ahí?
-Estaba viviendo con él. Lo peor de todo es que se metió con él para saber por qué yo me había escapado. Resulto que este tipo era bastante obsesivo con algunas cosas. Se metió donde no tenía. Me pregunto qué hacía en la casa.
-¿Qué le respondiste?
-Que simplemente esa era MI casa. Obviamente se espantó. No le dije nada del accidente. Cuento corto esa noche la pasamos bajo el mismo techo, al levantarme temprano en la mañana le pedí que tomara todas sus cosas y se mandara a cambiar. Nos pusimos a discutir por lo mismo
-¿Y qué más te dijo?
-me dijo que lo había aprendido a querer, a lo que le respondí: “¿a quererlo? Por favor, aprendiste a querer su dinero. Tú no eres nadie, así que por favor Lárgate de MI casa, si no quieres que llame a la fuerza pública, o ¿quieres que te saque a paradas?”. Pesco una ropa que tenia la echo en un bolso, mientras me gritaba con los ojos llenos de lagrimas: “¿ya se te olvido lo que tú me hiciste, ya se te olvido que fui yo quien te ayudo cuando estabas mal?”
-...
-Le respondí: “¡Yo nunca te busque y tampoco pedí tu ayuda, así que por favor lárgate!, tomo sus cosas y se fue.
-Que complicada la situación. Pero conociéndote, no ibas a dejar que invadieran tu espacio. Tú eres bastante territorial en algunas ocasiones.
-Eso es verdad mí querido amigo, por lo mismo me ha traído bastantes problemas. Creo que no lo fuera tanto, nada de todo esto hubiera pasado.
-Tarde o temprano iba a pasar, y eso Tú lo sabes, ¿acaso ya se te olvido cuando nos drogábamos? Él no sabía que tú lo hacías.
-...
-Por lo que veo y me logro dar cuenta esos meses en el campo te han hecho bien, has aprendido a madurar y tomar las cosas con mas seriedad, sin tanta tontera en la nariz.
-Y tú... ¿ya no lo haces?
-De esa vez que me saco la cresta no lo he hecho, incluso al de tueno esa vez lo pateé a los dos días de ese incidente.
Siguieron caminando hasta llegar a la estación. El tren estaba a punto de salir.
-Bueno mi querido amigo, debo regresar a la capital. Cuando este allá pasare por tu casa para ver si esta todo en orden.
-No te preocupes, cambie la chapa de la puerta una vez más, aparte la clave de alarma. Por ese lado no hay problema. Espero que me vuelvas a ver ahora que sabes dónde estoy viviendo.
-Lo haré. Ahora ya no podrás seguir siendo un ermitaño como hasta hace 2 meses atrás.
-Cuídate mucho
-Tú también cuídate y a él también, claro está eso.
-Lo haré
Sonó el pitido del tren anunciando su partida. El amigo de la capital subió y tomo posición en su asiento, no miro hacia abajo, pero se notaba como corrían algunas lágrimas por su rostro. Caminado de vuelta por la alameda, rumbo al hospital, la llovizna comenzó a aumentar, las gotas de agua ya se hacían cada vez más evidente. El frío y el viento siguieron su rumbo creciente. De pronto un estruendo hizo temblar el cielo oscuro de esa tarde. Suena su celular y al contestar era la voz del enfermero de turno pidiéndole que se fuera lo más rápido posible. Algo había pasado... pero al pedir más información otro estruendo le remeció los tímpanos. La llamada se corto de forma imprevista dejándolo con la incertidumbre de lo que sucedía en esos momentos en aquel recinto.

jueves, febrero 22, 2007

Historia 17: Bosques De Libertad.

Él se encontraba en el living del hogar sentado sobre uno de los sillones mas cómodos de la casa, bajo sus brazos se apreciaba un bloc de notas y un lápiz tinta, escribiendo una carta a escondidas de su nuevo compañero. El destinatario era su gran amor en el sur...
Ya estando en mi nuevo hogar podré lograr lo que he deseado hace tanto tiempo, ser feliz, pero a que costo. El tener que sacrificar mi libertad por tener un lugar decente donde poder vivir. No volveré atrás, ya es muy tarde para mí. Aunque no lo quise ya le he tomado bastante aprecio, bueno es inevitable, a pesar que tiene sus mañas al igual que yo y todo el mundo que nos rodea en esta eterna infinidad de planeta, no se muy bien que pensara de mi, tal vez que soy un descarado por invadir su territorio, pero él fue quien empezó, con sus miradas en la clínica, sus visitas, sus regalos y toda lo que pedía, dejando de lado hasta su propia mujer (la cual por lo demás está loca, pero solo un poco), pero en fin son las cosas de la vida. Amigo, desde que me dieron de alta aun no se muy bien que hacer con mi vida, la verdad no sé si volver al sur o quedarme acá, pero si me quedo no sé si seguir con esto o migrar a la casa de mis familiares aunque no quiero perder mi libertad, tu sabes a lo que me refiero, me restringirían los horarios y todas esas cosas además ya soy bastante adulto y en cierto grado maduro, aunque pienses lo contrario.
Espero que estas letras no te causen más problemas con tú pareja. No quiero meterme más en sus problemas, pero a veces es necesario que te des cuenta de lo que sentí y aún siento por ti, prefiero escribirlo antes que verte o llamarte, porqué sería caer nuevamente en lo mismo y no estoy dispuesto a hacerlo, a menos que sea junto a ti.
Después de unos momentos de estar en silencio se dio cuenta que estaba atrás de él viéndole en completo silencio, hice como si recién estuviera entrando a la habitación. Escondió sus escritos muy rápido para que no me diera cuenta lo que estaba pasando. Después de deshacerse en excusas tomo las hojas y las guardo en su bolsillo. Pero pasado los días logre encontrar sus escritos, obviamente los leí. No pude evitar derramar unas lágrimas sobre ese papel. No me lo explicaba, traté de hacer todo lo correcto, en ningún momento cometí los mismos errores de la vez anterior, le di todo lo que me pidió, pero ante este pequeño verdugo no puedo hacer más. Me hizo sentir vivo una vez más, pero esto ya no tiene vuelta atrás.
Una tarde en la cual salí mas temprano de mi trabajo me dirigí a mi hogar, sin avisarle absolutamente nada de nada, por fortuna no había nadie en casa, lo que me dio rienda suelta para lograr lo que pensé al derramar las últimas lágrimas sobre ese papel. Busque entre sus objetos para encontrar las direcciones de sus amigo en el sur, por sorpresa mía había toda una agenda con números de teléfonos, correos electrónicos hasta que locomoción tomar para llegar al destino. Tomé mi maleta con un poco de ropa improvisada, aparte de mis cachivaches de costumbre. Me embarque hacia el sur a buscar la base de todo este problema, que de una u otra forma también me afectaba, lo llame a la casa y le avisé que tenía una reunión urgente con uno de los ingenieros en el norte de Chile, no quise entrar en detalles para no despertar mayor sorpresa, eso si que esta vez tome unas consideraciones más, como por ejemplo el horario de la alarma y bloqueo de tarjetas de crédito. Me trató de hacer mas preguntas pero le respondía diciéndole: “No te escucho bien, la señal se pierde, cuando llegue te llamo” después corté la llamada.
Al mirar el mapa sólo faltaban unos kilómetros para llegar a mi destino. La carretera se perdía ente la inmensidad del bosque, al mirar hacia uno de los costados me llamó la atención una casa muy bella en medio de ese paisaje tan hermoso, me hizo acordar de uno de los sueños que tenía mi ex pareja: Vivir en medio de la naturaleza del sur. Pero era solo un sueño. Mientras manejaba y faltaba menos para mi llegada pensaba demasiado, todavía no sabía que hacer, seguir con mi plan o solo averiguar que es lo que había sucedido. Al pestañar sentí un inmenso golpe y un ruido que me ensordeció. Perdí el control y fui a dar a una de las zanjas del camino. Al abrir los ojos nuevamente no entendí muy bien lo que pasó, baje del auto y sólo lo observé. Atónito por lo sucedido trate de echar a correr el motor, pero este estaba muerto, al igual que dos de los neumáticos. Sin poder hacer mas vi mi celular, para más mala suerte, no tenía señal, mi única opción era caminar hasta la casa que había visto unos metros atrás.
Mareado con un dolor de cabeza y piernas terrible, y sangrando por la cabeza logre hacer camino hasta llegar a esa casa para pedir ayuda, al golpear la sorpresa fue mucho más grande, tanto así que termine en el suelo desmayado.

miércoles, febrero 07, 2007

Historia 16: El Corazón Late Entre Las Cenizas.

En esos momentos no me importó morir de amor, pero cuando las cosas ya no daban más. . . lo tuve que hacer. Esas tardes en las cuales ya nada podía ser mejor, esas tardes en las cuales tienes tiempo de sobra, esas tardes en las cuales crees que la hora pasa muy lentamente y puedes realizar todo lo que no pudiste en la semana (desde dormir una eternidad hasta ir al supermercado observar toda la variedad de productos que tienen a tú disposición), esas tardes en las cuales no deseas llegar a tu hogar ya que lograste escapar de él, de la soledad en la cual te encontrabas y tu única compañía son esas moscas rezagadas, pasa lo que menos te esperas.


Al salir del supermercado subí a la locomoción, por cierto, esa que se demora una eternidad a la casa, la que se pasea por todas las poblaciones habidas y por haber. ¿El por qué de esa decisión? Muy sencillo, necesitaba ver a la gente, darme cuenta que hay personas que están peor o mejor que uno. La locomoción, por cierto andaba muy rápido. Se detuvo bruscamente frente una señalética de transito. Solo cerré los ojos y sentí el impacto de un objeto sobre la parte lateral del micro. Al abrir los ojos el panorama era bastante brusco. Los pasajeros del automóvil que nos impactó estaban destrozados. Al llegar la ambulancia y luego que nos tomaran la respectiva declaración nos dejaron ir (por lo menos a los que no nos había pasado mas allá de un golpe en la cabeza). Una vez en tierra nuevamente y dispuesto a retomar el camino de regreso a casa me pareció ver una cara conocida unos metros más allá. Al hacer memoria y volver a mirar, la persona ya no estaba.


Una vez fuera de mi hogar y dispuesto a volver a mi gran compañera (la soledad y las moscas rezagadas) me percaté que la luz del interior de la sala estaba encendida – no recuerda haberla apagado – me di un auto sermón por el uso inadecuado de la energía eléctrica, pero al gira el cerrojo de la puerta me di cuenta que alguien más estaba en mi hogar. Muy despacio dejé las bolsas en el suelo y cogí mi celular mandando la señal de SOS a la empresa de seguridad y alarma. Ingrese muy cauteloso y tome la posición de combate, estaba con la adrenalina por las nubes, no recuerdo haber sentido esa sensación desde ese encuentro tan desdichado. Sentía mi pulso y mi respiración muy agitados. El ruido de las bolsas en el exterior y una ráfaga de viento que atravesó mi espalda. Giré y mande un golpe seco a lo que me soplaba. Desafortunadamente sólo golpeé un jarrón que tenia en una de las mesas. Cuando este cayó y se hizo añicos escuché la risa de otra persona. Mi cara de sorpresa fue bastante cómica para el invitado sorpresa.


-No sabía que conocías de las artes marciales – dijo sentado en el diván desde la oscuridad de la otra pieza.
-Y tú. . . ¿Qué haces acá, como lograste entrar?
-Se te quedaron algunas cosas y decidí traértelas en persona.

-Pero eso, hace tiempo que lo daba por perdido.
-Pues no, se te quedaron en la mesa de la sala la última vez que fuiste.
-De ese entonces hasta ahora ya han pasado bastante tiempo.
-Unos 6 meses.
-¿Cuándo saliste?
- Hace unas semanas, trate de comunicarme contigo, pero como sabes en ese lugar no dan información acerca de sus “Clientes”.
-Bueno eso es verdad. ¿Y cómo supiste mi dirección?
-Bueno eso se lo pregunte a tu mujer, no sabia que habías estado casado.
-Si, lo estuve, pero ya no.
-Según lo que ella me dijo lo estuviste por segunda vez.
-Ya te lo dije, ya no lo estoy, y no lo estaré nunca más.
-¿Por qué dices eso?
-No crees que son muchas preguntas para este recibimiento, además soy yo quién las debería hacer.
-Está bien. Responderé todo lo que quieras, pero con sólo una condición. . .
-¿Cuál condición?
-Que me dejes alojar acá esta noche.


En eso llegó el móvil de la alarma a la casa, preguntaron que había pasado, después de disculparme con ellos por el mal entendido entré nuevamente para seguir la conversa. Pero mi corazón aun saltaba, pero ya no era por el susto de creer que me estaban robando, sino que uno de mis anhelos se estaba volviendo realidad, no de la mejor forma o como yo había esperado, pero se estaba cumpliendo. Esta vez el corazón nacía entre las cenizas para volver a latir.